Llega un punto en el que ya da hasta casi lo mismo el resultado. Suena exagerado y hasta soberbio, pero es que llegados a este punto, el problema con más pronta solución que tiene el Nàstic de Tarragona en estos momentos es el de los refuerzos. Hay que fichar ya, sí o sí. Se está escapando el tiempo, pasan los partidos y aumentan las derrotas. También crece la diferencia de puntos con el primero de la clasificación que evitaría el descenso. Y ni Joan Carles Oliva ni la actual plantilla parecen ser la solución a los males.
Oliva, en un entrenamiento. (www.gimnasticdetarragona.cat)
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Por lo tanto, son los despachos los que deben de mover los hilos. Pasan los días y aquí no llega nadie. En parte, es comprensible. A ver qué jugador que sirva para aumentar el nivel de la actual plantilla y que, además, no cuente para su actual equipo, decide arriesgarse a jugar con el colista de la Segunda División. Sin embargo, pongo la mano en el fuego que habrá decenas de jugadores en la categoría, y hasta en Primera División, que se mueren por disponer de minutos, crecer, demostrar que valen para esto del fútbol profesional. El perfil de este último futbolista es lo que pretenden en Tarragona, pero está costando convencerlo.
En la agenda de Josep María Nogués, director deportivo del club, hay actualmente dos futbolistas: por un lado, Borja Viguera, delantero de 23 años que pertenece a la Real Sociedad y que en el equipo donostiarra no cuenta con oportunidades por parte de Martín Lasarte. Que ya tiene en nómina a Tamudo, Agirretxe, Llorente e Ifrán. Pese a ello, ha debutado en la máxima competición del fútbol español este ejercicio. Por otro, Álex Bergantiños, centrocampista del Granada que tampoco ha sido tan protagonista en el cuadro andaluz como hasta él mismo se imaginó en verano y que no vería con malos ojos recalar en el Nou Estadi. Cedido por el Deportivo, ocupa el puesto de pivote y sería con los gallegos con los que habría que negociar su incorporación siempre y cuando el Granada diese el visto bueno a su salida. A sus 25 años, sueña con relanzar su carrera para volver algún día a su Galicia natal.
Así las cosas, de momento no hay nada concretado y parece que va a costar más de la cuenta. Un servidor apostaría, además de los jugadores que suenan, por otros descartes de conjuntos de Primera, léase el Málaga, que ha fichado a raudales y busca destino a más de algún futbolista. Uno que sería un buen fichaje es, precisamente, Albert Luque. Experimentado, de la tierra y sin minutos, encajaría en el Nàstic y daría ese plus de calidad a la plantilla en busca de la salvación. Costaría cero porque este martes rescindió su contrato con los blanquiazules, aunque es muy probable que a los dirigentes granas ni se les haya pasado por la cabeza y, en caso de que así fuera, convencerle podría ser muy complicado (o caro).
Con todo, la salvación está ya a seis puntos y este sábado los de Oliva reciben al Valladolid, un equipo con aspiraciones a ascender y que se ha desinflado en las últimas jornadas. Difícil envite, más o menos como todos los que le esperan al último clasificado de la categoría de plata.