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Una trabajadora musulmana de la municipalidad de Frankfurt abandona su puesto de trabajo como rechazo a la medida

Dos estados alemanes ensayan la prohibición del burka

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El conflicto entre Estado y religión está viviendo un nuevo episodio en los Estados federados alemanes de Hessen y Niedersachsen (Baja Sajonia). Una trabajadora musulmana de 39 años, cuya vestimenta cotidiana es el burka –el vestido que cubre cuerpo y cara por completo–, decidió esta semana abandonar su puesto de trabajo ,en la administración de la ciudad de Frankfurt al estar en desacuerdo con sus superiores, que le informaron de la imposibilidad de acudir a trabajar con dicha vestimenta.

Pablo Hernández / Analista internacional

El democristiano Boris Rhein, ministro del Interior de Hessen, argumentó la decisión cuando el caso se filtró a los medios: “Los trabajadores del servicio público, especialmente aquellos que tienen contacto directo con la gente, no se deben cubrir”, afirmó Rhein. Por su parte, Ismail Tipi, representante de la CDU en el parlamento regional y miembro de la comisión parlamentaria sobre integración, echó un capote a su compañero de partido al afirmar que el burka “es un símbolo de la opresión y privación de derechos de la mujer”.

Además de Hessen, en la Baja Sajonia se piensa instaurar una prohibición similar, según afirma Uwe Schünemann (CDU), ministro del Interior de dicho Estado federado: "No hay lugar para el burka en la administración pública". El apoyo a la prohibición no es privativo de las instancias públicas regidas por la democracia cristiana, como demuestra Stephan Weil, alcalde socialdemócrata de Hannover (capital de la Baja Sajonia), quien declaró que una prohibición del burka sería bienvenida en su Estado si se refiere a los empleados de las administraciones públicas.

Los alemanes apoyan la prohibición
Según una encuesta de la revista FOCUS, un 75% de la ciudadanía alemana apoya la prohibición en lugares públicos, frente a un 20% que se muestra contrario a esta medida. FOCUS también recoge las declaraciones del diputado federal de origen turco Serkan Tören (FDP), quien es favorable a que la prohibición del burka se amplíe a todas las instancias públicas.

Este caso particular se enmarca en un conflicto que se está extendiendo por Europa a medida que la población musulmana crece y trata de no perder sus costumbres en un entorno desacostumbrado a ciertas prácticas. La tradición laica europea gana así un adversario, y tiene que aprender a lidiar con el Islam cuando todavía no ha logrado deshacerse por completo de la influencia que ejerce la religión cristiana –tanto católica como protestante– sobre la cosa pública. No olvidemos lo ocurrido en España cuando se aprobó la ley que prohíbe la exhibición de crucifijos en las escuelas públicas.

Dos estados alemanes ensayan la prohibición del burka

Una trabajadora musulmana de la municipalidad de Frankfurt abandona su puesto de trabajo como rechazo a la medida
Pablo Hernández Ramos
domingo, 6 de febrero de 2011, 13:33 h (CET)
El conflicto entre Estado y religión está viviendo un nuevo episodio en los Estados federados alemanes de Hessen y Niedersachsen (Baja Sajonia). Una trabajadora musulmana de 39 años, cuya vestimenta cotidiana es el burka –el vestido que cubre cuerpo y cara por completo–, decidió esta semana abandonar su puesto de trabajo ,en la administración de la ciudad de Frankfurt al estar en desacuerdo con sus superiores, que le informaron de la imposibilidad de acudir a trabajar con dicha vestimenta.

Pablo Hernández / Analista internacional

El democristiano Boris Rhein, ministro del Interior de Hessen, argumentó la decisión cuando el caso se filtró a los medios: “Los trabajadores del servicio público, especialmente aquellos que tienen contacto directo con la gente, no se deben cubrir”, afirmó Rhein. Por su parte, Ismail Tipi, representante de la CDU en el parlamento regional y miembro de la comisión parlamentaria sobre integración, echó un capote a su compañero de partido al afirmar que el burka “es un símbolo de la opresión y privación de derechos de la mujer”.

Además de Hessen, en la Baja Sajonia se piensa instaurar una prohibición similar, según afirma Uwe Schünemann (CDU), ministro del Interior de dicho Estado federado: "No hay lugar para el burka en la administración pública". El apoyo a la prohibición no es privativo de las instancias públicas regidas por la democracia cristiana, como demuestra Stephan Weil, alcalde socialdemócrata de Hannover (capital de la Baja Sajonia), quien declaró que una prohibición del burka sería bienvenida en su Estado si se refiere a los empleados de las administraciones públicas.

Los alemanes apoyan la prohibición
Según una encuesta de la revista FOCUS, un 75% de la ciudadanía alemana apoya la prohibición en lugares públicos, frente a un 20% que se muestra contrario a esta medida. FOCUS también recoge las declaraciones del diputado federal de origen turco Serkan Tören (FDP), quien es favorable a que la prohibición del burka se amplíe a todas las instancias públicas.

Este caso particular se enmarca en un conflicto que se está extendiendo por Europa a medida que la población musulmana crece y trata de no perder sus costumbres en un entorno desacostumbrado a ciertas prácticas. La tradición laica europea gana así un adversario, y tiene que aprender a lidiar con el Islam cuando todavía no ha logrado deshacerse por completo de la influencia que ejerce la religión cristiana –tanto católica como protestante– sobre la cosa pública. No olvidemos lo ocurrido en España cuando se aprobó la ley que prohíbe la exhibición de crucifijos en las escuelas públicas.

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