NUEVA YORK - Ahora sería muy buen momento para ser viñetista. O tal vez no. Como lamentaba con frecuencia el difunto Doug Marlette, "¿Cómo se hace una viñeta de una viñeta? Vivimos en 'Viñetolandia'".
Por otro lado, a veces sólo un personaje de dibujos animados sirve. Casi no hay forma de tratar con seriedad las idas y venidas de la capital de Viñetolandia, Washington, D.C.
Digamos simplemente que los bastidores de la selección de actores están a rebosar.
Si los hombres han dominado históricamente las tablas, las mujeres los están desplazando. Y están dando la vuelta a los arquetipos familiares como a un calcetín.
La liberación de la mujer funcionó de formas que nunca nos pudimos imaginar. Las feministas de la izquierda, que quemaban su sujetador e insistían en que se las escuchara, son hoy una figura descolorida que se pregunta en qué momento salieron mal las cosas. La hija que engendró tiene muchos números para ser Republicana - una supermamá de varios vástagos a los que da el pecho y lleva armas, que condena al gobierno por ser "niñera" y dice a los hombres que se comporten como tales.
Para añadir sal a la herida, también es probable que sea considerada un "pivón" por los caballeros que pasan cerca mirando con admiración, contemplando a sus mujeres mostrar un par de cosas sobre ser "muy mujer".
No nos hace falta dar el nombre de la reina de esta cla pujante de aspirantes, que no se dignarían llamarse feministas aunque ciertamente lo son. Si "Esa Que Sabemos" no logra nada más en su vida, habrá popularizado una nueva imagen femenina que mueve a hombres y mujeres por diferentes razones.
Entre otros trucos tradicionalmente femeninos, la nueva mujer muy mujer se ha apropiado de los símbolos y los accesorios de los hombres y los hizo suyos. Practica el tiro y juega sin escrúpulos. Al mismo tiempo, ha tratado con dureza las cuestiones femeninas, pulcramente envueltas en papel rosa irónico, y las coloca cuidadosamente en una estantería forrada de papel de flores.
Realmente lo sabe hacer todo, y no le queda nada de lo que quejarse. Es precisamente la razón de que resulten tan molestas. La Doña Perfecta con Delantal sólo ha cambiado de accesorios y lleva un arma enfundada en lugar de un pañuelo de encaje, aunque es probable que lleve uno también. Ser femenina y dura a la vez es el ardid femenino definitivo.
En los últimos días, Viñetolandia ha brindado un vistazo a la forma en que se interpretan estos nuevos papeles.
En una escena, vemos a Michelle Obama y a la Congresista Republicana Michele Bachmann peleando como damas a cuenta nada menos que (redoble de tambores) la lactancia materna.
La primera dama quiere animar a las mujeres a amamantar a sus vástagos como forma de combatir la obesidad infantil, entre otras cosas, ofreciendo desgravaciones por compra del equipo necesario para extraer la leche para cuando mamá está lejos del bebé. Bachmann, señalando que ella amamantó a sus cinco hijos, se burla de la idea como una manifestación más del estado niñera.
Sí, damas y caballeros, a este extremo hemos llegado.
Al otro extremo de la ciudad, en el comité CPAC de acción política conservadora donde los Republicanos conservadores cortejan a los hijos de sus amigos con vistas a los sondeos, la activista de 19 años Regis Giles causa sensación con su llamamiento a que las mujeres se armen como defensa.
Giles, cuyo padre es Doug Giles, un popular locutor conservador/ columnista/ artista/ cazador, es la versión de "Esa que Sabemos" de la Generación X, la Y y hasta la Z. Segura de sí misma y atractiva, no se anda con chiquitas a la hora de mostrar su pasión por abatir animales grandes. Tiene una web llamada "Girls Just Wanna Have Guns" y pronto será protagonista de un reality llamado "Impulso Primario".
Giles utilizó una lanza una vez para matar a un jabalí que peleaba con uno de sus perros de caza. Apuñaló a la bestia en el corazón, una muerte limpia que resultó en un perro aliviado.
Una cosa es matar un bisonte a distancia con un rifle de precisión. Otra es acercarse a un jabalí y matarlo a mano con un palo. No hay muchas que tengan ese valor y a propósito, se comió su pieza. Eso es todo lo que hay que decir al respecto, aunque yo le pregunté lo que llevaba puesto, cosa que instintivamente sabía sería decorosa. Giles no perdió ripio: "Pantalones de pitillo con bolsillos y una camiseta de tartán escocés muy bonita".
No es un salto hiperbólico observar que mostrar las credenciales conservadoras de una en estos tiempos exige cierta dosis de hazañas y cierta familiaridad con las armas. Si no puede poner carne en la mesa, puede que necesite que su mujer lo haga.
Pregunté a Giles por eso, también. Dijo que no iba a hacer declaraciones. Es quien es, después de todo. Una mujer joven que se abre camino en un mundo de mujeres muy mujeres. Que la vieja guardia se pelee por la mejor manera de amamantar a sus vástagos.