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Domingo Delgado

Los preparativos del arranque electoral de mayo

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Llegados finales de enero, a poco más de un trimestre de la prevista cita electoral de mayo, observamos cómo las maquinarias electorales de los partidos comienzan a moverse para afrontar la precampaña y la propia campaña electoral de mayo, en las condiciones más óptimas posibles.

Así que todo lo que hagan los partidos en este tiempo, especialmente los que tienen a priori mayores opciones de triunfo, no dejan de ser apariciones calculadas según los parámetros del más puro márketing político para intentar convencer al electorado que representan la mejor opción para su voto. ¡Cuestión distinta es que realmente lo sean!. Amen que en las campañas se promete hasta lo impensable, para olvidarse de lo prometido una vez pasada la cita electoral.

Por tanto, este es un tiempo político que inspira poca confianza, o por mejor decir, aconseja un crudo realismo en las interpretaciones de gestos, promesas, planteamientos y slogans con los que seremos “bombardeados” por los interesados.

Dentro de este contexto, hemos de ver la convención nacional que el Partido Popular ha celebrado este fin de semana en Sevilla, a la que ha asistido su aparato de poder y no pocos cargos públicos, dado que ostenta poder territorial en varias Comunidades Autónomas. Las crónicas que de allí llegan presentan a un PP moderado, con pretensión de tender la mano a sectores moderados de izquierda –a imitación de Sarkozy-, y con grandes dosis de calculada austeridad para tratar de presentar un modelo lógico que haga viable una rápida salida de la crisis, según resulta del clamor social de la ciudadanía; hasta el punto de haberse hecho eco de alguna propuesta de Aznar de reducción del desarrollo autonómico, pero que Rajoy ha tratado de disimular en este evento, conocedor de que posiblemente hubiera de llegar a entendimientos con nacionalistas, de producirse una victoria que no fuera por mayoría absoluta. Todo esto, sobre el papel, presenta a un partido que puede ser alternativa de gobierno en unas futuras elecciones generales.

Aunque los próximos comicios son territoriales (autonómicos y locales), lo que hace que el PP esté adelantándose a los tiempos con escasa prudencia política. Pero además, esos ejes en los que Rajoy quiere hacer depender su oferta política (moderación y austeridad) no tienen buen acomodo –comparativamente hablando- en Instituciones donde gobierna el PP (Comunidad Autónoma de Valencia y Ayuntamiento de Madrid, ejemplos de instituciones gravemente endeudadas, y Comunidad Autónoma de Murcia con un auténtico colapso de gestión y conflicto social de ello derivado), por un lado; y por otro, la moderación del PP no es precisamente muy constructiva para el sosiego de la vida pública española, pues ni han facilitado un conveniente pacto de Estado ante la crisis económica, ni cesan en su actitud de hostigamiento al gobierno de la Nación, pues sabido es que a la derecha del PP no hay opción electoral efectiva, lo que hace poco creíble ese mensaje de moderación y ofrecimiento a la izquierda moderada, siendo una emulación a la francesa, dentro del marketing político que comentábamos.

Por su parte, el Partido Socialista, con el valido de Rubalcaba al frente, está demandando un relevo en su cúspide, visto el estado de “incineración política” que padece su formal líder, al que únicamente falta “enterrar políticamente”, pues que se mantenga Zapatero al frente es una importante tara para que consiga “levantar el vuelo” un proyecto que se ha quemado por torpeza ante la crisis, y por imprudencias diversas como la apuesta por el nacionalismo disolvente catalán, de cuyo gobierno formaban parte sus socios socialistas autóctonos, que además han presentado un estado ruinoso de una gestión ineficaz, entregada más a la simbología política autodeterminativa de sus compañeros de viaje, que a la realidad social de una Cataluña “motor industrial y comercial” de España.

Pero como los socialistas no iban a ser menos que los populares, también tuvieron su encuentro del aparato de mando estatal y territorial en su sede madrileña de la calle Ferraz. Y así, donde antes hubo veladas críticas a Zapatero, y alguna que otra opinión sobre la oportunidad actual de su relevo, en “vivo y en directo” con Zapatero “de cuerpo presente” enmudecieron al punto de aparentar una unidad poco consistente, dejando el “carro” rodar. Eso sí, con Rubalcaba al frente. Auténtico activo capaz de dar la vuelta durante este año, con su proverbial astucia, a una intención de voto que hasta ahora señala al PP al alza y al PSOE a la baja.

Aunque nos hubiera gustado un escenario más clarificador, se mantiene la situación, quizá porque aún hay que tomar duras medidas sociales para reconducir la crisis económica, y en el PSOE no querrán quemar también a Rubalcaba, para lo cual mantendrán a Zapatero que ya está “quemado”, salvaguardando la figura de un Rubalcaba que reconduzca la situación actual y pueda evitar la zozobra de un proyecto político necesario para la gobernación y el progreso de España.

Si bien, no deberíamos de obviar que en este difícil escenario, se haga necesario un “gobierno de concentración” para el próximo otoño, si la crisis no acaba de remitir, en cuyo caso el esfuerzo por salir de la situación, y adoptar medidas económicas de porte “quirúrgico” sea asumido y pactado de forma consensuada como ocurrió en los difíciles momentos de la transición, en que la sensatez, el servicio a la ciudadanía y la visión de Estado salvaron al país de una gravísima crisis económica, con un alto nivel de paro y una inflación que rondaba el 25%.

No obstante, ciñámonos al momento actual, deseando que las medidas anticrisis vayan dando resultado, y abordemos el horizonte inmediato de los comicios locales y regionales. En cualquier caso, se nos presenta un año complejo en lo político, en lo económico, y en lo social.

