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Ruth Marcus

Un esfuerzo de una vez

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WASHINGTON - Mike Huckabee hizo una gran argumentación en defensa del matrimonio homosexual.

El otrora y puede que futuro candidato presidencial Republicano no lo pretendía así, por supuesto. En la práctica, estaba condenando la decisión del Presidente Obama de dejar de defender la constitucionalidad de la Ley de Defensa del Matrimonio, que prohíbe que el gobierno federal reconozca los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Huckabee, participando en un encuentro organizado por el Christian Science Monitor, criticaba a Obama por permanecer "claramente ajeno a la opinión pública". Esta afirmación es discutible - Huckabee citó los 33 estados en los que los electores han aprobado medidas legislativas para prohibir el matrimonio homosexual; los sondeos recientes muestran a la opinión pública dividida de forma homogénea - en la misma medida que irrelevante.

Si presidente y Departamento de Justicia consideran que el Capítulo 3 de la ley es inconstitucional - que yo creo que sí, por motivos explicados más abajo -- los sondeos son tan insignificantes como lo habrían sido a tenor de la abolición de la segregación en los centros escolares públicos en 1954.

La parte más interesante de la defensa de Huckabee fue su giro argumental inmediato e ilógico relativo al "impacto palpable de los hogares rotos".

Señalaba "un déficit paterno de 300.000 millones de dólares en América cada año. Esa es la cantidad de dinero que gastamos como contribuyentes para recoger los fragmentos porque el cabeza de familia es negligente a la hora de cumplir sus deberes y no educa a sus hijos ni financia sus necesidades... Uno de los motivos que me llevaron a la conclusión no son razones evangélicas. Fue ver un montón de dinero que gastamos como administración destinado a recoger los fragmentos de personas cuyas vidas se rompen porque sus familias son disfuncionales o están destrozadas".

Pasamos al Gobernador Daniel Patrick Moynihan. "Él entendió la realidad económica de los hogares rotos", decía Huckabee.

Menos porque... ¿esto no era una argumentación en contra del matrimonio homosexual, y no a favor?

A menos que usted crea que la ausencia del derecho al matrimonio va a impedir tener descendencia a gays y lesbianas -- y no parece ser el caso -- tendría que estar celebrando sus deseos de constituir uniones estables y someterse a obligaciones legales claras. Gays y lesbianas reclaman el derecho a evitar el mismo mal social que condena Huckabee.

Viendo el mundo a través del prisma Huckabeano, la maniobra del presidente lo deja en manos de los estados. Después de todo, Obama dice que la administración federal va a respetar de ahora en adelante la definición del matrimonio que tenga cada estado -- incluso si incluye el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Si bien Huckabee pronuncia, aunque sin darse cuenta, una defensa del matrimonio homosexual, el presidente del Supremo John Roberts ofrece un sólido precedente para que Obama no defienda la constitucionalidad del código.

Como dijo el fiscal general Eric Holder en su escrito explicando el cambio de postura, los homosexuales "han sufrido episodios de discriminación" y "un creciente consenso científico acepta que la orientación sexual es un rasgo que es inmutable".

Esos factores someterían los reglamentos que discriminan según orientación sexual a "los estándares de constitucionalidad", mismo caso de las distinciones basadas en el sexo. Según este rasero, defender el código obligaría a la administración a demostrar que la discriminación está "vinculada de forma sustancial a un importante objetivo de la administración". No hay ninguno, falso vínculo de Huckabee aparte.

El interrogante jurídico más peliagudo es si el presidente tenía motivos para dar el extraordinario paso de negarse a defender un código federal. "No podemos dejar que los presidentes decidan las leyes que son constitucionales y las leyes que no", decía el Senador Scott Brown, Republicano por Massachusetts. "Esa es la función del poder judicial, no del ejecutivo".

El poder judicial tendrá la última palabra, y el presidente se comprometió a implantar el código mientras tanto. Aún así, no querrá que esto pase mucho. Yo no quiero que pase esto si un presidente Republicano es invitado a defender la nueva reforma sanitaria. Debería ser, como ha escrito el anterior asistente del fiscal Seth Waxman, "una medida poco frecuente y extraordinaria".

Lo que me lleva a Roberts, siendo letrado de la oficina del asistente del fiscal durante la administración George H.W. Bush. Roberts no sólo se negó a defender un programa promulgado que daba preferencia a los aspirantes de minorías a la hora de obtener licencias de emisión -- presentó un recurso instando a los magistrados a tumbarlo.

Las acciones del presidente son más comedidas -- y están más justificadas. El código ha cambiado significativamente desde que se tramitara la Ley de Defensa del Matrimonio en 1996. Allá por entonces, el tribunal había fallado que los estados podían tipificar las conductas homosexuales. En los años transcurridos desde entonces, los magistrados han revocado aquel fallo. Numerosas salas de justicia han encontrado amparo constitucional a los derechos de los homosexuales.

"Cuando una medida legislativa ha sido desafiada, el ayudante de la fiscalía normalmente actúa por defecto", escribe Waxman. En este caso, Obama fue prudente al no dejarle.

