Pese al liderato en la liga, nada ha sido del todo fácil para el Betis esta temporada. Las lesiones han perjudicado al conjunto verdiblanco, que ha encontrado en la profundidad de plantilla una herramienta con la que hacer de la necesidad virtud.
Quizá el mejor aspecto de los béticos ha sido su capacidad “reptiliana” para cambiar su piel en cada momento su esquema haciéndolo lo más adecuado con respecto a las etapas de su temporada. Pepe Mel comenzó la liga con su idea del 4-4-2, un dibujo con extremos, con hombres que se pegan a la banda y que desbordan al contrario por fuera. Sin embargo, la lesión de hombres como Momo, Juanma o Miguel Lopes hizo que las bandas se quedasen huérfanas y fue ahí donde la serpiente verdiblanca mudó su piel para llegar a otro esquema y hacer del tridente su forma de vida.
Durante el mercado de invierno, el Betis recibió la noticia de que no podía realizar fichaje alguno por encontrarse ahora el club en Ley Concursal a causa de las vacías arcas béticas. Precisamente esta semana se hacían públicas algunas de las cuentas de Luis Oliver y compañía. Siempre con el presunto como prefijo en estos casos, leíamos en la prensa, que los caros viajes de varios directivos, con todas las comodidades que pudiera tener el AVE, eran sufragados con un dinero que aparecía en las cuentas como “gastos de cantera”. Tampoco se escatimaría en llamadas telefónicas, que saldrían más caras que hacerse rico con mensajes de móvil; al igual que los canapés, que llenaron los gaznates de aquellos que van de cuello a los sitios a costa de las trece barras del Betis. Vamos, que según lo publicado, en el Betis se gastaba con más ostensión y frialdad que en “Las joyas de la Corona”.
De aquellas semillas, estos pobres arbustos llenos de pobreza en los que el Betis se ve sumido hoy. Pero pese a la falta de fichajes, Pepe Mel no ha tardado en darse cuenta de que los mejores refuerzos estaban ya en el propio Betis, pero en la enfermería. El nuevo año nos trae cada vez más jugadores recuperados, como Juanma, que podrá volver a la banda diestra; Miguel Lopes, que podrá de nuevo alternar el lateral con el extremo, Momo, que llegará en poco tiempo a ayudar en el extremo izquierdo; y por supuesto, el año nuevo trae la esperadísima recuperación de ese hombre tan pequeño como importante en el plan de movilidad del Betis: Jonathan Pereira.
El menudo delantero gallego (valga menudo como afirmación y exclamación) ha devuelto el estilo inicial al conjunto de Pepe Mel. Lo notaron los béticos frente al Alcorcón cuando entró y marcó casi al instante. Sus movimientos hábiles, precisos y eléctricos, dan una movilidad al Betis que no tuvo con el tridente, que tiene toda la magia del pase, pero a veces carece del desborde de los extremos. Pereira es el primero en mostrar el camino, en completar la estrategia; y en las próximas semanas se sumarán los Juanma (ya recuperado), Miguel Lopes, Momo…
Con ellos el diablo bético tendrá tridente pero también un látigo rápido, imprevisible y que puede suponer un arma mortal de cara a los contrarios. Un arma que debe servir para dar el espaldarazo definitivo a la carrera por el ascenso. Cuando el Betis pueda contar con todos sus efectivos, la serpiente que muda su piel se convertirá en un camaleón que podrá moverse y camuflarse a su antojo con dos tipos de gama cromática con los que puede atacar a cualquiera. Calidad por dentro, o desborde y movilidad por fuera. Cada vez queda menos para la recuperación de los lesionados, y eso significa que el “Plan de Movilidad Bética” está cada vez más cerca de ser la gran alternativa al tridente en ataque.