Lo veníamos avisando. El mes de abril podía ser mortal. El Barça ya estaba en la gran final de Copa tras endosarle una manita al Almería en el Camp Nou y esperaba rival. Y el Real Madrid sufrió pero venció al Sevilla, por lo que será finalmente el equipo que acompañe a los catalanes en la lucha por el título copero. Sueñen.
De esta manera, el mundo entero podrá gozar de dos Barça-Real Madrid consecutivos. El 17 de abril ambos equipos se citan en el Santiago Bernabéu para disputar el choque liguero y, tan solo tres días después, se jugará la gran final de Copa. Pero ahí no queda la cosa, ya que si barcelonistas y merengues pasan ronda en la máxima competición, podrían verse las caras también en las semifinales de Champions. Dos partidos más en un mes de abril que puede ser de auténtico infarto. Veremos.
No se detengan aún. Porque la final copera también acarrea daños colaterales. Cuáles, se preguntarán. Pese a que aún no ha llegado el súmmum de la presente campaña, la temporada venidera arrancará con dos grandes Clásicos en forma de Supercopa. De regalo. Disfrútenlos.
Ahora, por lo pronto, toca pensar en el presente y decidir ubicación. La RFEF decidirá en consenso con ambos clubes el estadio en el que se jugará la final de Copa del Rey, un torneo que ha recobrado importancia gracias a los dos grandes de la Liga Española. Previsiblemente, por capacidad, Valencia es el lugar idóneo. Mestalla es un estadio viejo pero decente para acoger uno de los mayores acontecimientos deportivos.
Pero, ¿Por qué no el Bernabéu? El barcelonismo lo pide y le gusta. Le pone. Jugar la finalísima en el feudo blanco no sería un gran hándicap para unos futbolistas culés que sueñan con el triplete. El Madrid, mientras tanto, salvaría la temporada con este trofeo menor, ya que la Liga, dejándose los tres puntos en el Reyno de Navarro, parece prácticamente sentenciada.
Este sábado llega el Atlético de Madrid a la Ciudad Condal para reencontrar sensaciones. Con una afición enfurismada y un equipo en declive, Quique Sánchez Flores se juega el puesto en el peor escenario posible. Y ahí es cuando el 'Pupas' da auténtico miedo, ya que recibir a unos colchoneros heridos puede resultar peligroso. Suerte del sabio Pep, que por historia conoce que la visita de los rojiblancos no será un mero trámite.
Masche, sólo faltas tú
Entretanto, y como anécdota, cabe destacar que el barcelonismo está de enhorabuena. Después de 'mojar' Éric Abidal ante el Athletic en Copa, llegó el turno de los flamantes fichajes Adriano y Afellay. Ambos se estrenaron como goleadores en la pachanga disputada en los Juegos Mediterráneos ante el Almería, que se saldó con una contundente victoria azulgrana por 0-3. Incluso estos compromisos, sin la menor intensidad y emoción, también los gana el Barça. Cuestión de inercia.
De esta manera, el único futbolista de la primera plantilla culé que no ha celebrado un tanto es el argentino Mascherano, sin tener en cuenta a los guardamenta. El Jefecito aún está a tiempo de estrenar su casillero, pues conociendo la generosidad de sus compañeros probablemente logre cerrar el círculo de goleadores. Sin embargo, en Almería también hubo otra mala noticia: Bojan. La prensa ya se ensaña demasiado con un delantero que, mala suerte o no, erra lo imperdonable de cara a puerta. Una lástima su nerviosismo; sus ganas constantes por agradar le pasan una mala factura. Relajación, 'Petit Príncep'.
Por lo que concierne a la actualidad azulgrana, poco más. Que los suplentes tengan la misma dinámica que los pesos pesados del equipo no es ninguna novedad. Este equipo entrena, asume una dinámica de juego y la plasma en el tendido. Es una piña. No sorprende que el trivote formado por Masche, Keita y Thiago también sepa mover el esférico a su antojo. Ni que Sergio Busquets lo borde como central. Nada nuevo.