En la liga del sube y baja, el Girona ha perdido en dos jornadas lo que tardó nueve en conseguir. Las caídas ante Recre y Betis han relegado a los de Agné a la octava posición, aunque los sitios de ascenso siguen cerca y otra buena racha devolvería los sueños a Montilivi.
El Girona perdió el sábado por segunda vez esta temporada en Montilivi, y con la derrota dejó también la zona de ascenso. Todo el mundo sabía que ese no era el objetivo prioritario y real de los de Agné, pero cuando el caramelo ha estado dentro de la boca cuesta de olvidar el sabor a dulce.
Lo de los gerundenses no es, sin embargo, una causa perdida. Y menos en esta liga. De la misma forma que dos derrotas pueden condenar a un equipo, con una victoria todo puede llegar a solucionarse. Y es que esta temporada se está viviendo el baile de posiciones más emocionante de los últimos años, tanto en la parte alta com en la zona de descenso.
Dos encuentros a cero
La preocupación principal del Girona debe ser ahora retomar el camino del buen juego. En los dos partidos en los que ha caído, el factor común es uno: los rojiblancos no han marcado. Y aquí la lógica predomina. Si no hay gol, es muy difícil sumar.
Ante el Recre y el Betis, los de Agné no ha podido gozar del balón como tanto le gusta. La posesión del balón es básica para que los Jandro, Peragón y Despotovic, prácticamente desaparecidos desde hace dos semanas, generen el peligro habitual. Ya sea por un mal día o porque el agua lo impedía, en las últimas jornadas el Girona no se ha asociado con su principal arma, el balón.
Los saques de esquina, asignatura pendiente
Rubén Castro sentenció la jornada pasada un partido que solo se podía solucionar de una forma, a balón parado. El del bético fue el duodécimo gol concedido por el Girona desde el banderín de córner esta temporada. Y muchos de ellos han costado puntos importantes.
Contra el Betis el gol de Castro le valió los tres puntos. En Tenerife, los gerundenses cedieron el 3-3 final en un saque de esquina en el minuto 92'. Ante Celta y Salamanca (1-1 en ambos casos), los tantos visitantes también llegaron en un córner. Y en el Benito Villamarín, en la primera vuelta, los dos goles del 2-1 final llegaron de la misma forma. Es sin duda algo sobre lo que trabajar, y junto con el reencuentro con el gol, el Girona puede volver a soñar con un playoff de ascenso.