Las últimas tablas conseguidas contra Las Palmas despiertan al Villarreal B del maravilloso sueño en el que, desde hace un mes, vivía sumido tras encadenar cuatro triunfos y mantener la portería a cero durante 415 minutos. Sin lugar a dudas, el mejor momento del filial amarillo desde su llegada a Segunda División.
Ni siquiera los registros conseguidos el año pasado se pueden comparar con los números de esta campaña. Un recién llegado Paco Herrera tan sólo contaba con un total de 37 puntos (4 menos que actualmente), ocupando la sexta plaza de la clasificación por la quinta que ocupa en estos momentos.
No obstante, si el ‘Mini Submarino’ hubiera sacado los tres puntos en su visita a Canarias, se podría haber colocado en el cuarto puesto debido al empate que también cosechó el Granada, que manda en la tabla respecto al equipo de Javi Gracia por el ‘gol average’. Esta hazaña únicamente la ha logrado el ‘mister’ del absoluto Juan Carlos Garrido durante sus andanzas por el filial.
Pero un problema de bajas inesperadas pasó factura a los intereses del conjunto levantino el sábado por la tarde. Los problemas físicos que arrastraban tanto el guardameta Vicente Flor como los laterales Ángel y Héctor engordaron la lista de ausencias junto a Marcos Gullón, Wakaso Mubarak y el portero titular Diego Mariño, que fueron llamados a las filas del primer equipo.
Y por aquí fue por dónde murió la racha del Villarreal B. Tanto la baja de Wakaso como, si me apuras, la de Mariño pasaron prácticamente desapercibidas debido en gran parte al trabajo realizado por el arquero canterano Segovia, que tuvo una actuación más que elogiosa. Sin embargo, el vacío que dejó el capitán en el centro del campo afectó, y no poco, al juego del filial.
Desafortunadamente, un joven Nico no estuvo a la altura del nivel creador de Gullón, por lo que la transición del balón comenzó tempranamente a desviarse hacia los costados impidiendo la sorpresa con balones en profundidad a la búsqueda de Nicki Bille o Hernán Pérez. Además, se pudo observar un equipo mucho más desordenado en el Estadio de Gran Canaria de lo que nos tiene acostumbrados con el capitán madrileño sobre el césped.
Aun así, no se vino con las manos vacías en su regreso al la península. Un punto mucho más importante de lo que parece. Porque habrá llegado el fin de una racha, pero comienza el despertar de un conjunto que empieza a hacerse fuerte entre los grandes de la categoría de plata. Ya sólo quedan 9 puntos para conseguir el objetivo primordial del Villarreal B: la permanencia matemática.