¿Quién será el siguiente? Los dirigentes del norte de África y de la península Arábiga se preguntan qué país será el próximo en verse sacudido por las revueltas populares. Todos tratan de tomar medidas pero ninguno se decide a escuchar a la población

Miguel Cañigral / SIGLO XXI

"No a la reelección, no a la sucesión", coreaban los alrededor de 10.000 participantes en una concentración celebrada cerca de la Universidad de Yemen, en el centro de Saná, la capital del país. Aunque el mandato de Ali Abdullah Saleh termina dentro de dos años, ya ha iniciado el proceso de reforma que le permita permanecer otros 10, y no es secreto que su hijo se perfila como sucesor

El país se encuentra atravesando un aumento del desempleo y una caída en las reservas de petróleo y agua. Un tercio de la población de 23 millones, sufre hambre, mientras casi la mitad vive con menos de dos dólares diarios.

El pueblo yemení, al igual que el tunecino y el egipcio, está cansado de sus dirigentes. Durante 20 años Ben Alí y 30 Ali Abdullah Saleh, se sintieron tranquilos, ejercieron su poder sobre pueblos reprimidos, sin voz ni voto. Solo cuando el hambre ha dejado vacios los platos de la gente, estos dictadores han visto como su propio pueblo se vuelve contra ellos.

"Yo me he caraterizado siempre por escuchar al pueblo", decía Mubarak, el presidente de Egipto, hace una semana, todavía contrariado por las revueltas que están a punto de dar la libertad al país africano. Su pueblo, el egipcio, le pide que se vaya y lo hace porque los precios de los alimentos y los productos básicos, no van acorde con los sueldos. Porque se mueren de hambre y llevan demasiados años viendo como unos pocos se enriquecen a su costa.

Marruecos, Argelia, Mauritania, Yemen, Túnez, Jordania... Todos estos países son gobernados por familias que llegaron al poder tras un golpe de estado, que celebran elecciones supuestamente democráticas cada cuatro años y siempre ganan los mismos. Egipto, aunque aparentemente se organiza en un sistema multipartidista, lleva más de 30 años siendo dirigido por el mismo candidato. Incluso en 2007 se llevó a cabo un referéndum en el que se aprobó aumentar los poderes presidenciales.

REVUELTAS CONTRA EL HAMBRE
Por tanto, podemos hablar de que el pueblo africano ¿se revela ante las dictaduras? Los analistas internacionales insisten en que no. La clave es el hambre y es lo que ha agotado la paciencia de la gente.

Venezuela y China ya han expresado su preocupación por las revueltas. Temen un contagio masivo que les lleve a la misma situación. Pero, ¿podemos pensar en revueltas más allá de África?

Parecía impensable que Egipto lograse poner contras las cuerdas a Mubarak, un presidente que gobierna desde 1981. Los analistas internacionales insisten en que el efecto dominó se producirá a partir de cuando caiga Egipto, o mejor dicho, de cuando Egipto sea del pueblo. Túnez es demasiado pequeño como para mover a toda África, pero el país de las pirámides está poblado por 80 millones de personas.

"Si lo digo con mentalidad occidental, desde luego todos los países árabo-musulmanes, aunque con diferentes matices, son manifiestamente mejorables. Todos han fracasado en atender las necesidades de la población en términos económicos, sociales y políticos", indicó Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (Iecah) y analista en temas de seguridad, construcción de la paz y prevención de conflictos.

"Las causas estructurales de deficiencias en términos de bienestar y falta de expectativas para llevar una vida digna se dan prácticamente en todos ellos, pero no podemos saber qué es lo que deparará ahora mismo el futuro de esas movilizaciones", subrayó Núñez.

Yemen, Mauritania, Jordania, Libia, Argelia, Marruecos... Son países en algunos casos con demasiados intereses extranjeros, pero con tasas de desempleo que dejan poco lugar a la reacción. Sin nada que perder, el pueblo es capaz de cualquier cosa.




¿LLEGARÁ A ESPAÑA?
Fuera del norte de África es donde todo parece más complicado. Y no solo hablamos de países subdesarrollados. En Diario Siglo XXI nos preguntamos si es posible que la revolución de los jazmines llegue más allá de África, que atraviese el estrecho de Gibraltar para entrar en Europa. El motivo de nuestra pregunta se debe a que esta no es una revolución específica de una región. Se originó en África pero los intereses son compartidos por demasiada población. La falta de trabajo, los bajos sueldos, la carestía de alimentos... ¿Puede llegar la revolución a España?