Tres goles del Barça parece que no son tantos. Y más cuando has aguantado muy bien casi todo el partido, justo hasta la expulsión cinco minutos antes del final. Esos tres goles, que queman mucho cuando los recibe fuera, parece que contra el Barça se perdonan.
Pero los partidos de la Liga de carácter “normal” vuelven esta semana. Y los caprichos del calendario han querido que el Hércules tenga cuatro salidas en campos de equipos que están en Europa y cuatro partidos en casa ante rivales directos por el descenso. Si seguimos con la tónica de la temporada, ganaremos los de casa y perderemos los de fuera.
Pero, ¿y si no? ¿Y si la racha que lleva el Hércules de cuatro derrotas en cinco partidos es premonitoria y el equipo está bajando enteros? No olvidemos de que de nueve puntos de ventaja al primer equipo en descenso, ahora solo le saca cuatro. La moral no puede estar igual, eso está claro.
Las nóminas siguen en el aire, Drenthe se queda contra su voluntad y Trezeguet ve como el club rechaza una oferta por su traspaso. El campo de entrenamiento es del Tercer Mundo. ¿Todo eso no cuenta en la moral de un equipo? No solo las derrotas, esos pequeños factores también pesan como una losa.
Para más inri, Esteban Vigo sigue con sus probaturas en la parte del medio campo y de creación. Juega Tiago, luego Tote. Después me canso y pruebo con Sendoa. Y ahora saco a Kiko. No es, definitivamente, la estabilidad lo que caracteriza al Hércules en estos momentos.