En el Ciutat de Valencia se constató lo que todos sabemos: que con tantas bajas es imposible
Viaje a Valencia para ver al Espanyol ante el Levante. 30 autocares. 2000 personas. Diferentes todas ellas, unidas por un sentimiento. Y un resentimiento contra el azar, los músculos cascados y la suerte, esquiva con quien no se lo merece. Quedan 11 jornadas de impacto para un equipo que roza la pre adolescencia y al que las lesiones y alguna que otra venta le están rompiendo una temporada utópica, más allá de las esperanzas y la fe lógica. Y aun así, sextos y en Europa League.
Del once tipo que Pochettino articuló (o pensaba configurar) al inicio de temporada, es decir, Kameni; Mattioni, Forlín, Ruíz, Dídac; Márquez, Baena, De la Peña o Verdú, Luis García, Callejón y Osvaldo, en el encuentro ante el Levante sólo participaron cuatro de esos pronosticables titulares. Ante una situación tan adversa, ya han debutado 15 desgarbados del filial, entre los que destaca Vázquez. Pero con eso no es suficiente.
El choque ante el Deportivo este domingo se antoja único y clave. Único porque es una oportunidad inmejorable para lograr tres puntos en cierto modo asequibles, además de que el equipo recuperará a Osvaldo, Márquez y quien sabe si Forlín. Y clave, porque de conseguir los tres puntos, la presión por Europa pasará a manos tanto de Athletic como Sevilla como Atlético.