El Albacete necesita un auténtico milagro para eludir el descenso de categoría.
Si hace tan solo unas semanas la afición albaceteña desprendía ilusión ante la llegada del hombre que evitó la debacle la temporada pasada, David Vidal, a día de hoy, esa ilusión se ha tornado en desesperanza y sólo los más optimistas creen en el milagro de la salvación.
Echando un vistazo a la tabla clasificatoria, el alma de cada uno de los albaceteños que siguen a su equipo cae a sus pies. El equipo manchego ocupa la penúltima posición sólo por delante de su rival del próximo sábado, la Ponferradina. Datos tan objetivos como el número de victorias o los goles a favor dejan bien a las claras el verdadero potencial de este Albacete.
Actualmente, el conjunto entrenado por David Vidal cuenta con 25 puntos repartidos en cinco victorias, diez empates y trece derrotas. En total, 28 encuentros disputados en los que el Albacete sólo ha sido capaz de anotar 19 goles, o lo que es lo mismo, 0.67 por partido. Paupérrimas cifras para un equipo que quiere continuar perteneciendo a la liga de fútbol profesional y es que para lograr el milagro de la salvación, el Alba debería obtener, como mínimo, los mismos puntos que ha conseguido hasta ahora. Es decir, en catorce partidos que faltan por disputar, se habrían de conseguir 25 puntos si ciframos la hipotética salvación en 50.
El año pasado, David Vidal entrenó al Albacete Balompié durante catorce jornadas en las que obtuvo 23 puntos, lo que muchos consideraron como números de ascenso. Pues bien, este año, cuando a día de hoy quedan esas mismas catorce jornadas el Alba necesita una cantidad cercana de puntos a la que obtuvo el año pasado, cuando no más. Un auténtico milagro si tenemos en cuenta que durante los cuatro primeros partidos del gallego al frente de este nuevo Albacete sólo ha logrado obtener dos puntos con unos números tan pobres como dos goles a favor, obtenidos ambos, ante rivales que no acabaron con todos sus hombres en el campo.
El denominado efecto Vidal parece no dar sus frutos esta temporada y muy pocos albaceteños creen en las verdaderas posibilidades de su equipo.
En definitiva, este Albacete necesita algo más que trabajo y buen hacer para volver a estar el próximo año en la liga Adelante. Una derrota ante la Ponferradina el próximo sábado podría ser la puntilla para un equipo que ha deambulado como alma en pena por la segunda división, en los últimos cuatro o cinco años.