Pues resultó, muy a mi pesar, que Caparrós es una especie de adivino. Resultó tener razón cuando dudó de la casualidad con la que el sorteo hizo los emparejamientos de la Copa del Rey. Y por último, resultó y resulta ser ya una realidad que veremos tras 21 años, el desenlace en la competición real entre el Madrid y el Barça.
Lo terrible del caso es que tenemos que seguir aguantando las tonterías del técnico merengue. Aún con la resaca de las semifinales, Mou ya se está quejando de la fecha que se eligió para la final. No tiene remedio. Pero al margen de las polémicas estoy expectante por ver una final de tal calibre. El Sevilla se quedó con mal sabor de boca y no podrá defender su título. Tampoco se hizo merecedor de defenderlo. Personalmente me está resultando un equipo muy irregular y una mentira. La grandeza que podía tener se ha esfumado como el humo de los bares. Aún así, tiene mérito ganarle como lo hizo el equipo de Chamartín.
De todas formas si me tengo k decantar por algún ganador, no titubeo para decir que el Barcelona es mi favorito y creo que el de muchos. Pero por una sencilla razón. El pasado miércoles todo el mundo pudo presenciar la revalorización de los suplentes de los azulgranas. Ya puede ser Liga o Copa, que el Barça sigue con su tónica de 3 goles en adelante. Sus números asustan y la manita está muy presente todavía. Seguramente su encuentro de vuelta en la Liga será un simulacro previsto para encontrar la estrategia perfecta que anule al equipo rival. Pero si da un espectáculo de tal envergadura con los suplentes, ¿qué hará con los no suplentes? Pues lo demuestra cada fin de semana, que esta liga no la merece otro que no sean ellos y la copa se decidirá rápido. Su plantilla está perfectamente equilibrada, algo que le falla al Real Madrid desde hace años. Y lo que más temo que la solución no pasará por Adebayor…