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María Xosé Martínez

Veintiocho jornadas después...

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...volvimos a vivir la magia del fútbol desde que al Barcelona no le tose ningún equipo, y con razón, ya que los blaugranas están a otro nivel que el resto de los equipos de la Liga y ésta se estaba empezando a convertir en algo monótono. Por lo menos, en los puestos de cabeza.

Antes un encuentro del Barça frente al Depor, Atlético de Madrid o Valencia tenía su miga, ahora no, es un toma y daca de los de Guardiola. Pero este domingo, por fin pudimos disfrutar de un encuentro emocionante. Por lo menos, para los que no elegimos entre Barcelona o Madrid pero nos gusta el fútbol, y nos era necesario poder ver fútbol de calidad, pero entre dos equipos.

El encuentro entre Sevilla y Barcelona del pasado domingo tuvo de todo: goles anulados, jugadas polémicas y mucha intensidad. Un empate que igual puede dejar indeferente a los dos clubes, pero para el espectador fue un lujo.

El Sevilla cuajó una segunda parte brillante y a un nivel que no estaba demostrando en esta temporada todavía. Los cambios realizados por Manzano tras el descanso dieron otra mordiente al equipo.

No entiendo muy bien los criterios de Manzano al hacer el once titular, pero si tengo que decir que hay dos cosas que no me gustan. Con la inminente salida de Luis Fabiano del club -una verdadera pena- creo que Kanouté, a menos que no pueda por problemas físicos, tiene un puesto en equipo titular, sí o sí. El domingo jugó con una serenidad impropia del encuentro. Y casi le quitó protagonismo al centrocampo del Barcelona, con lo que ello implica.

La otra, para mi gusto se la llevaría Diego Capel. No puedo con él. Me parece un jugador sobrevalorado e inflado por la prensa. El cambio por Perotti dio otro plus al encuentro, con más velocidad y como consecuencia se creó más peligro por esa banda.

En la cruz del Barcelona pondría a Piqué. Dirá lo que quiera pero no está, así de simple, no está. Un jugador que demostró que el puesto de central también puede ser elegante, ahora no se entera de una. Desde el gol de Barral en Gijón no hubo encuentro que no tuviera pifias considerables impropias del central culé.

Independientemente de todas estas cosas, nadie puede negar que para los y las que decidimos que el domingo no podría acabar sin saborear las mieles de la pura esencia del fútbol, nos fuéramos a la cama con la sensación de haber vivido la esencia del fútbol.

Veintiocho jornadas después...

María Xosé Martínez
Maria Xosé Martínez
martes, 15 de marzo de 2011, 11:36 h (CET)
...volvimos a vivir la magia del fútbol desde que al Barcelona no le tose ningún equipo, y con razón, ya que los blaugranas están a otro nivel que el resto de los equipos de la Liga y ésta se estaba empezando a convertir en algo monótono. Por lo menos, en los puestos de cabeza.

Antes un encuentro del Barça frente al Depor, Atlético de Madrid o Valencia tenía su miga, ahora no, es un toma y daca de los de Guardiola. Pero este domingo, por fin pudimos disfrutar de un encuentro emocionante. Por lo menos, para los que no elegimos entre Barcelona o Madrid pero nos gusta el fútbol, y nos era necesario poder ver fútbol de calidad, pero entre dos equipos.

El encuentro entre Sevilla y Barcelona del pasado domingo tuvo de todo: goles anulados, jugadas polémicas y mucha intensidad. Un empate que igual puede dejar indeferente a los dos clubes, pero para el espectador fue un lujo.

El Sevilla cuajó una segunda parte brillante y a un nivel que no estaba demostrando en esta temporada todavía. Los cambios realizados por Manzano tras el descanso dieron otra mordiente al equipo.

No entiendo muy bien los criterios de Manzano al hacer el once titular, pero si tengo que decir que hay dos cosas que no me gustan. Con la inminente salida de Luis Fabiano del club -una verdadera pena- creo que Kanouté, a menos que no pueda por problemas físicos, tiene un puesto en equipo titular, sí o sí. El domingo jugó con una serenidad impropia del encuentro. Y casi le quitó protagonismo al centrocampo del Barcelona, con lo que ello implica.

La otra, para mi gusto se la llevaría Diego Capel. No puedo con él. Me parece un jugador sobrevalorado e inflado por la prensa. El cambio por Perotti dio otro plus al encuentro, con más velocidad y como consecuencia se creó más peligro por esa banda.

En la cruz del Barcelona pondría a Piqué. Dirá lo que quiera pero no está, así de simple, no está. Un jugador que demostró que el puesto de central también puede ser elegante, ahora no se entera de una. Desde el gol de Barral en Gijón no hubo encuentro que no tuviera pifias considerables impropias del central culé.

Independientemente de todas estas cosas, nadie puede negar que para los y las que decidimos que el domingo no podría acabar sin saborear las mieles de la pura esencia del fútbol, nos fuéramos a la cama con la sensación de haber vivido la esencia del fútbol.

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