Lo que va a ser la semana más difícil del Hércules en la temporada acaba de empezar. El gran batacazo del domingo en casa (0-4 ante Osasuna) ha desembocado en la peor crisis institucional desde el ascenso. Las aguas vienen revueltas, y el club es el que tiene que responder ahora a las dudas y al enfado de los aficionados.
Lo primero y más urgente es buscar un nuevo entrenador. Esteban Vigo, que rompió su margen de error con la goleada en el último partido, pagó los platos de una desastrosa segunda vuelta. No hubo rencor, de todos modos, en el jerezano, y al despedirse de la plantilla el lunes mismo manifestó su objetivo de que el Hércules se mantenga “por el bien de todos”.
Los nombres para posibles sustitutos están saliendo a la palestra y descartándose a un ritmo vertiginoso. Se ha hablado de Hugo Sánchez, Víctor Muñoz y Juan Carlos Mandiá, que ha tenido que ser eliminado de la lista por trabas de la federación, que no permite su ficha al haber entrenado ya este año al Tenerife. A día de hoy, Djukic, el exjugador del Deportivo, es el que parece mejor situado para colocarse en el banquillo blanquiazul.
No solo la situación del entrenador es la que hay que resolver esta semana. La Liga sigue, y un equipo con problemas e inestabilidad está condenado a no salir del pozo. La plantilla, muy tocada anímicamente, ha reconocido su parte de culpa en la situación actual del equipo –recordemos que el Hércules se ha colocado ya último en la tabla y lleva más de 1000 minutos sin marcar fuera de casa-.
Paco Peña, uno de los veteranos, ha dicho que “los jugadores somos más culpables que Esteban, pero así es el fútbol”, echando un capote a su exentrenador. Otro de los pesos pesados, Rufete, ha apuntado directamente a la responsabilidad de los jugadores manifestando que “en estos momentos difíciles se ve muy claro quién tira del carro y quién no”.
Y Calatayud también ha hablado, como uno de los capitanes, defendiendo el comportamiento de la afición. El portero ha dicho que los pitos del domingo “él también los hubiera hecho”. Por tanto, los jugadores, al menos, están reconociendo su culpa y dando un ejemplo de profesionalidad.
La afición es la que está sufriendo y la que teme que se repita la historia. Que el Hércules, después de tantos años luchando por subir a Primera, baje al año siguiente como le pasa siempre. Y para que esto no ocurra, esta semana será decisiva. Los más altos estamentos del club tienen que responder por todos ellos, y por la historia del Hércules.