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Alberto Mendo

Euforis, las justas

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La vida es cuestión de etapas. Tras una mala siempre llega una mejor, aunque algunas veces suceda que las circunstancias llevan a uno cuesta abajo y sin frenos. Todo esto es extrapolable al deporte. Es difícil, casi imposible, mantenerse arriba sin tener al menos un tropiezo. Que se lo digan a Alberto Contador, que lleva más de medio año montado en una montaña rusa: de la euforia por lograr su tercer Tour de Francia pasó a la angustia por la sospecha de dopaje y, después, a la tristeza al ver cómo se cuestionaba toda su carrera. Sin embargo, cuando más cerca parecía la sanción, que le hubiera quitado el triunfo en la pasada ronda gala, recibió el apoyo inesperado de los políticos... y la absolución de la Federación Española.

Muchos han criticado estos días que la clase política se haya involucrado en este asunto. A mí tampoco me gusta que esta esfera se mezcle con la deportiva. Sin embargo, creo que su respaldo ha sido imprescindible para decantar la balanza a favor de Contador. El escenario sería ahora completamente distinto si el presidente Zapatero, entre otros, no hubiera expresado públicamente su confianza en la honestidad del corredor. Si acaso, cabe preguntarse por qué este gesto con Contador y no con otros; puede que pronto veamos a los deportistas haciendo cola a las puertas de La Moncloa. Gracias o pese a esto, el madrileño ha podido regresar a la competición. Este fin de semana, de nuevo, se ha sentido ciclista y con la impresión de que puede volver a estar en lo más alto, siempre que los organismos deportivos internacionales no pongan obstáculos. Euforias, la justas. Al menos, hasta que su absolución sea firme. Respecto a la credibilidad que aún ponen en duda muchos en el extranjero, se la tendrá que volver a ganar Contador con el paso del tiempo, con títulos y no viéndose involucrado en más líos de este tipo.

Que la vida es un tiovivo es algo que también podemos aplicar al fútbol. Los equipos modestos pasan de coquetear con el descenso una temporada a pelear por los puestos europeos en la siguiente. En el caso de los dos grandes, a los años de gloria les suceden otros de sequía. Por eso, hizo bien Guardiola en advertir hace unos días de que la racha del Barcelona no durará siempre, subrayando que una etapa de tanta bonanza es “lo excepcional” y no “lo normal”. El técnico azulgrana ha hecho bien poniéndose la tirita tras la derrota ante el Arsenal, por si se confirma la eliminación en Champions. La victoria ante el Athletic de Bilbao ha dejado en “pausa” su crisis de febrero; dentro de nueve días descubriremos si se queda en nada o toca preocuparse.

No ha sido casualidad que la cuesta de febrero del Barcelona se haya producido justo después de la de enero del Real Madrid. Siempre que uno sube, el otro baja; hasta ese punto se necesitan y se complementan. Muchos aficionados blancos soñaron despiertos el sábado, cuando su equipo se quedo a sólo 2 puntos del liderato. Algunos incluso, por imaginar, hasta pensaron en un triplete. Euforias, las justas. Es posible pero aún improbable. Si la montaña rusa madridista sigue en ascenso o se estanca lo dictaminará este martes el Olympique de Lyon.

Euforis, las justas

Alberto Mendo
Alberto Mendo
lunes, 21 de febrero de 2011, 08:08 h (CET)
La vida es cuestión de etapas. Tras una mala siempre llega una mejor, aunque algunas veces suceda que las circunstancias llevan a uno cuesta abajo y sin frenos. Todo esto es extrapolable al deporte. Es difícil, casi imposible, mantenerse arriba sin tener al menos un tropiezo. Que se lo digan a Alberto Contador, que lleva más de medio año montado en una montaña rusa: de la euforia por lograr su tercer Tour de Francia pasó a la angustia por la sospecha de dopaje y, después, a la tristeza al ver cómo se cuestionaba toda su carrera. Sin embargo, cuando más cerca parecía la sanción, que le hubiera quitado el triunfo en la pasada ronda gala, recibió el apoyo inesperado de los políticos... y la absolución de la Federación Española.

Muchos han criticado estos días que la clase política se haya involucrado en este asunto. A mí tampoco me gusta que esta esfera se mezcle con la deportiva. Sin embargo, creo que su respaldo ha sido imprescindible para decantar la balanza a favor de Contador. El escenario sería ahora completamente distinto si el presidente Zapatero, entre otros, no hubiera expresado públicamente su confianza en la honestidad del corredor. Si acaso, cabe preguntarse por qué este gesto con Contador y no con otros; puede que pronto veamos a los deportistas haciendo cola a las puertas de La Moncloa. Gracias o pese a esto, el madrileño ha podido regresar a la competición. Este fin de semana, de nuevo, se ha sentido ciclista y con la impresión de que puede volver a estar en lo más alto, siempre que los organismos deportivos internacionales no pongan obstáculos. Euforias, la justas. Al menos, hasta que su absolución sea firme. Respecto a la credibilidad que aún ponen en duda muchos en el extranjero, se la tendrá que volver a ganar Contador con el paso del tiempo, con títulos y no viéndose involucrado en más líos de este tipo.

Que la vida es un tiovivo es algo que también podemos aplicar al fútbol. Los equipos modestos pasan de coquetear con el descenso una temporada a pelear por los puestos europeos en la siguiente. En el caso de los dos grandes, a los años de gloria les suceden otros de sequía. Por eso, hizo bien Guardiola en advertir hace unos días de que la racha del Barcelona no durará siempre, subrayando que una etapa de tanta bonanza es “lo excepcional” y no “lo normal”. El técnico azulgrana ha hecho bien poniéndose la tirita tras la derrota ante el Arsenal, por si se confirma la eliminación en Champions. La victoria ante el Athletic de Bilbao ha dejado en “pausa” su crisis de febrero; dentro de nueve días descubriremos si se queda en nada o toca preocuparse.

No ha sido casualidad que la cuesta de febrero del Barcelona se haya producido justo después de la de enero del Real Madrid. Siempre que uno sube, el otro baja; hasta ese punto se necesitan y se complementan. Muchos aficionados blancos soñaron despiertos el sábado, cuando su equipo se quedo a sólo 2 puntos del liderato. Algunos incluso, por imaginar, hasta pensaron en un triplete. Euforias, las justas. Es posible pero aún improbable. Si la montaña rusa madridista sigue en ascenso o se estanca lo dictaminará este martes el Olympique de Lyon.

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