O todo o nada. El Sevilla se juega este miércoles ir a la final de la Copa del Rey en el Bernabeu. Sin embargo, y pese a la ligera ventaja de los madridistas, tras el 0-1 del Sánchez Pizjuán, los sevillistas irán a por todas y creen enormemente en la remontada. “Todo es posible, nos quedan 90 minutos por disputar en los que iremos a ganar”, comentaba Gregorio Manzano estos días.
Es más, ese espíritu de superación y de lucha estará a la orden del día, ya que en primer lugar, los actuales campeones de Copa quieren continuar en su competición favorita, y en segundo lugar, pretenden “vengarse” del equipo blanco tras el partido de ida, dejando ya de lado los errores arbitrales, el gol fantasma y el desacertado botellazo a Casillas.
Y es que la Copa del Rey se ha convertido en el principal asunto de esta semana. La Liga quedó relegada a un segundo plano, pero cabe destacar que el Sevilla sacó un punto de oro de Riazor tras quedarse con diez y lograr remontar un 2-0. Por cierto, Andrés Palop, que fue expulsado ante el Dépor, se perderá la importante cita ante el Madrid.
Rakitic y Medel, dos grandes refuerzos
Si la ausencia de Palop es una mala noticia, estos días hay dos que son muy buenas. Y es que el equipo rojiblanco ha hecho dos fichajes de una tacada. ¡Y vaya dos fichajes! Iván Rakitic y Gary Medel llegan al club para reforzar el centro del campo, puesto que daba dolores de cabeza al técnico jienense; y es más, ambos están ya totalmente disponibles para jugar cuanto antes.
Todo parece indicar que ambos irán en la convocatoria de Copa e inclusive, puedan jugar hasta de titular. Sin lugar a dudas, dos hombres con características muy diferentes, pero que se pueden complementar bien en ese necesitado mediocentro sevillista.
Y con estas dos altas, al Sevilla le urge dar de baja a los jugadores con los que no cuenta. Es el caso de Cigarini, uno de los fiascos de la secretaría técnica andaluza, Koné o Acosta, jugador irregular y que en los tres años que lleva en la capital hispalense, ha tenido muy pocos minutos de juego por estar permanentemente lesionado.