No me hace ninguna gracia que el ‘zapatones’, Miguel Sebastián, sobrante ministro de Industria y fraude demostrado de la política española, juegue con los conceptos y las ideas. Y mucho menos que se tome a mofa la subida de las taridas eléctricas. Algo que como ciudadano me cabrea, aunque como accionista de eléctricas ayudará a que 2011 sea menos ruin.

Si con el dinero que José María Aznar dio a las eléctricas durante su mandato, los accionistas pudimos alcanzar las ochocientas mil pesetas de entonces, esta vez hablamos de cincuenta y cinco mil millones de euros; tal montante quiere decir que se podrá rescatar una miseria de unos seis mil euros como media entre los accionistas. Siempre ha dicho mi amigo Juanjo, ínclito sociata él, que “Sebastián es bastante cutre como político, porque acaba mirando hacia los pudientes y masacrando al obrero”. Dicho sea de paso, la actitud cutre se ha demostrado que la comparten prácticamente todos los ‘padres de la patria’, desde el momento que han decidido zurrar la badana al currito retrasando la edad de jubilación, mientras las jubilaciones de diputados y senadores siguen siendo intocables, además de no tributar a Hacienda en un importante porcentaje. ¿Se puede alcanzar mayor grado de miseria, desprecio e indignidad?

Miguel Sebastián explicó que la Tarifa de Último Recurso (TUR) de la luz subirá en enero un 9,8%. Su demostrada y trasnochada chulería le llevó a exponerlo como que es una cuestión de "necesidad y responsabilidad". A ello añadió que el Gobierno "trabaja para que no se repitan estos incrementos". Pues no, señor Sebastián, ni es una medida necesaria ni responde a un problema coyuntural, así que déjese de decir sandeces, porque cuanto más profundiza en el tema peor queda usted. Y por favor, no hable de la subida del crudo, porque entonces se desvanece por completo su teoría; le podemos recordar que tras bajar considerablemente el precio del barril de petróleo, el Gobierno socialista no ha bajado la gasolina; es más, la ha subido y tiene prevista otra subida para febrero. Usted no se entera o no le permiten que se entere. Total… para salir a los medios de comunicación diciendo tonterías, seguramente en su Ministerio habrán dicho que le mantengan a usted al margen. Como sabe, no es la primera vez.

La subida de la tarifa de la luz en enero supondrá, según Sebastián, "poco más que el precio de un café por persona al mes”. Industria ha calculado que cada uno de los consumidores de un hogar medio pagará alrededor de 3,2 euros más al mes. Lo que quiere decir que será aproximadamente el doble. Ni el Gobierno ni los propios Ministerios aciertan cada vez que dan una cifra; es más, cada vez que hablan sube el pan, la leche, los huevos y la crispación.

Barbaridades y estupideces como las que acaba de decir Miguel Sebastián son las que le granjearon el apodo de Miguel “Sevahostiar”, como recordarán quienes siguieron de cerca la campaña a las elecciones municipales de Madrid. Su ‘puñalada’ a Alberto Ruiz Gallardón hizo que quedara como ‘el tonto del pueblo’ con chaira barriobajera y navaja cabritera. ¿Resultado? Su fracaso, retirada por la puerta trasera, ridículo al por mayor y mofa al conocerse su nombramiento como ministro de Industria. Y esas tonterías han vuelto a tener repercusión en las redes sociales estos últimos días. Por eso habrá que estar pendientes de lo que pueda suceder en breve; de momento, el Partido Socialista le ha pedido que se calle o se meta la lengua donde pueda o donde le quepa.

José María Aznar pagó a las eléctricas con recursos públicos existentes, con lo que no repercutió directamente en la ciudadanía el coste de la subida. No es de extrañar que los más avispados consideren patético que aficionados a la política, como Manolo Chaves o Pepiño Blanco, adjudiquen la subida de la luz a los gobiernos del PP de hace siete años.

De nuevo el partido del Gobierno culpa al PP ante la ignorancia y mediocridad de sus cargos públicos. Por cierto, una ignorancia donde buena parte de los diputados y altos cargos del Gobierno se desenvuelven como peces en el agua o puercos en el albañal.