El empate del fin de semana pasado en el reyno de Navarra cortó una racha de tres derrotas consecutivas y mantiene a una prudencial distancia al Osasuna, rival directo en la lucha por la permanencia. Pese a sumar un punto, la diferencia del Mallorca con la zona de descenso se redujo y en la isla las calculadoras sacan humo, conscientes del complicado calendario que llega.
El Mallorca, como la mayoría de equipos de la liga, suma gran parte de sus puntos en su estadio. La temporada pasada el Iberostar Estadi fue un fortín sobre el que se asentó el buen rendimiento del equipo, y en la presente está siendo también un buen vivero de puntos. Pero existe cierta preocupación en el seno del club debido a las dudas que ha despertado el conjunto de Laudrup últimamente y los rivales que tienen que visitar Son Moix.
Este próximo lunes empieza la hora de la verdad del Mallorca en su campo, con la visita de un equipo al alza, el Athletic de Bilbao. El siguiente encuentro de local será frente al Barça y todavía tendrán que venir Valencia, Sevilla, Villarreal y Atlético. Seis enfrentamientos en los que será complicado sumar puntos y que dejan con la etiqueta de vitales las visitas de Getafe y Zaragoza.
Los bermellones ocupan una cómoda undécima posición en la tabla con 28 puntos y el objetivo de aquí a final de temporada se ha situado en lograr un total de 42, que servirían para certificar la permanencia. Esto significa que todavía le quedan al equipo 14 puntos para llegar a ese umbral y habrá dos caminos para llegar a él. O vestirse con el mono de trabajo en casa y sacar adelante los partidos complicados o resolver los enfrentamientos directos en la península.
Dando por hecho que se ganará a Zaragoza y Getafe (que ya es mucho suponer), todavía quedarían ocho puntos para que salgan las cuentas. Dos victorias y dos empates que habría que sumar frente a los grandes de la liga en casa o en salidas a terrenos de juego donde los equipos se jugarán lo mismo que los baleares: seguir un año más en primera división.