Proyectos como el iniciado recientemente por el Mallorca, deben ser una fuente de inspiración en el camino añorado por muchos de lograr el ansiado hogar amarillo.
Casi siete años han pasado ya desde que abandonáramos el estadio insular. Tiempo más que de sobra para poder valorar con algo de criterio que nos ha aportado el nuevo estadio en la vida del club.
Hemos ganado en amplitud, en capacidad, en instalaciones más modernas. Cosas que son de cierta lógica cuando te mudas a un estadio nuevo.
Pero también hemos perdido cosas. Hemos perdido a mucha afición fiel, que no va al nuevo recinto por lejanía, por no gustarle, y por otros motivos variados. Hemos perdido también la magia que el insular otorgaba, con esa cercanía al campo, con una comunión público-jugadores como pocos equipos han tenido, hemos perdido cánticos, reclamos y proclamas que parecen haberse quedado en el ruinoso insular.
También podríamos decir que hemos perdido un fortín, donde nos hacíamos muy fuertes en casa, y donde los árbitros no estaban tan "comodos" para pitarnos.
En definitiva, si ponemos en una balanza lo que hemos ganado y perdido, seguramente ganaría lo negativo.
Es por ello, que uno no pueda evitar pensar que Las Palmas merece algo mejor que el frío Estadio de Gran Canaria, y que la magia del añorado insular pueda volver a retornar en un nuevo recinto que realmente hiciera honor a lo que fué un día el de ciudad jardín.
Todos sabemos que conseguir ese camino en el EGC parece poco menos que imposible. El recinto es de propiedad pública. Las Palmas tiene que pedir las llaves cada semana para poder entrar en el. Y cada vez que el club ha tratado de plantear alguna propuesta a los organismos públicos, estos han solido dar evasivas o el famoso "ya veremos".
Es por ello, que no puedo ocultar mi gran interés, ante el interesante proyecto que el Mallorca quiere hacer para salir de una situación parecida a la nuestra.
Resulta sorprendente el enorme parecido en ambos casos. De dos clubs isleños y que también dejaron sus estadios emblemáticos para irse a jugar a un multiusos en las afueras de la ciudad.
Ahora, el Mallorca afronta un proyecto para retornar a su antiguo estadio. En donde intenta dejar en manos privadas la financiación del mismo, en una idea que está siendo acojida con mucho entusiasmo en la isla mallorquina.
Este proyecto también debería ser puesto en estudio por los directivos amarillos. La construcción de un nuevo estadio, que también implicara una zona comercial y de ocio, podría ser la llave para que capital privado pudiera afrontar el coste del proyecto, a cambio de que explotaran posteriormente, la zona comercial en cuestión.
El Mallorca buca capital extranjero para su proyecto, aprovechando el potencial turístico de la isla. Un camino que Las Palmas también debería poner en práctica, y que tan poco solemos hacer desgraciadamente.
El actual Estadio de Gran Canaria, solo es un lugar de paso en el peregrinar amarillo a su nuevo hogar. Todos los caminos deben ir encaminados a la construcción de un futuro estadio propio, que permita al club buscar la ansiada autofinanciación por diferentes vías y medios, que pondría al alcance un recinto amarillo.
Mientras; lo justo para todos, sería que el EGC se le diera un uso encaminado al disfrute de todos como obra pública que es, y que se le explote como recinto multiusos, con muchas actividades a su alcance.
Pero creo firmemente en la viabilidad de aplicar el proyecto del Mallorca en Las Palmas, en la búsqueda de capital privado extranjero para que asuma el coste de la obra, y en poder hacernos ese nuevo insular que tanto soñamos los amarillos, que aspiramos a nuestro ansiado hogar.
No se puede negar, que llegar a la Liga BBVA sería un gran paso que ayudaría mucho a este objetivo. Pero existen los mecanismos adecuados para iniciar este proyecto incluso sin estar el club en dicha categoría.
Ahora solo falta que los actuales directivos o los que vengan si hay cambio de poder en el club a final de temporada, sepan ver la oportunidad, y se pongan manos a la obra tratando de adelantar el proyecto todo lo necesario.
Un nuevo estadio es posible, solo hace falta tener las mimas ganas e implicación que ponen otros en tratar de solucionar el mismo problema que tenemos aquí con un recinto frío, poco acojedor, y en donde Las Palmas siempre parece jugar en campo neutral más que local.
El futuro estadio insular está más cerca de lo que pensamos, más de lo que imaginamos, tratemos de hacerlo realidad, por el bien de todos los amarillos.