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Jennifer García Fuentes

¿Valores absolutos o valores relativos?

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Francia inicia una lucha por conseguir que Sudáfrica tenga un puesto permanente en el Consejo de Seguridad -algo que apoyo ya que sería el primer paso para dotar de algún sentido a esta institución. Pero nadie cede poder sin recibir nada a cambio, o eso parece demostrar Sarkozy cuando comienza a centrar sus esfuerzos en posicionarse como el socio europeo estratégico de Zuma. De ahí la visita del presidente sudafricano al país galo hace unas semanas, acompañado de representantes de su gobierno y también de destacados empresarios de su región.

¿Y qué pasa con España? ¡Aquí no vamos a ser menos! En nuestro país, nuestro amigo José Bono se reúne con Teodoro Obiang, el Consejero delegado de Guinea Ecuatorial. En las noticias sobre la reunión se observa cómo Bono, haciendo gala de su diplomacia, endulza los labios de su homólogo con unas palabras poco acertadas: “tenemos más cosas que nos acercan que nos distancian”.

Obviamente, empezando por todas las inversiones en sus países -petroleras, principalmente-, sin embargo nos distancia un pequeño detalle, la peculiar manera de legislar de Obiang, fan de las torturas políticas, las encarcelaciones y los robos de recursos públicos.

No se pueden obviar los últimos datos publicados sobre esta región: uno de los principales productores de crudo de África, PIB per cápita de 35.000$/año, esperanza de vida de 51 años y mortalidad infantil del 15%. Emplazado desde hace años en el puesto 117 en el IDH y con el 90% de su población viviendo con menos de dos dólares al día. Datos publicados, cada uno que sobreentienda lo que considere preciso. Mi idea: como siempre, nos une lo que nos interesa. Damos la espalda a países en las mismas condiciones, por no cumplir los estándares que
nosotros promulgamos, hasta que nos conviene tenerlo de amigo.

Se puede llegar a comprender el sentido de los viajes de cortesía de parlamentarios, ministros y demás representantes españoles a estos países. Diplomacia, de acuerdo. Pero lo que no se puede permitir es no tener una política exterior formada: atacamos, controlamos y denunciamos a algunos, mientras que apoyamos e intimamos con otros, iguales en esencia, pero diferentes en situación geográfica. Geopolítica, desde siempre, la clave: lo más importante es dónde estás y lo que tienes. Las palabras, palabras son, los hechos no las corroboran.

Observemos a Francia, el gran luchador por los derechos sociales, esperando que además de mantener y profundizar en sus relaciones bilaterales, consiga dotar a la Unión de una política exterior uniforme, constante y sobre todo, lógica.

Critico a España, por ser lo que nos ha tocado, pero ni Francia ni ningún otro país están libres de culpa; sólo hay que recordar el Premio UNESCO-OBiang por las Ciencias de la Vida. ¿No suena hipócrita? Un hombre conocido por acabar con la vida de todos sus opositores y por permitir que su pueblo muera poco a poco, da nombre y dinero -petrolífero, imagino- a un premio por la VIDA. Parece que nadie se percató de esta ironía.

¿Valores absolutos o valores relativos?

Jennifer García Fuentes
Jennifer García
martes, 15 de marzo de 2011, 09:51 h (CET)
Francia inicia una lucha por conseguir que Sudáfrica tenga un puesto permanente en el Consejo de Seguridad -algo que apoyo ya que sería el primer paso para dotar de algún sentido a esta institución. Pero nadie cede poder sin recibir nada a cambio, o eso parece demostrar Sarkozy cuando comienza a centrar sus esfuerzos en posicionarse como el socio europeo estratégico de Zuma. De ahí la visita del presidente sudafricano al país galo hace unas semanas, acompañado de representantes de su gobierno y también de destacados empresarios de su región.

¿Y qué pasa con España? ¡Aquí no vamos a ser menos! En nuestro país, nuestro amigo José Bono se reúne con Teodoro Obiang, el Consejero delegado de Guinea Ecuatorial. En las noticias sobre la reunión se observa cómo Bono, haciendo gala de su diplomacia, endulza los labios de su homólogo con unas palabras poco acertadas: “tenemos más cosas que nos acercan que nos distancian”.

Obviamente, empezando por todas las inversiones en sus países -petroleras, principalmente-, sin embargo nos distancia un pequeño detalle, la peculiar manera de legislar de Obiang, fan de las torturas políticas, las encarcelaciones y los robos de recursos públicos.

No se pueden obviar los últimos datos publicados sobre esta región: uno de los principales productores de crudo de África, PIB per cápita de 35.000$/año, esperanza de vida de 51 años y mortalidad infantil del 15%. Emplazado desde hace años en el puesto 117 en el IDH y con el 90% de su población viviendo con menos de dos dólares al día. Datos publicados, cada uno que sobreentienda lo que considere preciso. Mi idea: como siempre, nos une lo que nos interesa. Damos la espalda a países en las mismas condiciones, por no cumplir los estándares que
nosotros promulgamos, hasta que nos conviene tenerlo de amigo.

Se puede llegar a comprender el sentido de los viajes de cortesía de parlamentarios, ministros y demás representantes españoles a estos países. Diplomacia, de acuerdo. Pero lo que no se puede permitir es no tener una política exterior formada: atacamos, controlamos y denunciamos a algunos, mientras que apoyamos e intimamos con otros, iguales en esencia, pero diferentes en situación geográfica. Geopolítica, desde siempre, la clave: lo más importante es dónde estás y lo que tienes. Las palabras, palabras son, los hechos no las corroboran.

Observemos a Francia, el gran luchador por los derechos sociales, esperando que además de mantener y profundizar en sus relaciones bilaterales, consiga dotar a la Unión de una política exterior uniforme, constante y sobre todo, lógica.

Critico a España, por ser lo que nos ha tocado, pero ni Francia ni ningún otro país están libres de culpa; sólo hay que recordar el Premio UNESCO-OBiang por las Ciencias de la Vida. ¿No suena hipócrita? Un hombre conocido por acabar con la vida de todos sus opositores y por permitir que su pueblo muera poco a poco, da nombre y dinero -petrolífero, imagino- a un premio por la VIDA. Parece que nadie se percató de esta ironía.

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