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Alberto Mendo

El nuevo arquitecto de oro

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Hace 50 años, un español recibía un galardón a la postre importante pero que apenas se había instaurado. Se trata de Luis Suárez y del Balón de Oro. “El Arquitecto”, como le apodó Alfredo Di Stéfano, fue el quinto jugador que conquistó el premio de la revista France Football, sucediendo en el palmarés precisamente a su rival aunque amigo madridista. Medio siglo después, el Balón de Oro vuelve a recaer en manos de un español. Ha tenido que fusionarse el trofeo de la publicación francesa con el FIFA World Player para que un jugador de nuestro país alcance el mayor reconocimiento individual a nivel mundial. Andrés Iniesta, dando por buenas todas las quinielas, ha convencido de su talento a entrenadores, compañeros futbolistas y periodistas, consagrándose como “el nuevo arquitecto”.

Mucho se ha estado discutiendo sobre si el manchego merece más o menos el premio que su compañero Xavi Hernández. En mi opinión, el catalán reúne más aptitudes, es más completo y se ha convertido en el cerebro del mejor Barcelona de la historia. Entonces, ¿qué le falta para ser distinguido con el Balón de Oro? Pues lo que le permite a Iniesta llevarse el trofeo: ser desequilibrante en el momento oportuno. Xavi decide partidos, muchos, casi todos, gracias a su trabajo y calidad constantes; Iniesta, aún situándose un escalón por debajo en técnica, ha suplido sus carencias protagonizando instantes memorables y con lo más importante en este deporte: goles. Está claro que el suyo en la prórroga de la final del Mundial vale oro, de manera literal y figurada.

El podio lo completará Leo Messi, que hizo en 2010 un año sensacional pero no tan extraordinario como el anterior del Barcelona hexacampeón. De hecho, me parece excesivo que la terna sea netamente azulgrana. Echo de menos entre los finalísimos a Sneijder, que hizo una excelente temporada coronada de títulos en el Inter de Mourinho y llegó a la final de Sudáfrica con Holanda, o a Forlán, que destacó más con su selección que el argentino con la suya e incluso ganó más (doblete) con el Atlético de Madrid. Además, me apunto al carro de los que premiarían a Iker Casillas; sus paradas han sido tanto o más importantes que los goles de sus compañeros tanto en la ‘roja’ como en el Real Madrid.

En cualquier caso, toca celebrar el segundo Balón de Oro español, una fiesta que tendría que haber llegado mucho antes. Raúl se quedó en el agridulce segundo lugar en el año 2001, cuando la revista decidió dar su premio a Michael Owen. Quedará por siempre como una de las grandes injusticias inherentes a los premios, lo mismo que Cary Grant nunca recibió un Oscar de Hollywood. No ha sabido el mundo del fútbol recompensar lo mucho que ha dado en el campo el capitán madridista (para mí lo sigue siendo incluso militando en el Shalke). El ‘7’ tiene en su poder records al alcance de unos escasos elegidos, ha sido y es un líder natural con carisma y unos valores intachables, ha demostrado clase y técnica, y ha marcado goles de todos los colores y algunos valedores de Champions, ligas e incluso Intercontinentales. Por menos palmarés y méritos otros ya tienen un Balón de Oro en sus vitrinas.

De todas formas, el protagonista merecido es Andrés Iniesta, “el nuevo arquitecto”. Su premio, aunque no salda cuentas pendientes, sí es un reconocimiento al talento de una generación de futbolistas españoles extraordinarios que seguirán dándonos muchas alegrías. Por eso, estoy seguro de que no hará falta esperar otros 50 años para que el manchego tenga sucesor.

El nuevo arquitecto de oro

Alberto Mendo
Alberto Mendo
lunes, 10 de enero de 2011, 09:23 h (CET)
Hace 50 años, un español recibía un galardón a la postre importante pero que apenas se había instaurado. Se trata de Luis Suárez y del Balón de Oro. “El Arquitecto”, como le apodó Alfredo Di Stéfano, fue el quinto jugador que conquistó el premio de la revista France Football, sucediendo en el palmarés precisamente a su rival aunque amigo madridista. Medio siglo después, el Balón de Oro vuelve a recaer en manos de un español. Ha tenido que fusionarse el trofeo de la publicación francesa con el FIFA World Player para que un jugador de nuestro país alcance el mayor reconocimiento individual a nivel mundial. Andrés Iniesta, dando por buenas todas las quinielas, ha convencido de su talento a entrenadores, compañeros futbolistas y periodistas, consagrándose como “el nuevo arquitecto”.

Mucho se ha estado discutiendo sobre si el manchego merece más o menos el premio que su compañero Xavi Hernández. En mi opinión, el catalán reúne más aptitudes, es más completo y se ha convertido en el cerebro del mejor Barcelona de la historia. Entonces, ¿qué le falta para ser distinguido con el Balón de Oro? Pues lo que le permite a Iniesta llevarse el trofeo: ser desequilibrante en el momento oportuno. Xavi decide partidos, muchos, casi todos, gracias a su trabajo y calidad constantes; Iniesta, aún situándose un escalón por debajo en técnica, ha suplido sus carencias protagonizando instantes memorables y con lo más importante en este deporte: goles. Está claro que el suyo en la prórroga de la final del Mundial vale oro, de manera literal y figurada.

El podio lo completará Leo Messi, que hizo en 2010 un año sensacional pero no tan extraordinario como el anterior del Barcelona hexacampeón. De hecho, me parece excesivo que la terna sea netamente azulgrana. Echo de menos entre los finalísimos a Sneijder, que hizo una excelente temporada coronada de títulos en el Inter de Mourinho y llegó a la final de Sudáfrica con Holanda, o a Forlán, que destacó más con su selección que el argentino con la suya e incluso ganó más (doblete) con el Atlético de Madrid. Además, me apunto al carro de los que premiarían a Iker Casillas; sus paradas han sido tanto o más importantes que los goles de sus compañeros tanto en la ‘roja’ como en el Real Madrid.

En cualquier caso, toca celebrar el segundo Balón de Oro español, una fiesta que tendría que haber llegado mucho antes. Raúl se quedó en el agridulce segundo lugar en el año 2001, cuando la revista decidió dar su premio a Michael Owen. Quedará por siempre como una de las grandes injusticias inherentes a los premios, lo mismo que Cary Grant nunca recibió un Oscar de Hollywood. No ha sabido el mundo del fútbol recompensar lo mucho que ha dado en el campo el capitán madridista (para mí lo sigue siendo incluso militando en el Shalke). El ‘7’ tiene en su poder records al alcance de unos escasos elegidos, ha sido y es un líder natural con carisma y unos valores intachables, ha demostrado clase y técnica, y ha marcado goles de todos los colores y algunos valedores de Champions, ligas e incluso Intercontinentales. Por menos palmarés y méritos otros ya tienen un Balón de Oro en sus vitrinas.

De todas formas, el protagonista merecido es Andrés Iniesta, “el nuevo arquitecto”. Su premio, aunque no salda cuentas pendientes, sí es un reconocimiento al talento de una generación de futbolistas españoles extraordinarios que seguirán dándonos muchas alegrías. Por eso, estoy seguro de que no hará falta esperar otros 50 años para que el manchego tenga sucesor.

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