La Unión Deportiva Salamanca ha resucitado. Tras su histórica racha de malos resultados ahora mira al futuro con mayor optimismo y, sin duda, con más tranquilidad
Los seguidores de éstas columnas (gracias a todos) habrán ido viendo cómo semana a semana el panorama en Salamanca se iba volviendo cada vez más y más negro hasta el punto de pasar en unas semanas de puesto de playoff a descenso.
Sin ir más lejos, en mi anterior columna el equipo acumulaba 13 partidos sin ganar y los aficionados ya discutían si era viable sobrevivir económicamente en Segunda B. Dos semanas después, el equipo gana y ha dejado el pozo de la categoría de bronce a cuatro puntos.
Por aquí se está viendo más que nunca eso de que el fútbol es un estado de ánimo, ahora el equipo va razonablemente mejor pese a que el fútbol tampoco ha mejorado en exceso. Pepe Murcia, nuevo entrenador, está basando su éxito en hacer del equipo un bloque serio atrás, como demuestra el haber dejado la portería a cero tras 16 partidos sin hacerlo con Óscar Cano.
Además del estrictamente clasificatorio, el valor de las dos victorias es de oro por el cambio de mentalidad que pueden traer. En los últimos partidos de la racha negativa el equipo estaba hundido y era debil ante el más minimo contratiempo. Ahora es de esperar que con un cierto margen de error los jugadores puedan hacer su labor sin el agobio y la urgencia de semanas anteriores.
Por último, destacar a la sufrida afición charra, que demostrando una paciencia sin precedentes, animó sin descanso al equipo en los malos momentos, algo que sin duda puede ser clave en la salvación del equipo, ya que si los aficionados hubieran dado la espalda, quizá la situación se hubiera tornado insostenible.