Este sábado pasado fuimos testigos en El Molinón del cumplimiento de un sueño: el de Nacho Cases. El joven canterano del Sporting que volvía a formar parte de la alineación titular del conjunto rojiblanco, vio como a veces, cuando sueñas con algo y luchas por conseguirlo las cosas se convierten en realidad: realizó un gran encuentro, marcó un gol y levantó a todo el estadio. Todas esas cosas que siempre anhelas hacer cuando estás empezando en el deporte base.

Otro ejemplo de esto, lo tenemos en el Blancos de Rueda de Valladolid. Tras ganar al Caja Laboral, los de Fisac consiguieron la machada de meterse en La Copa de Rey como cabezas de serie. Cinco victorias seguidas y un estado de forma excelente son las dos armas que están logrando que los vallisoletanos puedan hacer historia.

Quizás en ambos ejemplos, no logren llegar a buen puerto pero por ahora están disfrutando de un buen momento profesional, que viene acompañado de unos resultados óptimos que siempre dan ánimos para seguir afrontando lo que más les gusta hacer, con un plus de energía.

Todo el mundo quiere ganar títulos y que se le reconozca con grandes premios, y a veces lo más simple o estar pasando por un buen momento deportivo, también es un gran premio. Y lo es, tanto para el jugador o equipo del deporte que sea, como para el aficionado.

Hay que plantearse desde el deporte base, inculcar a las futuras estrellas del deporte que las cosas más simples y puras también son un premio. Los títulos ayudan a hacer grande a una persona, pero más grande es la persona cuando el título es el reconocimiento personal anónimo.