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Alberto Mendo

Año nuevo, retos nuevos

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Después de tocar el cielo en 2010, ¿se puede subir más alto? Ésa es la difícil misión del deporte español a lo largo de los próximos 12 meses. Parece improbable superar los éxitos del año pasado en un 2011 de transición, marcado por las distintas escalas hacia los Juegos Olímpicos de Londres. Con la selección de fútbol sin una cita de gran calado, serán el resto de deportistas los encargados de proponer emociones y lograr victorias. No obstante, ya hemos vivido años en los que la suma de pequeños éxitos ha dejado un sabor igualmente dulce. Matizo lo de “pequeños” porque es tan meritorio un triunfo de la “roja” del balompié como los logros en vela, pero difieren en el seguimiento popular e informativo.

A nivel de equipo, el reto más atractivo llegará en la recta final del verano. La selección de baloncesto tendrá el complicado objetivo de revalidar su título de campeón de Europa. La cita será en Lituania, donde los de Scariolo estarán obligados a resarcirse de la decepción del pasado Mundial. Entonces faltó Pau Gasol (y así nos fue), por lo que el jugador de Los Ángeles Lakers tiene la deuda de contribuir a regresar a lo más alto. La tregua (merecida) para confirmarse como el mejor baloncestista español de la historia, conquistando su segundo anillo de la NBA, no sería ya comprensible en esta ocasión. Con Londres 2012 a la vuelta de la esquina, tiene el deber de cumplir otra vez con el combinado nacional y su equipo, el de darle permiso.

Eso sí, el primer gran campeonato internacional empezará en diez días en Suecia: el Mundial de balonmano. El reto de los pupilos de Valero Rivera es superar el sexto puesto del pasado Europeo e, incluso, reeditar la gesta que en 2005 les llevó a proclamarse campeones del mundo. En el término medio, repetir el bronce de los Juegos de Pekín sería ya un botín notable para un conjunto que mezcla experiencia y nuevos jóvenes talentos.

Otro de los deportes que volverá a concentrar focos es el tenis. Por una parte, estarán los títulos individuales que vayan consiguiendo los miembros de nuestra Armada. En este sentido, el triunfo de Rafa Nadal en Abu Dabi ante Federer en el día de Año Nuevo es un buen presagio; el reto del balear, además se seguir engordando su palmarés, será mantener su condición de número 1 de la ATP. Además de sus trofeos, es previsible contar también con un puñado de Fernando Verdasco, en el año que debe confirmar su madurez para subir del puesto 8, y con algunos también de David Ferrer, que tiene la misión de mostrarse más regular en pistas que no sean de tierra. También en la élite tiene que consagrarse Nico Almagro, mientras que la tarea de Juan Carlos Ferrero es recuperar su mejor versión, algo aún posible según demostró en algunos tramos de la temporada pasada. Del rendimiento de todos ellos (y de otros como Feliciano López, Guillermo García-López o Marcel Granollers) dependerá el otro gran reto de la raqueta: la Copa Davis, cuya andadura comenzarán en marzo ante Bélgica.

Donde también se espera una lluvia de triunfos, en forma de medallas, es en las piscinas de Shangai. Será en verano cuando la mejor generación de nadadores que ha tenido España, liderada por Mireia Belmonte y Rafa Muñoz, demuestre su dominio en los Mundiales. Al margen están otras dos grandes bazas: la selección masculina de waterpolo y, sobre todo, las chicas de la sincronizada, con el aliciente del regreso de Gemma Mengual.
Si me lo permiten, tengo menos esperanzas en el atletismo, aunque confío en que la sombra del dopaje provoque un efecto rebote. Creo que sólo hay dos alternativas: o los españoles salen a reivindicarse (en los Europeos de marzo y, después, en los Mundiales de agosto) y recuperamos un prestigio que ahora está en la penumbra, o será el año en el que el fracaso en este deporte obligue a un relevo generacional que en algunas disciplinas se lleva retrasando inexplicablemente.

Queda demostrado que en este 2011 se puede lograr una cosecha de éxitos tan productiva e ilusionante como la de 2010. Y eso que en esta columna faltan deportes como el ciclismo, la gimnasia, el piragüismo, el voleibol, el hockey, la esgrima... En todos ellos tenemos vigentes medallistas olímpicos, aunque ocupen menos portadas. El reto de este año promete...

