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Estefanía Jiménez

Casi 100 millones de alcaldes virtuales

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En el mundo del 3D, de la alta definición, de la tecnología más avanzada, está triunfando un juego con gráficos y jugabilidad muy limitada. Además, no precisa de consola ni cuesta dinero. Es Cityville, creado para la red social Facebook.

La industria de los videojuegos siempre reivindica que el suyo es también un producto cultural. ¿Pensará lo mismo de este juego online? De momento, muchos creadores soñarían con alcanzar sus cifras. Hace unos días, conocíamos que Cityville llegó a los 97,8 millones de usuarios activos mensuales y pensaba alcanzar en breve los 100 millones. Antes, se "llevaba eso de jugar a la granja", ahora la moda es recaudar y poner negocios y decoraciones en una ciudad.

Las aplicaciones para jugar dan un valor añadido a las páginas web. Tuenti llegó tarde –el pasado junio- y le costará recuperarse y superar la variedad que ofrece Facebook. FarmVille era hasta hace poco el juego por excelencia, con 61,6 millones de usuarios activos mensuales, pero en cosechar y plantar hay poca estrategia.

Cityville permite cosechar, construir, colocar al antojo… pero también implica tener muchos amigos para poder avanzar en los niveles. Así, la red se va extiendo exponencialmente de forma muy rápida. La música, los libros y las películas se prestan, pero los juegos online se comparten incluso con gente que hace años que no vemos. Y qué bien sienta ayudar a nuestros amigos a reunir colecciones para conseguir objetos. Y qué rabia da no tener suficientes "vecinos" agregados. Es más, se entra en una especie de competición a ver quién tiene más nivel, más contactos, más dinero… Todo forma parte del juego.

Desde que los desarrolladores de juegos descubrieron que nos apasiona hacer casas, movernos por ciudades, manejar personajes, comprar objetos para decorar viviendas y todas las opciones de los Sims, está proliferando este tipo de pasatiempo sencillo, con gráficos básicos, ruidos de máquinas tragaperras y una energía máxima que hay que saber administrar.

Se acusa a Zynga, la empresa que ha creado el juego, de copiar ideas. Pero también son otras entidades las que imitan las creaciones de Zynga. Y es que todos quieren formar parte del nuevo pastel que representan las redes sociales. Aunque haya publicidad y sea una plataforma laboratorio para probar nuevas aplicaciones, no existe todavía una rentabilidad económica, por mucho que exista la opción de pagar por adquirir "billetes virtuales" con los que jugar.

La pregunta es, ¿pagaríamos por utilizar un juego de estas características en una consola tradicional o simplemente nos gusta aprovechar un ratilllo en las horas que pasamos trabajando delante del ordenador para distraernos poniendo nombres graciosos a nuestros negocios?

Casi 100 millones de alcaldes virtuales

Estefanía Jiménez
Estefanía Jiménez Solís
lunes, 24 de enero de 2011, 10:41 h (CET)
En el mundo del 3D, de la alta definición, de la tecnología más avanzada, está triunfando un juego con gráficos y jugabilidad muy limitada. Además, no precisa de consola ni cuesta dinero. Es Cityville, creado para la red social Facebook.

La industria de los videojuegos siempre reivindica que el suyo es también un producto cultural. ¿Pensará lo mismo de este juego online? De momento, muchos creadores soñarían con alcanzar sus cifras. Hace unos días, conocíamos que Cityville llegó a los 97,8 millones de usuarios activos mensuales y pensaba alcanzar en breve los 100 millones. Antes, se "llevaba eso de jugar a la granja", ahora la moda es recaudar y poner negocios y decoraciones en una ciudad.

Las aplicaciones para jugar dan un valor añadido a las páginas web. Tuenti llegó tarde –el pasado junio- y le costará recuperarse y superar la variedad que ofrece Facebook. FarmVille era hasta hace poco el juego por excelencia, con 61,6 millones de usuarios activos mensuales, pero en cosechar y plantar hay poca estrategia.

Cityville permite cosechar, construir, colocar al antojo… pero también implica tener muchos amigos para poder avanzar en los niveles. Así, la red se va extiendo exponencialmente de forma muy rápida. La música, los libros y las películas se prestan, pero los juegos online se comparten incluso con gente que hace años que no vemos. Y qué bien sienta ayudar a nuestros amigos a reunir colecciones para conseguir objetos. Y qué rabia da no tener suficientes "vecinos" agregados. Es más, se entra en una especie de competición a ver quién tiene más nivel, más contactos, más dinero… Todo forma parte del juego.

Desde que los desarrolladores de juegos descubrieron que nos apasiona hacer casas, movernos por ciudades, manejar personajes, comprar objetos para decorar viviendas y todas las opciones de los Sims, está proliferando este tipo de pasatiempo sencillo, con gráficos básicos, ruidos de máquinas tragaperras y una energía máxima que hay que saber administrar.

Se acusa a Zynga, la empresa que ha creado el juego, de copiar ideas. Pero también son otras entidades las que imitan las creaciones de Zynga. Y es que todos quieren formar parte del nuevo pastel que representan las redes sociales. Aunque haya publicidad y sea una plataforma laboratorio para probar nuevas aplicaciones, no existe todavía una rentabilidad económica, por mucho que exista la opción de pagar por adquirir "billetes virtuales" con los que jugar.

La pregunta es, ¿pagaríamos por utilizar un juego de estas características en una consola tradicional o simplemente nos gusta aprovechar un ratilllo en las horas que pasamos trabajando delante del ordenador para distraernos poniendo nombres graciosos a nuestros negocios?

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