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Josu Gómez Barrutia

El Peligro de la Abstención

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Los últimos resultados vividos en las elecciones presidenciales Portuguesas en los que el candidato conservador Cavaco Silva ha obtenido la victoria en los comicios electorales han venido a confirmar la anemia del sistema político europeo, esa que aflora en virtud del distanciamiento cada vez mayor entre la ciudadanía y la participación política y que tiene su reflejo en la abstención que cada vez con mayor empuje se abre paso en las elecciones que en los diferentes países que configuran el mapa europeo se van produciendo.

De esta forma, es preocupante observar como frente a los retos y desafíos que el siglo XXI nos presenta en forma de : Crisis económica, cambio climático o de ruptura de la sociedad de bienestar pactada en el Siglo XX entre el capital y el movimiento obrero progresista , la sociedad no reaccione en virtud a una mayor participación de la ciudadanía en la esfera de la política o el sindicalismo. Siendo la reacción de la sociedad justamente la contraria: el alojamiento de esta participación y la abstención como actitud compartida de la ciudadanía de pensamiento más progresista en los comicios.

Llegados a este punto habría que responder en primer lugar a las preguntas del ¿Qué consecuencias entraña la falta de participación de la ciudadanía en la política? ¿Por qué se produce un alejamiento entre la sociedad civil y la participación política en cualquiera de sus formas? ¿ como podemos articular mecanismos para incentivar la participación de la ciudadanía en la esfera de lo político?

Así, y en relación a las interrogantes anteriormente señaladas y respondiendo en orden de prelación a las mismas, tendríamos que detenernos en primer lugar a las consecuencias que para la propia sociedad tiene la ruptura entre la ciudadanía y la participación política.

El primer lugar, la falta de participación supone un déficit de la legitimidad de los líderes que ante el desafío de las urnas ya no sólo compiten con los rivales políticos directos de otras formas políticas sino de igual forma con la abstención , elemento este que produce de un lado una falta de legitimidad y una perdida en el liderazgo social y político de quien con el filtro de las urnas debe de dirigir el timón de un estado, región o ciudad ante los desafíos que a buen seguro en su mandato le tocara afrontar. De esta forma, la abstención determina un problema aún mayor que no es otro que el propio debilitamiento del estado o gobierno que ante la situación anteriormente señalada asiste famélico y enfermo de anemia a la batalla de hacer frente a los interés generales frente a “ los mercados” y los “interés privados” reforzados en su posición ante gobiernos que por un lado están heridos por la anemia de la abstención y por otro asisten a la parálisis participativa de su ciudadanía que aletargada sufre los reveses de quienes marcan al ritmo de la “bolsa” las pautas que cada gobierno debe o no realizar.

Déficit de liderazgo, debilitamiento del estado, anemia participativa de la ciudadanía son sólo algunas de las principales consecuencias que a modo de resumen podríamos señalar como causas de esa ruptura entre sociedad y política , siendo en los votantes de izquierda o pensamiento progresista en donde en mayor grado se produce este alejamiento y desmotivación participativa que tiene como efecto colateral un aumento de las victorias conservadoras en las urnas y la aparición peligrosa en cámaras de toda Europa de partidos de ultraderecha- que basados en la participación activa de sus votantes y la falta de participación anteriormente señalada de quienes por naturaleza estarían llamados a oponerse a estos-ven como cada vez son mayores los escaños que se consiguen al ritmo de proclamas fanáticas y xenófobas.

Así y si bien respondida la primera de las preguntas, tendríamos que ahondar de manera directa en el análisis del ¿Por qué? , son muchas las teorías que desde el punto de vista sociológico o politológico intentan dar respuesta a esta pregunta sumamente compleja, no obstante y desde mi punto de vista son dos las claves en donde podemos articular la respuesta a tal pregunta, y que formaran parte de la teoría de mi último ensayo político al respecto. Por un lado la evolución que en el seno de los partidos políticos se han vivido de los liderazgos reales a los que denomino liderazgos ficticios, así a lo largo del Siglo XX los partidos políticos tradicionales experimentan un proceso de afloramiento de lideres en sus filas que provenientes de la sociedad civil buscaban en la participación política la herramienta de transformación capaz de transformar la realidad, en este marco encontramos lideres cuyo liderazgo se forjaba desde una participación activa en un ámbito social, sindical, activista , intelectual, cultural o profesional siendo los partidos políticos a través de un “pacto” no escrito entre “sociedad y partidos políticos” los espacios en donde esos liderazgos reales asumían las tareas de dirección de una sociedad que demandaba que ocuparan esos lugares y que además reconocía esos liderazgos como necesarios.

