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Vicente Cuquerella

Un club a la deriva

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El culebrón Asen no ha sido sino el último bandazo de una directiva que ha perdido el rumbo.

ace año y medio, Rafael Candel accedía a la presidencia del Albacete. El nombrado presidente de honor de la entidad y al que muchos no dudan en calificar como el mejor presidente de la historia del club cogía las riendas de las que fue su casa para poner freno a dos años de oscurantismo en los que el Albacete se la pasó de juzgado en juzgado dando una imagen diametralmente opuesta a aquello que marcó los primeros compases de la década de los noventa en los que el Alba se convirtió en un club humilde y simpático respetado en toda España.

Para ello, el todavía presidente del Albacete, se rodeó de su gente de confianza. Trabajadores algunos ellos que veinte años atrás hicieron un excelente trabajo al frente del club manchego. Sin embargo, el tiempo no pasa en balde y la desconexión de muchos de ellos de este mundillo los ha convertido en dinosaurios futbolísticos poco acostumbrados al balompié actual.

Después de realizar una apuesta económica arriesgada en jugadores y técnicos contrastados como Salva Ballesta, Notario o Hidalgo en el campo y Miguel Ángel Ruiz o Pepe Murcia en la parcela técnica el equipo no respondió a las expectativas creadas y a mitad de temporada la entidad había perdido el rumbo norte y se dirigía claramente al abismo de 2ª B. En el mercado invernal hubo que reconfeccionar media plantilla de un equipo que fue confeccionado casi por completo unos meses antes. El resultado final es bien conocido por todos: salvación agónica en el último partido y desbandada general.
En total, tres secretarios técnicos, algunos de ellos con sueldos desorbitados, tres entrenadores y más de treinta jugadores que en uno u otro momento estuvieron en la nómina del club. Demasiado trasiego para un Albacete en horas bajas.

Las disculpas esgrimidas por el consejo de administración fueron vistas como un gran detalle por parte de unos aficionados que confiaban casi ciegamente en el hombre que sitúo Albacete en el mapa futbolístico español. Sin embargo, la confianza no ha sido devuelta y seis meses después nos encontramos con los mismos errores sino mayores y con una situación deportiva parecida a la de las últimas temporadas.

La planificación deportiva desastrosa de la temporada anterior llevó al equipo manchego a confeccionar una plantilla totalmente nueva y huyendo de errores pasados, opuesta a su antecesora. Si aquella estaba plagada de veteranos curtidos en mil batallas y con un amplio bagaje en primera y segunda división, la actual apenas cuenta con hombres conocidos. Ni tanto ni tan calvo. La mala primera vuelta ha vuelto a poner en evidencia la planificación deportiva de este equipo que, de nuevo, en el mercado invernal se ve obligado a remendar la chapuza veraniega. Si el año pasado se dieron seis altas y siete bajas, este año ya se han superado esas cifras. A la espera del ansiado delantero que aún no ha llegado, podemos hablar ya de ocho nuevos fichajes y ocho bajas. En términos globales, han pasado por el equipo albaceteño más de cuarenta jugadores, cuatro entrenadores, cuatro secretarios técnicos y un sinfín de trabajadores despedidos y contratados en sólo año y medio de la gestión de Candel.

Todo esto no extraña ya a nadie en Albacete. Años de bandazos con unas y otras directivas han mermado en gran medida la capacidad de asombro de una afición que ya espera cualquier cosa de sus dirigentes. Sin embargo, el pasado lunes, la parroquia albaceteña descubrió que no hay que subestimar a su junta directiva pues ésta siempre está dispuesta a superarse. A la vez que se anunciaba la contratación como cedido de Balboa, aquel interior derecho que debutara con el Real Madrid y que actualmente pertenece al Benfica portugués, para reforzar un puesto en el que ya se había incorporado previamente a Songo’o hace tan sólo unas semanas, se hacía público la intención del club manchego de dar de baja la ficha de Asen que, junto a Tato, es su mejor goleador.

El delantero madrileño, hombre de confianza de Calderón durante toda la temporada, ha sido el delantero referencia del equipo, ha conseguido cuatro goles y ha disputado 1257 minutos siendo el sexto jugador en esta disciplina. Además, y a pesar de no ser un dechado de virtudes, Asen gozaba de la simpatía de la afición por su entrega y honradez sobre el césped.

Pues bien, cuando todo parecía decidido, lejos de dejar las cosas como estaban, el club ante la crispación reinante en su afición, ha obrado de manera totalmente descoordinada mostrando una más que posible división en el seno del consejo de administración. Por un lado, el consejero encargado de la gestión deportiva, Ángel Copete, desmentía la noticia a la vez que echaba balones fuera hacía el secretario técnico Mariano Hernán, apartado, aunque de manera no oficial, de sus labores dentro del club, al que culpaba de la falta de tacto a la hora de comunicar la noticia al futbolista. Por otro, Rafael Candel, apuntando en la misma dirección que su consejero hablaba de depurar responsabilidades en la figura de su secretario técnico. Sin embargo, contradiciendo a Copete calificaba el hecho como algo irreversible y confirmaba la baja del futbolista.

En definitiva, el tiovivo en el que se ha convertido este último mercado invernal unido a las últimas derrotas ante Nástic y Huesca, rivales directos por la permanencia, han devuelto el pesimismo a una afición cada vez más hastiada.

