Lo peor de la Nochevieja es la programación televisiva. Actuaciones musicales grabadas hace semanas que aparentan ser directos, especiales que hacen los programas habituales de la parrilla, repeticiones y refritos... Pero no se le puede pedir más a un día en que la televisión es una mera compañera de las reuniones familiares.
Lo que no puede faltar es el espacio de humor en TVE. José Mota estuvo a la altura, como siempre. Quien no lo viera, que busque los vídeos en la web de la cadena (http://www.rtve.es/television/especial-nochevieja-jose-mota/). Imaginar a nuestro campechano Rey imitando, antes del discurso de Navidad, a Camilo Sesto, Michael Jackson, Tom Jones o Miguel Bosé es de las parodias más divertidas del año. Memorable también es la imitación del programa de Cuatro de El Hormiguero, que contó con la presencia de las verdaderas hormigas Trancas y Barrancas, Luis Piedrahita, Marron o Jandro, además del propio Pablo Motos. Hasta “el hombre de negro” apareció para cantar el “Vete a dormir”. Todo prisas, todo movimiento, sin dejar hablar al invitado... El programa real está a un paso de ser así de disparatado, quizás es eso precisamente lo que atrae a su audiencia.
Sin embargo, el especial “¡Estamos contentos?” de José Mota no tuvo sabor a Nochevieja. Aquellos Martes y Trece, que llenaron año tras año la pantalla de nuestro televisor con su toque festivo y surrealista, eran otro elemento más de la Navidad, como el pesebre o las gambas. Hasta los nombres de los programas tenían su aquel: “A por uvas” (1989), “¡Venga el 91!” (1990), “El 92 cava con todo” (1991) o “A Belén pastores” (1995).
Pero los tiempos cambian. O no tanto. Que si en 2009 Jorge Javier Vázquez y Belén Esteban presentaron las campanadas en Telecinco, esta Nochevieja hicieron la gala previa, junto a sus compañeros de “Sálvame”. Si era en directo, ¿el público no tiene nada mejor que hacer esa noche que estar aplaudiendo en el plató? Cuánto les debieron pagar...
Aparte del moño imposible de Belén Esteban y la eterna pregunta de si no pueden llevar petacas más pequeñas que no se vean con los vestidos de gala, que queda ridículo, “La última cena” fue un espacio entretenido y lleno de buenos propósitos para el año entrante. Ni mejor ni peor que la apuesta de Antena 3, con su especial de “El club del chiste”.
Ya no recuerdo bien cómo era la televisión en estas fechas cuando era pequeña, pero sí que me viene a la memoria el ambiente general navideño no impostado. Quizás es que cualquier tiempo pasado nos parece mejor. ¡Vuelve con tu capa, Ramonchu!