Tras sonar un sinfín de nombres, finalmente, el viejo conocido de la afición manchega, Antonio Sánchez de la Calle, se convertía en la tarde del pasado lunes en el delantero que Antonio Calderón ansiaba.

La medianoche del pasado 31 de Enero ponía punto y final al más disparatado y surrealista mercado invernal que se recuerde en Albacete. Un auténtico carrusel de incorporaciones y despidos ha hecho del equipo manchego el gran animador de este periodo de fichajes. En total, ocho altas y ocho bajas. Algunas tan sorprendentes como inexplicables.

Si la semana pasada tratábamos en estas mismas líneas el rocambolesco caso Asen, el pasado lunes, unas horas antes de que se cerrara el plazo de inscripción para los equipos españoles, el Albacete sorprendía a sus aficionados con un nuevo movimiento totalmente inesperado, el fichaje del jugador del Valladolid, Calle.

Nada sería sorprendente de no ser porque el delantero madrileño ya pasó por el Albacete en la segunda mitad de la temporada 2007-2008 firmando unos excepcionales números de 12 goles en 21 partidos. Hasta aquí, todo normal. Lo curioso es que Calle forzó, de manera cuanto menos discutida, su salida del club esa misma temporada cuando le restaba otro año de contrato. El delantero recibió una suculenta oferta del recién descendido por aquel entonces, Gimnástic de Tarragona, y andaba como loco por abandonar Albacete. Para conseguirlo, no dudó en aludir problemas de adaptación de su familia, la cual decía, quería vivir cerca de Huelva, lugar de procedencia de su esposa. El final de aquel culebrón fue un jugoso traspaso al equipo tarraconense por una cantidad cercana al millón de euros a pocas horas del cierre de mercado. Por en medio, una afición ofendida que no entendió la forma de proceder de Calle y al que no ha dudado en increpar fuertemente cada vez que el atacante ha tenido oportunidad de volver al Carlos Belmonte como visitante.

Este último fichaje, llega tras la negativa de los otros delanteros que interesaban a este equipo. Nombres como los de Aguirretxe, Viguera o Bilic en primera instancia y Riga a última hora rehusaron fichar por el Albacete por una u otras razones. La mala situación económica, deportiva e institucional hace que jugadores contrastados sean reacios a incorporarse al conjunto que dirige Antonio Calderón en las actuales condiciones.

Centrándonos en lo meramente deportivo, Calle es, a priori, un buen fichaje para este Albacete. La marcha de Asen, unida a la falta momentánea de gol del montenegrino Gluscevic hacía necesaria la incorporación de un delantero experimentado en la categoría. A pesar que en sus últimos equipos, Nástic, Xerez, Girona y Valladolid no ha dado el rendimiento esperado, el delantero madrileño está llamado a ser el referente de un equipo necesitado de goles.

De momento, tendrá que ganarse con sus goles a una afición que no hace mucho lo señalaba como persona non grata. Si la suerte lo acompaña, la parroquia albaceteña no dudará en acogerlo con los brazos abiertos. Sin embargo, si su rendimiento no es el esperado, el consejo de administración presidido por Rafael Candel podría encontrarse con otro frente abierto con su afición.