Frente a este proceso “natural” los partidos políticos han ido viviendo a lo largo de los últimos años un proceso de alejamiento y de impermeabilidad de la sociedad civil que ha determinado que ya no sea la propia sociedad como generadora de lideres la que “presente y impulse” hacia los partidos políticos a esos “lideres” llamados a asumir tareas de liderazgo en el seno de los mismos , ahora son los propios partidos políticos quienes a través de un proceso de democracia indirecta y sin el sufragio directo de las bases quienes a través de sus propias “oligarquías” determinan quienes son los más “preparados” para asumir las tareas de liderazgo , este hecho determina de manera directa que los propios partidos se muestren como estructuras en muchas ocasiones cerradas al trasvasé necesario de Liderazgos Reales a su seno, siendo los mismos sustituidos por Liderazgos Ficticios que se encuentran con la problemática de no ser catalizadores de esa sociedad que en se siente alejada de aquel sistema de partidos políticos en donde los sufragios indirectos, la impermeabilidad de la participación en el seno de los mismos o la falta de trasvase de lideres desde la sociedad civil a los partidos políticos serían algunas de las primeras claves que podrían aclarar el porque de esa falta de participación.

Pero por otro lado la falta de “coherencia” entre el “discurso y la acción” por parte de muchos lideres políticos , la búsqueda del interés particular en la toma de decisiones por encima del interés colectivo, el intento de “control” de los movimientos civiles y asociativos por algunos partidos políticos o la “descalificación constante de la política “ que desde los sectores más conservadores se realiza de manera constante, no ahondan más que en el alejamiento de la participación de la política de una sociedad que no es tal vez consciente de que la abstención sólo favorece a quien más poder tiene y que la renuncia a participar de la política sólo conlleva como diría el genial poeta sevillano Antonio Machado a que hagan de la misma un arma contra quien no hace suya esta herramienta de transformación tan importante para quienes alejados del poder económico sólo tienen en el arte de la política ese pilar en donde sustentar su deseo de mejora y de transformación de dicha realidad, decía el sevillano así “Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os digan los que pretenden hacerla sin vosotros, y, naturalmente, contra vosotros”

En definitiva ahondar en herramientas como la elección de los cuadros de dirección política de los partidos políticos a través de procesos de sufragio universal libre secreto y directo, el aumento de la cercanía entre los líderes políticos y la sociedad civil, la permeabilidad a los liderazgos reales en el seno de los partidos políticos primando a los mejores en pos del interés general o el análisis de reflexionar sobre procesos de listas abiertas podrían hacer posible incentivar una participación política necesaria para afrontar los retos y desafíos que este tiempo nos depara velando por el interés general, todo ello frente a quienes desde posiciones más conservadoras ven en esta anemia del sistema llamada abstención un aliado de victorias electorales que si bien lo son en el hoy entrañan la crisis de los propios estados del mañana, por ello la participación política , social y sindical son hechos fundamentales para afianzar el sistema y hacer posible que miremos con optimismo al futuro.

El Peligro de la Abstención

Josu Gómez Barrutia
Josu Gómez Barrutia
lunes, 31 de enero de 2011, 07:50 h (CET)
Los últimos resultados vividos en las elecciones presidenciales Portuguesas en los que el candidato conservador Cavaco Silva ha obtenido la victoria en los comicios electorales han venido a confirmar la anemia del sistema político europeo, esa que aflora en virtud del distanciamiento cada vez mayor entre la ciudadanía y la participación política y que tiene su reflejo en la abstención que cada vez con mayor empuje se abre paso en las elecciones que en los diferentes países que configuran el mapa europeo se van produciendo.

De esta forma, es preocupante observar como frente a los retos y desafíos que el siglo XXI nos presenta en forma de : Crisis económica, cambio climático o de ruptura de la sociedad de bienestar pactada en el Siglo XX entre el capital y el movimiento obrero progresista , la sociedad no reaccione en virtud a una mayor participación de la ciudadanía en la esfera de la política o el sindicalismo. Siendo la reacción de la sociedad justamente la contraria: el alojamiento de esta participación y la abstención como actitud compartida de la ciudadanía de pensamiento más progresista en los comicios.

Llegados a este punto habría que responder en primer lugar a las preguntas del ¿Qué consecuencias entraña la falta de participación de la ciudadanía en la política? ¿Por qué se produce un alejamiento entre la sociedad civil y la participación política en cualquiera de sus formas? ¿ como podemos articular mecanismos para incentivar la participación de la ciudadanía en la esfera de lo político?

Así, y en relación a las interrogantes anteriormente señaladas y respondiendo en orden de prelación a las mismas, tendríamos que detenernos en primer lugar a las consecuencias que para la propia sociedad tiene la ruptura entre la ciudadanía y la participación política.

El primer lugar, la falta de participación supone un déficit de la legitimidad de los líderes que ante el desafío de las urnas ya no sólo compiten con los rivales políticos directos de otras formas políticas sino de igual forma con la abstención , elemento este que produce de un lado una falta de legitimidad y una perdida en el liderazgo social y político de quien con el filtro de las urnas debe de dirigir el timón de un estado, región o ciudad ante los desafíos que a buen seguro en su mandato le tocara afrontar. De esta forma, la abstención determina un problema aún mayor que no es otro que el propio debilitamiento del estado o gobierno que ante la situación anteriormente señalada asiste famélico y enfermo de anemia a la batalla de hacer frente a los interés generales frente a “ los mercados” y los “interés privados” reforzados en su posición ante gobiernos que por un lado están heridos por la anemia de la abstención y por otro asisten a la parálisis participativa de su ciudadanía que aletargada sufre los reveses de quienes marcan al ritmo de la “bolsa” las pautas que cada gobierno debe o no realizar.

