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Guillermo Navalón

Julieta Venegas contra los “gafapastas”

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No salgo de mi asombro ante la negativa reacción que ha suscitado la inclusión de Julieta Venegas en el cartel del FIB 2011. Como algunos ya sabréis, al poco rato de anunciarse, la red social Twitter se inundó de mensajes que criticaban esta decisión de la organización y se cebaban con la cantante mexicana, a la que consideraban indigna de formar parte de un cartel tan “cool”. La cosa llegó hasta el punto de que la propia Julieta, con el fin de calmar los ánimos, tuvo que pronunciarse a través de su perfil para prometer que trataría de ofrecer un concierto a la altura de tan insigne festival.

Una vez más, se pone de manifiesto hasta dónde llega la tolerancia y amplitud de miras de los llamados “modernos”. En realidad, no sé de qué me sorprendo. Estamos hablando de un tipo de gente capaz de renegar de un grupo, por muy fan que haya sido del mismo, sólo porque ya lo conocen más de tres personas. En lo que se refiere a música, cuanto más alternativo y “underground”, mejor. Y si al grupo en cuestión no lo conoce casi nadie, mejor que mejor, así podrán presumir entre sus amigos “modernos” de estar a la última. De ahí que hayan sentido auténtico terror cuando se han enterado de que una artista que sale en “Los 40 principales” se ha colado entre sus veneradas bandas “indie”.

A primera vista, quizá Julieta Venegas no tenga mucho que ver con The Strokes o Arctic Monkeys, pero tampoco creo que lo tenga con Carlos Baute u otros artistas similares con quienes ha sido comparada en Twitter. A pesar de la comercialidad de sus últimos trabajos, la mexicana siempre ha tratado de experimentar con nuevos sonidos y ofrecer algo diferente, lo que, unido a su característica personalidad y su peculiar voz, la diferencia notablemente de sus coetáneos. Se podría decir que es la artista latina más alternativa dentro del pop “mainstream” actual, por ello no me sorprendió demasiado su confirmación para esta edición del FIB.

Al margen de esto, he de alabar el esfuerzo de la organización por tratar de aportar algo de frescura a un cartel que, de tan anglófilo y exclusivo, empezaba a oler a cerrado. Hace unos años, en 2007, ya sorprendieron con la inclusión del incombustible Kiko Veneno y, aunque seguramente hubo quien se quejó y se indignó, el veterano artista ofreció un estupendo concierto frente a una multitud que disfrutó de lo lindo. Y estoy seguro que volverá a ser así con Julieta Venegas. Precisamente, una de las cosas que más me gustan de los festivales es su diversidad: poder disfrutar, en el mismo festival, del rock alternativo de Arctic Monkeys y del pop-rock flamenco de Kiko Veneno no tiene precio, en mi opinión.

Tampoco quiero decir con esto que, con la excusa de la amplitud de miras, valga todo. Cosa bien distinta sería meter en un evento de estas características a un artista infumable (Bisbal, Bustamante o cualquier otro “triunfito”, por ejemplo) el mismo día y pisando el mismo escenario que otros músicos más “respetables”. No creo que haya nadie en este país capaz de cometer esa atrocidad (los de Rock in Rio Madrid estuvieron cerca, pero, al menos, tuvieron la delicadeza de ubicar a los intérpretes y grupos afines en días distintos). La buena música siempre será buena música, no importa el estilo, y yo nunca me opondré a que dos buenos grupos o artistas compartan un mismo cartel, por muy distintos que sean entre sí.

Estoy seguro de que si no existieran las redes sociales, la gente no habría tenido la necesidad de expresar su descontento sobre este tema tan alegremente. Pues si a los “gafapastas” les molesta tanto que Julieta Venegas toque en su festival, la solución es bastante simple: que no vayan a verla, ya habrá otras personas más abiertas de mente que disfrutarán del concierto. Seguro que a la misma hora, en otro escenario, podrán ver a algún grupo desconocido del que luego podrán presumir de haber visto ante sus amigos “modernos”.

