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Andrés Ramos

Las siete vidas de Robert Kubica

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El pasado domingo nos sobrecogía a todos la noticia del espeluznante accidente sufrido por Robert Kubica durante la disputa de un rally cerca de la localidad italiana de Génova. En medio de la confusión inicial, nos llegaban informaciones de que se temía incluso por su vida. Después, la preocupación pareció centrarse en su mano, que corría el riesgo de ser amputada, pero finalmente, tras casi siete horas en el quirófano, respiramos aliviados al conocer que la intervención había ido bien y que lograría recuperarse.

Eso sí, siendo por supuesto lo menos importante, el año que viene el polaco no podrá participar en el Mundial de Fórmula 1. En muchas ocasiones se oye esa expresión de que algunos “están hechos de otra pasta” y ese parece ser el caso de Kubica, al que le ha podido, quizás de forma irresponsable, su pasión por este deporte.

Y es que el piloto de Renault exigió a la escudería francesa una cláusula por la que le permitieran disputar otras competiciones de motor, algo totalmente prohibido para la mayoría de pilotos. Y también para muchos deportistas, cuyo contrato les impide practicar deportes de riesgo como el esquí, paracaidismo, motociclismo o automovilismo.

El domingo Kubica volvió a nacer… otra vez. Y es que en el Gran Premio de Canadá de 2007 salió inexplicablemente ileso de un espectacular accidente. Uno de esos que ves una y otra vez y no logras entender cómo se puede salir con vida de ahí. Pero esa es la paradoja, en un rally menor o incluso conduciendo por carretera, las consecuencias de cualquier choque son siempre muchísimo peores. Precisamente, la casualidad quiso que ese mismo escenario, el circuito de Montreal, fuera el lugar donde sólo un año más tarde el de Cracovia lograra su primer triunfo en el ‘Gran Circo’.

Sin duda, la ausencia de Kubica se notará en el próximo campeonato. El polaco es un piloto con talento y de estar en uno de los tres ‘grandes’ lucharía con plenas garantías por el título. Conocida su baja, Renault se enfrenta al difícil reto de sustituirle. En un principio, quizás más la ilusión que la realidad, había situado a Pedro Martínez de la Rosa en la quiniela de candidatos. Su experiencia y condición de probador de Pirelli le avalaba, pero desde la escudería gala ya se han encargado de echar por tierra las esperanzas del catalán. El brasileño Bruno Senna, el italiano Vitantonio Liuzzi o el alemán Nick Heidfeld se convertirá en el sustituto de Kubica.

Hubiera sido un justo premio para De la Rosa. Una oportunidad inmejorable para un piloto que merece desde hace ya tiempo mejor suerte. Sin embargo, como en casi todo, y en especial en la Fórmula 1, el dinero manda y quien aporte con patrocinadores más ‘pasta’ a la escudería será la que se lleve el gato al agua.

Las siete vidas de Robert Kubica

Andrés Ramos
Andrés  Ramos
miércoles, 9 de febrero de 2011, 12:55 h (CET)
El pasado domingo nos sobrecogía a todos la noticia del espeluznante accidente sufrido por Robert Kubica durante la disputa de un rally cerca de la localidad italiana de Génova. En medio de la confusión inicial, nos llegaban informaciones de que se temía incluso por su vida. Después, la preocupación pareció centrarse en su mano, que corría el riesgo de ser amputada, pero finalmente, tras casi siete horas en el quirófano, respiramos aliviados al conocer que la intervención había ido bien y que lograría recuperarse.

Eso sí, siendo por supuesto lo menos importante, el año que viene el polaco no podrá participar en el Mundial de Fórmula 1. En muchas ocasiones se oye esa expresión de que algunos “están hechos de otra pasta” y ese parece ser el caso de Kubica, al que le ha podido, quizás de forma irresponsable, su pasión por este deporte.

Y es que el piloto de Renault exigió a la escudería francesa una cláusula por la que le permitieran disputar otras competiciones de motor, algo totalmente prohibido para la mayoría de pilotos. Y también para muchos deportistas, cuyo contrato les impide practicar deportes de riesgo como el esquí, paracaidismo, motociclismo o automovilismo.

El domingo Kubica volvió a nacer… otra vez. Y es que en el Gran Premio de Canadá de 2007 salió inexplicablemente ileso de un espectacular accidente. Uno de esos que ves una y otra vez y no logras entender cómo se puede salir con vida de ahí. Pero esa es la paradoja, en un rally menor o incluso conduciendo por carretera, las consecuencias de cualquier choque son siempre muchísimo peores. Precisamente, la casualidad quiso que ese mismo escenario, el circuito de Montreal, fuera el lugar donde sólo un año más tarde el de Cracovia lograra su primer triunfo en el ‘Gran Circo’.

Sin duda, la ausencia de Kubica se notará en el próximo campeonato. El polaco es un piloto con talento y de estar en uno de los tres ‘grandes’ lucharía con plenas garantías por el título. Conocida su baja, Renault se enfrenta al difícil reto de sustituirle. En un principio, quizás más la ilusión que la realidad, había situado a Pedro Martínez de la Rosa en la quiniela de candidatos. Su experiencia y condición de probador de Pirelli le avalaba, pero desde la escudería gala ya se han encargado de echar por tierra las esperanzas del catalán. El brasileño Bruno Senna, el italiano Vitantonio Liuzzi o el alemán Nick Heidfeld se convertirá en el sustituto de Kubica.

Hubiera sido un justo premio para De la Rosa. Una oportunidad inmejorable para un piloto que merece desde hace ya tiempo mejor suerte. Sin embargo, como en casi todo, y en especial en la Fórmula 1, el dinero manda y quien aporte con patrocinadores más ‘pasta’ a la escudería será la que se lleve el gato al agua.

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