Los preparativos del arranque electoral de mayo

Domingo Delgado
Domingo Delgado
lunes, 24 de enero de 2011, 08:36 h (CET)
Llegados finales de enero, a poco más de un trimestre de la prevista cita electoral de mayo, observamos cómo las maquinarias electorales de los partidos comienzan a moverse para afrontar la precampaña y la propia campaña electoral de mayo, en las condiciones más óptimas posibles.

Así que todo lo que hagan los partidos en este tiempo, especialmente los que tienen a priori mayores opciones de triunfo, no dejan de ser apariciones calculadas según los parámetros del más puro márketing político para intentar convencer al electorado que representan la mejor opción para su voto. ¡Cuestión distinta es que realmente lo sean!. Amen que en las campañas se promete hasta lo impensable, para olvidarse de lo prometido una vez pasada la cita electoral.

Por tanto, este es un tiempo político que inspira poca confianza, o por mejor decir, aconseja un crudo realismo en las interpretaciones de gestos, promesas, planteamientos y slogans con los que seremos “bombardeados” por los interesados.

Dentro de este contexto, hemos de ver la convención nacional que el Partido Popular ha celebrado este fin de semana en Sevilla, a la que ha asistido su aparato de poder y no pocos cargos públicos, dado que ostenta poder territorial en varias Comunidades Autónomas. Las crónicas que de allí llegan presentan a un PP moderado, con pretensión de tender la mano a sectores moderados de izquierda –a imitación de Sarkozy-, y con grandes dosis de calculada austeridad para tratar de presentar un modelo lógico que haga viable una rápida salida de la crisis, según resulta del clamor social de la ciudadanía; hasta el punto de haberse hecho eco de alguna propuesta de Aznar de reducción del desarrollo autonómico, pero que Rajoy ha tratado de disimular en este evento, conocedor de que posiblemente hubiera de llegar a entendimientos con nacionalistas, de producirse una victoria que no fuera por mayoría absoluta. Todo esto, sobre el papel, presenta a un partido que puede ser alternativa de gobierno en unas futuras elecciones generales.

Aunque los próximos comicios son territoriales (autonómicos y locales), lo que hace que el PP esté adelantándose a los tiempos con escasa prudencia política. Pero además, esos ejes en los que Rajoy quiere hacer depender su oferta política (moderación y austeridad) no tienen buen acomodo –comparativamente hablando- en Instituciones donde gobierna el PP (Comunidad Autónoma de Valencia y Ayuntamiento de Madrid, ejemplos de instituciones gravemente endeudadas, y Comunidad Autónoma de Murcia con un auténtico colapso de gestión y conflicto social de ello derivado), por un lado; y por otro, la moderación del PP no es precisamente muy constructiva para el sosiego de la vida pública española, pues ni han facilitado un conveniente pacto de Estado ante la crisis económica, ni cesan en su actitud de hostigamiento al gobierno de la Nación, pues sabido es que a la derecha del PP no hay opción electoral efectiva, lo que hace poco creíble ese mensaje de moderación y ofrecimiento a la izquierda moderada, siendo una emulación a la francesa, dentro del marketing político que comentábamos.

Por su parte, el Partido Socialista, con el valido de Rubalcaba al frente, está demandando un relevo en su cúspide, visto el estado de “incineración política” que padece su formal líder, al que únicamente falta “enterrar políticamente”, pues que se mantenga Zapatero al frente es una importante tara para que consiga “levantar el vuelo” un proyecto que se ha quemado por torpeza ante la crisis, y por imprudencias diversas como la apuesta por el nacionalismo disolvente catalán, de cuyo gobierno formaban parte sus socios socialistas autóctonos, que además han presentado un estado ruinoso de una gestión ineficaz, entregada más a la simbología política autodeterminativa de sus compañeros de viaje, que a la realidad social de una Cataluña “motor industrial y comercial” de España.

Pero como los socialistas no iban a ser menos que los populares, también tuvieron su encuentro del aparato de mando estatal y territorial en su sede madrileña de la calle Ferraz. Y así, donde antes hubo veladas críticas a Zapatero, y alguna que otra opinión sobre la oportunidad actual de su relevo, en “vivo y en directo” con Zapatero “de cuerpo presente” enmudecieron al punto de aparentar una unidad poco consistente, dejando el “carro” rodar. Eso sí, con Rubalcaba al frente. Auténtico activo capaz de dar la vuelta durante este año, con su proverbial astucia, a una intención de voto que hasta ahora señala al PP al alza y al PSOE a la baja.

Aunque nos hubiera gustado un escenario más clarificador, se mantiene la situación, quizá porque aún hay que tomar duras medidas sociales para reconducir la crisis económica, y en el PSOE no querrán quemar también a Rubalcaba, para lo cual mantendrán a Zapatero que ya está “quemado”, salvaguardando la figura de un Rubalcaba que reconduzca la situación actual y pueda evitar la zozobra de un proyecto político necesario para la gobernación y el progreso de España.

Si bien, no deberíamos de obviar que en este difícil escenario, se haga necesario un “gobierno de concentración” para el próximo otoño, si la crisis no acaba de remitir, en cuyo caso el esfuerzo por salir de la situación, y adoptar medidas económicas de porte “quirúrgico” sea asumido y pactado de forma consensuada como ocurrió en los difíciles momentos de la transición, en que la sensatez, el servicio a la ciudadanía y la visión de Estado salvaron al país de una gravísima crisis económica, con un alto nivel de paro y una inflación que rondaba el 25%.

No obstante, ciñámonos al momento actual, deseando que las medidas anticrisis vayan dando resultado, y abordemos el horizonte inmediato de los comicios locales y regionales. En cualquier caso, se nos presenta un año complejo en lo político, en lo económico, y en lo social.

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