Un esfuerzo de una vez

Ruth Marcus
Ruth Marcus
martes, 1 de marzo de 2011, 07:47 h (CET)
WASHINGTON - Mike Huckabee hizo una gran argumentación en defensa del matrimonio homosexual.

El otrora y puede que futuro candidato presidencial Republicano no lo pretendía así, por supuesto. En la práctica, estaba condenando la decisión del Presidente Obama de dejar de defender la constitucionalidad de la Ley de Defensa del Matrimonio, que prohíbe que el gobierno federal reconozca los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Huckabee, participando en un encuentro organizado por el Christian Science Monitor, criticaba a Obama por permanecer "claramente ajeno a la opinión pública". Esta afirmación es discutible - Huckabee citó los 33 estados en los que los electores han aprobado medidas legislativas para prohibir el matrimonio homosexual; los sondeos recientes muestran a la opinión pública dividida de forma homogénea - en la misma medida que irrelevante.

Si presidente y Departamento de Justicia consideran que el Capítulo 3 de la ley es inconstitucional - que yo creo que sí, por motivos explicados más abajo -- los sondeos son tan insignificantes como lo habrían sido a tenor de la abolición de la segregación en los centros escolares públicos en 1954.

La parte más interesante de la defensa de Huckabee fue su giro argumental inmediato e ilógico relativo al "impacto palpable de los hogares rotos".

Señalaba "un déficit paterno de 300.000 millones de dólares en América cada año. Esa es la cantidad de dinero que gastamos como contribuyentes para recoger los fragmentos porque el cabeza de familia es negligente a la hora de cumplir sus deberes y no educa a sus hijos ni financia sus necesidades... Uno de los motivos que me llevaron a la conclusión no son razones evangélicas. Fue ver un montón de dinero que gastamos como administración destinado a recoger los fragmentos de personas cuyas vidas se rompen porque sus familias son disfuncionales o están destrozadas".

Pasamos al Gobernador Daniel Patrick Moynihan. "Él entendió la realidad económica de los hogares rotos", decía Huckabee.

Menos porque... ¿esto no era una argumentación en contra del matrimonio homosexual, y no a favor?

A menos que usted crea que la ausencia del derecho al matrimonio va a impedir tener descendencia a gays y lesbianas -- y no parece ser el caso -- tendría que estar celebrando sus deseos de constituir uniones estables y someterse a obligaciones legales claras. Gays y lesbianas reclaman el derecho a evitar el mismo mal social que condena Huckabee.

Viendo el mundo a través del prisma Huckabeano, la maniobra del presidente lo deja en manos de los estados. Después de todo, Obama dice que la administración federal va a respetar de ahora en adelante la definición del matrimonio que tenga cada estado -- incluso si incluye el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Si bien Huckabee pronuncia, aunque sin darse cuenta, una defensa del matrimonio homosexual, el presidente del Supremo John Roberts ofrece un sólido precedente para que Obama no defienda la constitucionalidad del código.

Como dijo el fiscal general Eric Holder en su escrito explicando el cambio de postura, los homosexuales "han sufrido episodios de discriminación" y "un creciente consenso científico acepta que la orientación sexual es un rasgo que es inmutable".

Esos factores someterían los reglamentos que discriminan según orientación sexual a "los estándares de constitucionalidad", mismo caso de las distinciones basadas en el sexo. Según este rasero, defender el código obligaría a la administración a demostrar que la discriminación está "vinculada de forma sustancial a un importante objetivo de la administración". No hay ninguno, falso vínculo de Huckabee aparte.

El interrogante jurídico más peliagudo es si el presidente tenía motivos para dar el extraordinario paso de negarse a defender un código federal. "No podemos dejar que los presidentes decidan las leyes que son constitucionales y las leyes que no", decía el Senador Scott Brown, Republicano por Massachusetts. "Esa es la función del poder judicial, no del ejecutivo".

El poder judicial tendrá la última palabra, y el presidente se comprometió a implantar el código mientras tanto. Aún así, no querrá que esto pase mucho. Yo no quiero que pase esto si un presidente Republicano es invitado a defender la nueva reforma sanitaria. Debería ser, como ha escrito el anterior asistente del fiscal Seth Waxman, "una medida poco frecuente y extraordinaria".

Lo que me lleva a Roberts, siendo letrado de la oficina del asistente del fiscal durante la administración George H.W. Bush. Roberts no sólo se negó a defender un programa promulgado que daba preferencia a los aspirantes de minorías a la hora de obtener licencias de emisión -- presentó un recurso instando a los magistrados a tumbarlo.

Las acciones del presidente son más comedidas -- y están más justificadas. El código ha cambiado significativamente desde que se tramitara la Ley de Defensa del Matrimonio en 1996. Allá por entonces, el tribunal había fallado que los estados podían tipificar las conductas homosexuales. En los años transcurridos desde entonces, los magistrados han revocado aquel fallo. Numerosas salas de justicia han encontrado amparo constitucional a los derechos de los homosexuales.

"Cuando una medida legislativa ha sido desafiada, el ayudante de la fiscalía normalmente actúa por defecto", escribe Waxman. En este caso, Obama fue prudente al no dejarle.

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