Quizá porque se alinearon los planetas, o seguramente porque es fruto del buen trabajo, el Nàstic de Tarragona acabó la última jornada cuatro puntos por encima de los puestos de descenso. Un hecho casi imposible hace unos meses pero que demuestra que en el fútbol, como en la vida, todo puede pasar.
28 jornadas son las que se llevan disputadas en la Liga Adelante y, quién lo iba a decir, son las que ha tardado el aficionado grana en disfrutar una semana de tranquilidad. Con todas las letras. Una semana en la que por fin se puede permitir un tropiezo porque el colchón de puntos así lo asegura. Una semana en la que se puede preparar el partido ante el Barcelona B con la certeza de que se pueden lograr los tres puntos del Mini Estadi. Aunque el rival esté que se salga y aunque se dispute en terreno enemigo. Ahora, demostrado que nada es imposible, todo puede ocurrir con el equipo de Oliva.
Morán, en el partido de ida. (www.gimnasticdetarragona.cat)
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Precisamente el entrenador ilerdense es el que debe mantener la tensión en sus hombres. Una de las cosas que han dado la vuelta a la tortilla de la situación ha sido estar gran parte del ejercicio metido en el pozo. El factor sorpresa ha fusilado a muchos rivales que se medían a los tarraconenses como si de un trámite se tratara. Así, curiosamente, los que más mal lo han pasado enfrentándose al Nàstic han sido conjuntos destinados a pelear por el ascenso, acostumbrados a ver al resto por encima y que, de buenas a primeras, se han topado con el orgullo de los de Tarragona.
Este fin de semana llega el filial culé, con el que ya se logró un meritorio empate a uno en el encuentro de ida. Hay que tener cuidado porque los blaugrana se han convertido en un par de semanas en una auténtica apisonadora de rivales, goleando en Los Pajaritos al Numancia y haciendo lo propio ante el Tenerife. Pensándolo fríamente, los de Luis Enrique no se juegan nada. Están en la zona de arriba, pero sin posibilidades de ascender. Y bajar, viendo como está la zona baja, sí que no está en los planes del destino. La cuestión es que hay que dejarse la piel y no dejarse intimidar por unos colores o un escudo, ya que si alguien puede presumir de historia en esto del fútbol es el Nàstic.