Apenas cuatro días han sido suficientes para igualar las dos derrotas ligueras que el Celta de Vigo acumulaba a lo largo de esta campaña. Un par de encuentros que han exterminado la ventaja de cuatro puntos al frente de la tabla, y que completan una semana nefasta para los celtiñas.
La derrota más dolorosa, por inesperada, fue en campo propio. El gol de Roberto volvió a dejar en evidencia la capacidad de reacción del equipo, y la victoria oscense se fraguó a base de orden defensivo y errores locales a la hora de rematar. No era el mejor aperitivo para el banquete de Alcorcón.
Las rotaciones no han dado los resultados esperados (celtavigo.net)
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El equipo madrileño fue el encargado de apartar a los gallegos de la Copa del Rey este año, y lejos de permitir una venganza, los de Anquela despojaron del liderato a un Celta nuevamente negado con el marcador en contra. Menos seis en un par de jornadas y el Rayo a dos puntos.
En Santo Domingo se vio a las dos piezas maestras del equipo en le banquillo. De Lucas y Trashorras fueron dosificados con resultados poco rentables. La acumulación de encuentros parecía endulzar la arriesgada apuesta de Herrera, pero mirando por el retrovisor, las vacaciones de ambas estrellas han salido excepcionalmente caras.
Toca respirar y coger perspectiva. Olvidarse de las palabras y centrarse en los objetivos. Jornada 28. Segundo puesto. Nada más tiene importancia. Las derrotas son inevitables en un calendario infernal, pero la gran prueba celeste consiste en llegar de la mano del ascenso directo a las últimas jornadas ligueras. Allí vendrá de golpe un batallón de favoritos. Atacarles desde la cima se antoja imprescindible.