La afición del Real Valladolid se ha anclado peligrosamente en un gran flujo de frustración del que cada vez es más difícil salir. La posibilidad de divisar un halo de esperanza para el conjunto blanquivioleta se observa más lejana. Como es costumbre, otra semana más, los de Abel Resino no fueron capaces de regalar el triunfo a sus seguidores –los más sufridos- en el último partido de la primera vuelta.
Pesimismo sí, pero con razón, cualquier observador nato de un partido del Valladolid tiene los registros necesarios para ser constante de las carencias que demuestra tener este equipo. El choque ante el Huesca ha sido concebido como un simple espejismo que tenía la pretensión prioritaria de calmar a todos aquellos que quieren una solución eficiente para este Real Valladolid. Y es que, el equipo desgraciadamente, no juega a nada.
Cuando se gana sin convicción, cuando no se tiene espíritu competitivo, cuando se siguen realizando las mismas acciones, pues, pasa lo que es de esperar, los mismos errores vuelven a presenciarse y se vuelve a dejar escapar una victoria ante un rival que en realidad, poco más aportó al encuentro que los pucelanos. La única diferencia fue el gol que subió al marcador, un regalo que quiso hacer Álvaro Rubio a los de Anquela.
Nefasta trayectoria de Abel Resino
Hemos oído hasta la saciedad la palabra ‘ansiedad’ de boca de Abel Resino, de la que hizo alarde hasta la tan esperada victoria. ¿Y ahora, qué toca? La nueva excusa comienza con las culpas a ciertos jugadores. «Tienen que venir jugadores nuevos porque algunos de ellos no están capacitados para asumir responsabilidades”.
Es acertado mantener su misma opinión con la diferencia de que la plantilla no es la única culpable. La Directiva trajo a un entrenador joven e inexperto del que se decidió prescindir cuando el equipo se mantenía en play off y, en su lugar, puso a un técnico que está haciendo bueno al primero.
Abel resino podría, al menos, atenerse de su estrepitoso fracaso. Sin con Antonio Gómez el equipo comenzó a perder brillantez ahora, se ha quedado totalmente opaco. Debe terminar esta dinámica negativa en la que está sumida el conjunto, sino irremediablemente seremos conscientes de cómo todos los errores del año pasado volverán a estar presentes.