Ya se ha dado a conocer el nombre de los candidatos que el PP presentará en las próximas elecciones autonómicas y en las diferentes comunidades autónomas. Estamos ante el triunfo de las tesis más conservadoras, retrógradas y desmemoriadas. El Partido Popular, en vez de mirar al futuro e intentar llegar a Moncloa --para evitar que el inútil del 'Vendeburras' de Zapatero siga arruinando España-- ha optado por mirar al pasado y seguir la línea de la derecha más rancia y cavernaria. De esa lista, apenas se salvan Esperanza Aguirre y Luisa Fernanda Rudi, además de Feijoó en Galicia y Antonio Basagoiti en las provincias vascongadas, cuyas elecciones ahora no tocan. Los mediocres que equipos que rodean a Mariano Rajoy han optado por más de lo mismo, que viene a ser la confirmación de las tesis de Lolita de Cospedal; sin duda, uno de los mayores errores cometidos por el PP. Ahora entiendo que el Gobierno esté tan contento con Rajoy y su gente, a la vez que se despendola de las contradicciones de la derecha.
Con tales perspectivas, el PP no tocará poder de lejos. En el hipotético caso de tener mayoría absoluta, el partido de la derecha no tiene soluciones para salir de la crisis. El actual Gobierno ha llevado a España a tal nivel de degradación que la ciudadanía ha dejado de creer en él, pero tampoco cree en los partidos de la oposición. ¿Por qué? Pues por muchos motivos, pero la guinda del pastel ha sido el hecho de cercenar y degradar todo lo relativo a las jubilaciones, excepto las suyas. Por cierto, si la mayoría del PP llegara a ser simple, puedo prometer y prometo que no tocará poder, porque de nuevo se instaurará el “cordón sanitario” que funcionó durante toda la legislatura pasada y la anterior.
Las jubilaciones de los diputados no solo no se tocan sino que se protegen como si fuesen un bien de Estado. Es una prueba más del desprecio de los propios políticos a los trabajadores; una prueba más de que las aspiraciones políticas no se basan en trabajar por mejorar los servicios a la ciudadanía; un ejemplo claro de que los partidos políticos empiezan a ser enemigos de los ciudadanos. De ahí los desengaños a la hora de votar, lo mal vista que está la clase política actual y la urgente necesidad de implantar las listas abiertas en las elecciones generales, autonómicas y municipales.
La ciudadanía empieza a sentirse prisionera de sus políticos. Los mal llamados representantes de la patria, cada vez representan a menos cantidad de ciudadanos, porque han perdido la vergüenza; es decir, quien pierda la vergüenza se convierte en sinvergüenza. Y ya se sabe, cuando los mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto.
También hemos de tener presente aquella máxima donde se dice que "los pájaros enjaulados no cantan sino que se pasan la vida llorando y pidiendo socorro". ¿Qué queremos decir? Pues que este tipo de políticos y de partidos ya no sirven en las sociedades modernas, además de representar un problema para esas mismas sociedades. Faulkner decía que no se puede confiar en los malos políticos ni en las malas personas, porque no cambian jamás.