Déficit de liderazgo, debilitamiento del estado, anemia participativa de la ciudadanía son sólo algunas de las principales consecuencias que a modo de resumen podríamos señalar como causas de esa ruptura entre sociedad y política , siendo en los votantes de izquierda o pensamiento progresista en donde en mayor grado se produce este alejamiento y desmotivación participativa que tiene como efecto colateral un aumento de las victorias conservadoras en las urnas y la aparición peligrosa en cámaras de toda Europa de partidos de ultraderecha- que basados en la participación activa de sus votantes y la falta de participación anteriormente señalada de quienes por naturaleza estarían llamados a oponerse a estos-ven como cada vez son mayores los escaños que se consiguen al ritmo de proclamas fanáticas y xenófobas.

Así y si bien respondida la primera de las preguntas, tendríamos que ahondar de manera directa en el análisis del ¿Por qué? , son muchas las teorías que desde el punto de vista sociológico o politológico intentan dar respuesta a esta pregunta sumamente compleja, no obstante y desde mi punto de vista son dos las claves en donde podemos articular la respuesta a tal pregunta, y que formaran parte de la teoría de mi último ensayo político al respecto. Por un lado la evolución que en el seno de los partidos políticos se han vivido de los liderazgos reales a los que denomino liderazgos ficticios, así a lo largo del Siglo XX los partidos políticos tradicionales experimentan un proceso de afloramiento de lideres en sus filas que provenientes de la sociedad civil buscaban en la participación política la herramienta de transformación capaz de transformar la realidad, en este marco encontramos lideres cuyo liderazgo se forjaba desde una participación activa en un ámbito social, sindical, activista , intelectual, cultural o profesional siendo los partidos políticos a través de un “pacto” no escrito entre “sociedad y partidos políticos” los espacios en donde esos liderazgos reales asumían las tareas de dirección de una sociedad que demandaba que ocuparan esos lugares y que además reconocía esos liderazgos como necesarios.

Frente a este proceso “natural” los partidos políticos han ido viviendo a lo largo de los últimos años un proceso de alejamiento y de impermeabilidad de la sociedad civil que ha determinado que ya no sea la propia sociedad como generadora de lideres la que “presente y impulse” hacia los partidos políticos a esos “lideres” llamados a asumir tareas de liderazgo en el seno de los mismos , ahora son los propios partidos políticos quienes a través de un proceso de democracia indirecta y sin el sufragio directo de las bases quienes a través de sus propias “oligarquías” determinan quienes son los más “preparados” para asumir las tareas de liderazgo , este hecho determina de manera directa que los propios partidos se muestren como estructuras en muchas ocasiones cerradas al trasvasé necesario de Liderazgos Reales a su seno, siendo los mismos sustituidos por Liderazgos Ficticios que se encuentran con la problemática de no ser catalizadores de esa sociedad que en se siente alejada de aquel sistema de partidos políticos en donde los sufragios indirectos, la impermeabilidad de la participación en el seno de los mismos o la falta de trasvase de lideres desde la sociedad civil a los partidos políticos serían algunas de las primeras claves que podrían aclarar el porque de esa falta de participación.

Pero por otro lado la falta de “coherencia” entre el “discurso y la acción” por parte de muchos lideres políticos , la búsqueda del interés particular en la toma de decisiones por encima del interés colectivo, el intento de “control” de los movimientos civiles y asociativos por algunos partidos políticos o la “descalificación constante de la política “ que desde los sectores más conservadores se realiza de manera constante, no ahondan más que en el alejamiento de la participación de la política de una sociedad que no es tal vez consciente de que la abstención sólo favorece a quien más poder tiene y que la renuncia a participar de la política sólo conlleva como diría el genial poeta sevillano Antonio Machado a que hagan de la misma un arma contra quien no hace suya esta herramienta de transformación tan importante para quienes alejados del poder económico sólo tienen en el arte de la política ese pilar en donde sustentar su deseo de mejora y de transformación de dicha realidad, decía el sevillano así “Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os digan los que pretenden hacerla sin vosotros, y, naturalmente, contra vosotros”

En definitiva ahondar en herramientas como la elección de los cuadros de dirección política de los partidos políticos a través de procesos de sufragio universal libre secreto y directo, el aumento de la cercanía entre los líderes políticos y la sociedad civil, la permeabilidad a los liderazgos reales en el seno de los partidos políticos primando a los mejores en pos del interés general o el análisis de reflexionar sobre procesos de listas abiertas podrían hacer posible incentivar una participación política necesaria para afrontar los retos y desafíos que este tiempo nos depara velando por el interés general, todo ello frente a quienes desde posiciones más conservadoras ven en esta anemia del sistema llamada abstención un aliado de victorias electorales que si bien lo son en el hoy entrañan la crisis de los propios estados del mañana, por ello la participación política , social y sindical son hechos fundamentales para afianzar el sistema y hacer posible que miremos con optimismo al futuro.

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