Matar los partidos es una asignatura que el Girona tiene pendiente esta temporada. En las últimas dos jornadas, los de Agné han dejado de sumar cuatro puntos al recibir goles en los últimos minutos del encuentro, y no es novedad en este curso.
Todo parecía ir viento en popa y toda vela cuando Kiko Ratón ponía el 1-3 en el marcador del Heledioro Rodríguez López en el minuto 59. El resultado podía hundir al colista y certificar el buen momento de un Girona aún imbatido en 2011. El siempre oportuno Nino acercó al Tenerife en el 61', y a partir de ahí el Girona dejó de ser el Girona. El control del balón desapareció, y la defensa solo pudo aguantar hasta el descuento.
Cuando ya parecía que los puntos volverían a Montilivi, de nuevo fue Nino quien se encargó de perforar el arco defendido por Santamaría, una vez más en una jugada de córner. El delantero cazó un balón que había salido repelido del travesaño, y con Santamaría en el suelo, igualó el encuentro. Explosión de alegría para los locales, y sensación de dejavú para los gerundenses, que veían una vez más como se escapaban dos puntos.
La historia se repite
La jornada anterior, en el Arcángel ante el Córdoba, fue Arteaga quién rompió las ilusiones de los de Agné. En un encuentro en el que los locales habían sido mejores, el Girona había conseguido ser más efectivo, y en una de sus pocas llegadas se avanzó. Era el minuto 80 cuando Kiko Ratón ponía el 0-1 en el luminoso, restaban diez minutos de ansia para sumar la tercera victoria consecutiva. Una azaña que nunca ocurrió, ya que el equipo no supo detener la estampida cordobesa, que tuvo si culminación con el zurdazo de Arteaga.
Es un cuento que ya se ha contado varias veces esta temporada. Sin ir más lejos, en el primer partido del 2011, ante el Cartagena en casa, el Girona fue infinitamente superior, pero no supo liquidar el duelo tras el 1-0 de Jandro y terminó empatando a uno. También el Villarreal B remontó en la quinta jornada un 2-0 en Montilivi para acabar marchándose con los tres puntos (2-3).
Pero volviendo a lo más reciente, la conclusión es que el Girona ha dejado de ganar cuatro puntos, una cantidad que en una liga tan igualada puede marcar diferencias. Los de Agné siguen en la zona cómoda, a cuatro del descenso, aunque evidentemente era preferible estar a ocho. La visión positiva es que los rojiblancos siguen invictos en 2011, una racha que intentaran mantener este sábado ante el Nástic.