Un club a la deriva

Vicente Cuquerella
Vicente Cuquerella
martes, 25 de enero de 2011, 19:09 h (CET)
El culebrón Asen no ha sido sino el último bandazo de una directiva que ha perdido el rumbo.

ace año y medio, Rafael Candel accedía a la presidencia del Albacete. El nombrado presidente de honor de la entidad y al que muchos no dudan en calificar como el mejor presidente de la historia del club cogía las riendas de las que fue su casa para poner freno a dos años de oscurantismo en los que el Albacete se la pasó de juzgado en juzgado dando una imagen diametralmente opuesta a aquello que marcó los primeros compases de la década de los noventa en los que el Alba se convirtió en un club humilde y simpático respetado en toda España.

Para ello, el todavía presidente del Albacete, se rodeó de su gente de confianza. Trabajadores algunos ellos que veinte años atrás hicieron un excelente trabajo al frente del club manchego. Sin embargo, el tiempo no pasa en balde y la desconexión de muchos de ellos de este mundillo los ha convertido en dinosaurios futbolísticos poco acostumbrados al balompié actual.

Después de realizar una apuesta económica arriesgada en jugadores y técnicos contrastados como Salva Ballesta, Notario o Hidalgo en el campo y Miguel Ángel Ruiz o Pepe Murcia en la parcela técnica el equipo no respondió a las expectativas creadas y a mitad de temporada la entidad había perdido el rumbo norte y se dirigía claramente al abismo de 2ª B. En el mercado invernal hubo que reconfeccionar media plantilla de un equipo que fue confeccionado casi por completo unos meses antes. El resultado final es bien conocido por todos: salvación agónica en el último partido y desbandada general.
En total, tres secretarios técnicos, algunos de ellos con sueldos desorbitados, tres entrenadores y más de treinta jugadores que en uno u otro momento estuvieron en la nómina del club. Demasiado trasiego para un Albacete en horas bajas.

Las disculpas esgrimidas por el consejo de administración fueron vistas como un gran detalle por parte de unos aficionados que confiaban casi ciegamente en el hombre que sitúo Albacete en el mapa futbolístico español. Sin embargo, la confianza no ha sido devuelta y seis meses después nos encontramos con los mismos errores sino mayores y con una situación deportiva parecida a la de las últimas temporadas.

La planificación deportiva desastrosa de la temporada anterior llevó al equipo manchego a confeccionar una plantilla totalmente nueva y huyendo de errores pasados, opuesta a su antecesora. Si aquella estaba plagada de veteranos curtidos en mil batallas y con un amplio bagaje en primera y segunda división, la actual apenas cuenta con hombres conocidos. Ni tanto ni tan calvo. La mala primera vuelta ha vuelto a poner en evidencia la planificación deportiva de este equipo que, de nuevo, en el mercado invernal se ve obligado a remendar la chapuza veraniega. Si el año pasado se dieron seis altas y siete bajas, este año ya se han superado esas cifras. A la espera del ansiado delantero que aún no ha llegado, podemos hablar ya de ocho nuevos fichajes y ocho bajas. En términos globales, han pasado por el equipo albaceteño más de cuarenta jugadores, cuatro entrenadores, cuatro secretarios técnicos y un sinfín de trabajadores despedidos y contratados en sólo año y medio de la gestión de Candel.

Todo esto no extraña ya a nadie en Albacete. Años de bandazos con unas y otras directivas han mermado en gran medida la capacidad de asombro de una afición que ya espera cualquier cosa de sus dirigentes. Sin embargo, el pasado lunes, la parroquia albaceteña descubrió que no hay que subestimar a su junta directiva pues ésta siempre está dispuesta a superarse. A la vez que se anunciaba la contratación como cedido de Balboa, aquel interior derecho que debutara con el Real Madrid y que actualmente pertenece al Benfica portugués, para reforzar un puesto en el que ya se había incorporado previamente a Songo’o hace tan sólo unas semanas, se hacía público la intención del club manchego de dar de baja la ficha de Asen que, junto a Tato, es su mejor goleador.

El delantero madrileño, hombre de confianza de Calderón durante toda la temporada, ha sido el delantero referencia del equipo, ha conseguido cuatro goles y ha disputado 1257 minutos siendo el sexto jugador en esta disciplina. Además, y a pesar de no ser un dechado de virtudes, Asen gozaba de la simpatía de la afición por su entrega y honradez sobre el césped.

Pues bien, cuando todo parecía decidido, lejos de dejar las cosas como estaban, el club ante la crispación reinante en su afición, ha obrado de manera totalmente descoordinada mostrando una más que posible división en el seno del consejo de administración. Por un lado, el consejero encargado de la gestión deportiva, Ángel Copete, desmentía la noticia a la vez que echaba balones fuera hacía el secretario técnico Mariano Hernán, apartado, aunque de manera no oficial, de sus labores dentro del club, al que culpaba de la falta de tacto a la hora de comunicar la noticia al futbolista. Por otro, Rafael Candel, apuntando en la misma dirección que su consejero hablaba de depurar responsabilidades en la figura de su secretario técnico. Sin embargo, contradiciendo a Copete calificaba el hecho como algo irreversible y confirmaba la baja del futbolista.

En definitiva, el tiovivo en el que se ha convertido este último mercado invernal unido a las últimas derrotas ante Nástic y Huesca, rivales directos por la permanencia, han devuelto el pesimismo a una afición cada vez más hastiada.

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