Desde su debut se postulaba como jugador franquicia del conjunto charro, y la temporada pasada se convirtió en el jugador que todos esperabamos. Sin embargo, ésta temporada la suerte no está de su lado
Debutó en Segunda la última jornada de la campaña 2006-2007, pero de forma testimonial, la temporada siguiente fue Juan Ignacio Martínez quien de verdad le dio confianza. Durante sus dos primeros años no rayó a un gran nivel por los problemas físicos, a la postre gran lastre de lo que va de carrera deportiva, pero el año pasado se destapó.
Toti se estaba marcando un auténtico temporadón la campaña pasada que no pasó desapercibida para equipos de mayor entidad que el charro, de hecho se habló del interés de Betis o Espanyol, y el mismo Barcelona le hizo una oferta reconocida en verano para jugar en su filial. A la vista estaba un salto económico y deportivo en la vida de este canterano.
En ese punto llegó un gran dilema para él. La Unión, su Unión, se jugaba la vida en las últimas jornadas cuando sufrió la siempre incómoda pubalgia. Demostrando su unionismo, se infiltró para poder disputar las últimas 10 jornadas, y posteriormente se supo que haciéndolo se jugó su plenitud física futura y por tanto su carrera.
El equipo salvó la cabeza, pero Toti tuvo que pasar por el quirófano tras el final de campeonato, y tras trabajar 5 meses en la sombra para volver a los campos, todavía sigue sin encontrar su sitio en el equipo ni la verticalidad que atesora como jugador.
Ahora que ha vuelto a caer lesionado, aunque sea de escasa importancia, es el momento de reclamar que se le devuelva a Toti todo el cariño que ha dado a la entidad, ya que su compromiso ha sido superior a lo meramente contractual, y empujarle entre todos para que vuelva a ser el gran jugador que demostró la temporada pasada.