Tras la incorporación del técnico gallego, el mismo que logró la salvación in extremis la temporada pasada, el albacetismo ha recuperado la esperanza de ver a su equipo, otro año más, en la liga de fútbol profesional.
A pesar de no haber logrado más que un empate en el primer partido de su nueva andadura manchega, David Vidal sigue siendo, a ojos de su afición, el principal activo con el que cuenta el Albacete para lograr la permanencia.
Una vez más, el preparador afincado en Cádiz vuelve a asumir una difícil misión.
David Vidal es un entrenador acostumbrado a lidiar con estas situaciones límite. Sus últimos trabajos, todos ellos en esta liga Adelante, han sido de esta guisa. Sin ir más lejos, como ya hemos dicho, su último equipo fue este Albacete Balompié del que salió con todos los honores.
Sin embargo, ni siquiera haber tenido números de ascenso en sus catorce partidos al frente del Alba fue suficiente para que sus peticiones económicas se vieran cumplidas. La profunda crisis en la que se encuentra el equipo manchego, inmerso en plena ley concursal hizo apostar al consejo que dirige Rafael Candel por un entrenador de perfil medio, más acorde a la situación económica del club, como Antonio Calderón.
Finalmente, tras una campaña marcada por los malos resultados y ante el temor de que la poca afición que todavía le es fiel a su equipo le diese definitivamente la espalda, esta directiva, de marcado carácter populista, ha decidido tirar por el camino más fácil, olvidándose de las mismas restricciones que a principio de temporada pusieron freno a la renovación del hombre que hoy ocupa el banquillo manchego. Otro gasto innecesario más (en este caso, el contrato de Calderón) que se suma a la larga lista de errores de este consejo de administración.
Aún así, la parroquia albaceteña parece dispuesta a olvidar los desmanes de esta temporada. Rocambolescas historias como la tan manida de Asen, el que por cierto se llevó una sonora ovación del Carlos Belmonte el pasado sábado, han caído en el olvido con la llegada del tan ansiado Vidal. El gallego dejó un poso tan profundo en Albacete la temporada pasada que su sola presencia ha devuelto la ilusión y hace que el consejo de administración que lo contrató vuelva a gozar del beneplácito de su afición.
No obstante, en esta ocasión no hay margen de error. Un nuevo fallo en la elección del timonel que deba reconducir este barco a la deriva en que se ha convertido el Albacete Balompié desde hace unos años, puede desembocar en los abismos de segunda división B e incluso en la desaparición del club.
Escaso rendimiento de los fichajes invernales
En otro orden de cosas, tras ser el principal animador del último periodo de fichajes, parece que el Albacete no ha acertado a la hora de realizar sus últimas incorporaciones. De hecho, en el último partido, más de la mitad de esos refuerzos no fueron ni siquiera convocados por David Vidal. Tan solo Balboa, al que Vidal sustituyó en una incomprensible decisión en el minuto 41 de partido, Calle y Cherfa, que también fue sustituido, fueron de la partida. Parece claro, a tenor del pobre rendimiento que todos ellos están dando a su nuevo equipo que vamos a asistir, un año más, a un mal mercado invernal. Lejos quedan los años en los que los refuerzos de Enero en verdad mejoraban el equipo. Incorporaciones como las de Jandro, Delporte o Iván Helguera que en épocas pasadas ayudaron al cuadro manchego a cumplir sus objetivos durante los últimos meses de competición parecen impensables a día de hoy.