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La Unión del Pueblo Alemán se integra en el Partido Nacional Democrático de Alemania para fortalecer a la ultraderecha alemana

La extrema derecha alemana se reorganiza

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El Partido Nacional Democrático de Alemania, reconocido generalmente como el heredero histórico del NSDAP –el partido de Hitler–, ha absorbido a la Unión del Pueblo Alemán para configurar un nuevo ente político, que mantendrá las siglas del partido grande junto con una coletilla referida a la antigua DVU: NDP – Die Volsksunion.

Pablo Hernández / Analista internacional

La creación de este nuevo partido forma parte de una estrategia para que la extrema derecha vuelva a tener representación en los parlamentos de los Estados federados. Cinco de estos estados (Sajonia-Anhalt, Renania-Palatinado, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Hessen y la Baja Sajonia) además de tres ciudades-Estado (Berlín, Hamburgo y Bremen) celebrarán elecciones a lo largo de este año, y el objetivo de los extremistas es colarse en alguno de estos parlamentos.

El programa que presentará el NDP no difiere a grandes rasgos de las propuestas que están proponiendo otros partidos europeos de ultraderecha: nacionalismo populista con tintes racistas, oposición frontal a la inmigración, homofobia, revisionismo histórico y, sobre todo, la utilización de un lenguaje nacionalista y anticapitalista similar al empleado por el nacionalsocialismo en los años 30 del siglo pasado. En cuanto a sus reivindicaciones para Alemania en particular, los radicales plantean entre otras cosas la salida de su país de instituciones internacionales como la UE y la OTAN, la recuperación del marco como moneda nacional y la abolición del derecho de asilo, que Alemania suele conceder a refugiados por motivos políticos.

No se percibe un peligro real
Sin embargo, pese a la posible concentración de votos que esta unión provocaría, las reacciones en Alemania no han sido temerosas o alarmistas, sino todo lo contrario. El profesor de la Universidad de Jena Torsten Oppelland afirma que esta unión “no tiene sentido desde el punto de vista electoral”, puesto que la intención de voto prevista para la extrema derecha es proporcionalmente muy baja con respecto al resto de los partidos.

En Hamburgo, el subjefe del servicio de protección constitucional (figura jurídica que en Alemania se encarga de defender el sistema democrático liberal frente a aquellos que intentan abolirlo) Manfred Murck, ha afirmado que el NDP ha absorbido a un partido moribundo, con militantes inactivos y de avanzada edad y que por lo tanto “la fusión no va a significar grandes ventajas para la extrema derecha”.

El NPD aspira a repetir el resultado que consiguió en 1998 la DVU en las elecciones de Sajonia-Anhalt: un 12,9% de los votos, lo que le otorgó una representación de dieciséis escaños en el parlamento de ese Estado.

La extrema derecha alemana se reorganiza

La Unión del Pueblo Alemán se integra en el Partido Nacional Democrático de Alemania para fortalecer a la ultraderecha alemana
Pablo Hernández Ramos
lunes, 17 de enero de 2011, 08:02 h (CET)
El Partido Nacional Democrático de Alemania, reconocido generalmente como el heredero histórico del NSDAP –el partido de Hitler–, ha absorbido a la Unión del Pueblo Alemán para configurar un nuevo ente político, que mantendrá las siglas del partido grande junto con una coletilla referida a la antigua DVU: NDP – Die Volsksunion.

Pablo Hernández / Analista internacional

La creación de este nuevo partido forma parte de una estrategia para que la extrema derecha vuelva a tener representación en los parlamentos de los Estados federados. Cinco de estos estados (Sajonia-Anhalt, Renania-Palatinado, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Hessen y la Baja Sajonia) además de tres ciudades-Estado (Berlín, Hamburgo y Bremen) celebrarán elecciones a lo largo de este año, y el objetivo de los extremistas es colarse en alguno de estos parlamentos.

El programa que presentará el NDP no difiere a grandes rasgos de las propuestas que están proponiendo otros partidos europeos de ultraderecha: nacionalismo populista con tintes racistas, oposición frontal a la inmigración, homofobia, revisionismo histórico y, sobre todo, la utilización de un lenguaje nacionalista y anticapitalista similar al empleado por el nacionalsocialismo en los años 30 del siglo pasado. En cuanto a sus reivindicaciones para Alemania en particular, los radicales plantean entre otras cosas la salida de su país de instituciones internacionales como la UE y la OTAN, la recuperación del marco como moneda nacional y la abolición del derecho de asilo, que Alemania suele conceder a refugiados por motivos políticos.

No se percibe un peligro real
Sin embargo, pese a la posible concentración de votos que esta unión provocaría, las reacciones en Alemania no han sido temerosas o alarmistas, sino todo lo contrario. El profesor de la Universidad de Jena Torsten Oppelland afirma que esta unión “no tiene sentido desde el punto de vista electoral”, puesto que la intención de voto prevista para la extrema derecha es proporcionalmente muy baja con respecto al resto de los partidos.

En Hamburgo, el subjefe del servicio de protección constitucional (figura jurídica que en Alemania se encarga de defender el sistema democrático liberal frente a aquellos que intentan abolirlo) Manfred Murck, ha afirmado que el NDP ha absorbido a un partido moribundo, con militantes inactivos y de avanzada edad y que por lo tanto “la fusión no va a significar grandes ventajas para la extrema derecha”.

El NPD aspira a repetir el resultado que consiguió en 1998 la DVU en las elecciones de Sajonia-Anhalt: un 12,9% de los votos, lo que le otorgó una representación de dieciséis escaños en el parlamento de ese Estado.

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