Año nuevo, retos nuevos

Alberto Mendo
Alberto Mendo
lunes, 3 de enero de 2011, 09:16 h (CET)
Después de tocar el cielo en 2010, ¿se puede subir más alto? Ésa es la difícil misión del deporte español a lo largo de los próximos 12 meses. Parece improbable superar los éxitos del año pasado en un 2011 de transición, marcado por las distintas escalas hacia los Juegos Olímpicos de Londres. Con la selección de fútbol sin una cita de gran calado, serán el resto de deportistas los encargados de proponer emociones y lograr victorias. No obstante, ya hemos vivido años en los que la suma de pequeños éxitos ha dejado un sabor igualmente dulce. Matizo lo de “pequeños” porque es tan meritorio un triunfo de la “roja” del balompié como los logros en vela, pero difieren en el seguimiento popular e informativo.

A nivel de equipo, el reto más atractivo llegará en la recta final del verano. La selección de baloncesto tendrá el complicado objetivo de revalidar su título de campeón de Europa. La cita será en Lituania, donde los de Scariolo estarán obligados a resarcirse de la decepción del pasado Mundial. Entonces faltó Pau Gasol (y así nos fue), por lo que el jugador de Los Ángeles Lakers tiene la deuda de contribuir a regresar a lo más alto. La tregua (merecida) para confirmarse como el mejor baloncestista español de la historia, conquistando su segundo anillo de la NBA, no sería ya comprensible en esta ocasión. Con Londres 2012 a la vuelta de la esquina, tiene el deber de cumplir otra vez con el combinado nacional y su equipo, el de darle permiso.

Eso sí, el primer gran campeonato internacional empezará en diez días en Suecia: el Mundial de balonmano. El reto de los pupilos de Valero Rivera es superar el sexto puesto del pasado Europeo e, incluso, reeditar la gesta que en 2005 les llevó a proclamarse campeones del mundo. En el término medio, repetir el bronce de los Juegos de Pekín sería ya un botín notable para un conjunto que mezcla experiencia y nuevos jóvenes talentos.

Otro de los deportes que volverá a concentrar focos es el tenis. Por una parte, estarán los títulos individuales que vayan consiguiendo los miembros de nuestra Armada. En este sentido, el triunfo de Rafa Nadal en Abu Dabi ante Federer en el día de Año Nuevo es un buen presagio; el reto del balear, además se seguir engordando su palmarés, será mantener su condición de número 1 de la ATP. Además de sus trofeos, es previsible contar también con un puñado de Fernando Verdasco, en el año que debe confirmar su madurez para subir del puesto 8, y con algunos también de David Ferrer, que tiene la misión de mostrarse más regular en pistas que no sean de tierra. También en la élite tiene que consagrarse Nico Almagro, mientras que la tarea de Juan Carlos Ferrero es recuperar su mejor versión, algo aún posible según demostró en algunos tramos de la temporada pasada. Del rendimiento de todos ellos (y de otros como Feliciano López, Guillermo García-López o Marcel Granollers) dependerá el otro gran reto de la raqueta: la Copa Davis, cuya andadura comenzarán en marzo ante Bélgica.

Donde también se espera una lluvia de triunfos, en forma de medallas, es en las piscinas de Shangai. Será en verano cuando la mejor generación de nadadores que ha tenido España, liderada por Mireia Belmonte y Rafa Muñoz, demuestre su dominio en los Mundiales. Al margen están otras dos grandes bazas: la selección masculina de waterpolo y, sobre todo, las chicas de la sincronizada, con el aliciente del regreso de Gemma Mengual.
Si me lo permiten, tengo menos esperanzas en el atletismo, aunque confío en que la sombra del dopaje provoque un efecto rebote. Creo que sólo hay dos alternativas: o los españoles salen a reivindicarse (en los Europeos de marzo y, después, en los Mundiales de agosto) y recuperamos un prestigio que ahora está en la penumbra, o será el año en el que el fracaso en este deporte obligue a un relevo generacional que en algunas disciplinas se lleva retrasando inexplicablemente.

Queda demostrado que en este 2011 se puede lograr una cosecha de éxitos tan productiva e ilusionante como la de 2010. Y eso que en esta columna faltan deportes como el ciclismo, la gimnasia, el piragüismo, el voleibol, el hockey, la esgrima... En todos ellos tenemos vigentes medallistas olímpicos, aunque ocupen menos portadas. El reto de este año promete...

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