Acabar la primera vuelta fuera de los puestos de descenso no era el objetivo que se marcaba el club cuando arrancó la temporada. La pomposa llegada del jeque en verano y su fuerte desembolso económico en el club vaticinaban que el Málaga debía estar en una zona media de la clasificación. En el fútbol, a veces, no hay mucha lógica.
Hoy sí se puede calificar como un pseudo éxito que el equipo se mantenga fuera del descenso si nos ceñimos a la evolución que ha ido mostrando el club de Martiricos desde que comenzó la temporada. El nuevo bloque se va amoldando y el equipo parece que sí transmite buenas sensaciones.
En definitiva acabar una primera vuelta con 17 puntos son un bagaje muy pobre para un importante proyecto que aspiraba a mucho más pero que como casi siempre habrá que luchar por la permanencia.
En verano el club escogió a Jesualdo Ferreira como patrón de un barco que debía zarpar y llegar a un buen puerto pero que en seis jornadas zozobró y encalló en aguas del Mediterráneo. Un malísimo arranque en casa, nunca llegó a ganar un partido como local el técnico portugués, y una irregular dinámica de resultados fuera de casa originaron un gran malestar entre los aficionados que veían que el equipo no jugaba a nada y que la situación no era nada halagüeña.
Pellegrini fue el sustituto para un técnico portugués que no supo manejar la situación y que tampoco supo ganar puntos. El cambio supuso una inyección de oxígeno para los jugadores que reaccionaron y en su primer partido como local consiguieron la primera victoria de la temporada como local frente al Levante.
El técnico chileno sabe manejar el vestuario de mejor forma y los resultados sí están acompañando a un equipo que debe sumar mucho en la segunda vuelta si no quiere verse obligado a sufrir. Las incorporaciones en el mercado invernal y la mejora sustancial del equipo deben verse reflejadas con triunfos y todavía falta mucho campeonato. De nuevo, la ilusión vuelve a Málaga en 2011 pero deberá seguir latiendo a base de victorias.