Julieta Venegas contra los “gafapastas”

Guillermo Navalón
Guillermo Navalón
martes, 1 de febrero de 2011, 08:46 h (CET)
No salgo de mi asombro ante la negativa reacción que ha suscitado la inclusión de Julieta Venegas en el cartel del FIB 2011. Como algunos ya sabréis, al poco rato de anunciarse, la red social Twitter se inundó de mensajes que criticaban esta decisión de la organización y se cebaban con la cantante mexicana, a la que consideraban indigna de formar parte de un cartel tan “cool”. La cosa llegó hasta el punto de que la propia Julieta, con el fin de calmar los ánimos, tuvo que pronunciarse a través de su perfil para prometer que trataría de ofrecer un concierto a la altura de tan insigne festival.

Una vez más, se pone de manifiesto hasta dónde llega la tolerancia y amplitud de miras de los llamados “modernos”. En realidad, no sé de qué me sorprendo. Estamos hablando de un tipo de gente capaz de renegar de un grupo, por muy fan que haya sido del mismo, sólo porque ya lo conocen más de tres personas. En lo que se refiere a música, cuanto más alternativo y “underground”, mejor. Y si al grupo en cuestión no lo conoce casi nadie, mejor que mejor, así podrán presumir entre sus amigos “modernos” de estar a la última. De ahí que hayan sentido auténtico terror cuando se han enterado de que una artista que sale en “Los 40 principales” se ha colado entre sus veneradas bandas “indie”.

A primera vista, quizá Julieta Venegas no tenga mucho que ver con The Strokes o Arctic Monkeys, pero tampoco creo que lo tenga con Carlos Baute u otros artistas similares con quienes ha sido comparada en Twitter. A pesar de la comercialidad de sus últimos trabajos, la mexicana siempre ha tratado de experimentar con nuevos sonidos y ofrecer algo diferente, lo que, unido a su característica personalidad y su peculiar voz, la diferencia notablemente de sus coetáneos. Se podría decir que es la artista latina más alternativa dentro del pop “mainstream” actual, por ello no me sorprendió demasiado su confirmación para esta edición del FIB.

Al margen de esto, he de alabar el esfuerzo de la organización por tratar de aportar algo de frescura a un cartel que, de tan anglófilo y exclusivo, empezaba a oler a cerrado. Hace unos años, en 2007, ya sorprendieron con la inclusión del incombustible Kiko Veneno y, aunque seguramente hubo quien se quejó y se indignó, el veterano artista ofreció un estupendo concierto frente a una multitud que disfrutó de lo lindo. Y estoy seguro que volverá a ser así con Julieta Venegas. Precisamente, una de las cosas que más me gustan de los festivales es su diversidad: poder disfrutar, en el mismo festival, del rock alternativo de Arctic Monkeys y del pop-rock flamenco de Kiko Veneno no tiene precio, en mi opinión.

Tampoco quiero decir con esto que, con la excusa de la amplitud de miras, valga todo. Cosa bien distinta sería meter en un evento de estas características a un artista infumable (Bisbal, Bustamante o cualquier otro “triunfito”, por ejemplo) el mismo día y pisando el mismo escenario que otros músicos más “respetables”. No creo que haya nadie en este país capaz de cometer esa atrocidad (los de Rock in Rio Madrid estuvieron cerca, pero, al menos, tuvieron la delicadeza de ubicar a los intérpretes y grupos afines en días distintos). La buena música siempre será buena música, no importa el estilo, y yo nunca me opondré a que dos buenos grupos o artistas compartan un mismo cartel, por muy distintos que sean entre sí.

Estoy seguro de que si no existieran las redes sociales, la gente no habría tenido la necesidad de expresar su descontento sobre este tema tan alegremente. Pues si a los “gafapastas” les molesta tanto que Julieta Venegas toque en su festival, la solución es bastante simple: que no vayan a verla, ya habrá otras personas más abiertas de mente que disfrutarán del concierto. Seguro que a la misma hora, en otro escenario, podrán ver a algún grupo desconocido del que luego podrán presumir de haber visto ante sus amigos “modernos”.

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