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Se asoman los primeros síntomas de bajón general y llega el peor rival posible. El todopoderoso Real Madrid atracará en el fortín de Cornellá con todas sus naves, incluído el buque negro Adebayor. Todo un desafío ante una de las bestias negras del Espanyol.
El efecto Himalaya. Cubrir con solvencia toda la parte de la montaña y fallar cuando estás a punto de coronar el pico. La regularidad del Espanyol: superar a todos sus rivales menos a los punteros.
Esta está siendo una temporada chapeau. De quitarse el sombrero y bajar la rodilla. No nos cansaremos de decirlo. La revista Don Balón, por ejemplo, publicaba esta semana un notable reportaje enfocado en el equipo a partir de su arquitecto y las piezas base: la cantera, los jugadores fichados y comprometidos y la colonia argentina.
Pero siempre hay un pero. La buena racha de todo no consigue aumentarse toda vez que se enfrentan a rivales de mayor enjundia. Barça, Villarreal, Valencia y Madrid les han superado. En juego y en resultados. Cosa lógica, por otra parte. Sin embargo, este hecho no repercutiría en el equipo de no tratarse de una contradicción: ¿acaso se puede aspirar a dónde se está si no puedes competir con los tiburones de la liga?
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
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