Y por fin llegó la navidad. Turrón, luces de colores y serpentinas. Es una catástrofe para el ciudadano medio que embutido en unas fiestas impuestas por la tradición católica y el consumismo se ve abocado, muy a su pesar, a dirigirse hacia reuniones familiares que en el fondo todo el mundo está deseando eludir. Pero más allá del típico discurso panfletario, tal vez, lo peor es comprobar hasta qué punto la tradición se repite. Y es que las distribuidoras varían menos sus productos en estos días tan marcados que el discurso del rey en año nuevo. Esta broma, puntualizo, no tiene nada que ver con la película que lleva ese mismo nombre (‘El discurso del rey’), puesto que en esta ocasión hablamos de la excepción que confirma la regla. Puede tratarse perfectamente del mejor estreno de la semana.
Grandes producciones que fijan ahora su estreno para poder ser rentables, películas insípidas que contratan a una cara conocida para que el espectador se decante por ellas y, por supuesto, películas que tratan sobre la navidad o algún hecho navideño. Tres variantes que confluyen en muchas ocasiones en el mismo título. ‘Ahora los padres son ellos’ (‘Little Fockers’) es una secuela más que está consiguiendo que me aficione a las pastillas antiácido. No tiene un actor conocido, tiene un elenco. Y eso, señoras y señores, se paga. Al resto, no voy ni a nombrarlas.
La palma se la lleva ‘Tengo algo que deciros’ (‘Mine vaganti’). Le han dado tan poco crédito sus distribuidores en España a este proyecto que han traducido su título desvelando todos los secretos de su trama. Una película reflejo de la sociedad italiana, más atrasada que nosotros culturalmente si cabe, en cuanto a prejuicios y tradición se refiere. En nuestro país, comenzamos a intentar superar el tabú de la homosexualidad en la transición hasta conseguir que se convirtiera algo ‘cotidiano’, un hecho que ya no justifica el argumento de una película. En cambio, seguimos haciendo largometrajes sobre la guerra civil y la posguerra. Supongo que cada país cuenta historias sobre aquello que todavía no ha logrado superar. Si esto es así, esta temática será la que cobrará fuerza en Italia una vez salgan de su actual dictadura (si es que algún día lo consiguen).
La televisión también es un caso de estudio. No recuerdo cuantas veces pude ver durante los años noventa la película ‘Los fantasmas atacan al jefe’ (‘Scrooged’) en algún canal de la pequeña pantalla. Ahora la cosa no ha mejorado. Por consiguiente, no hay mucho más que comentar al respecto. La cartelera de esta semana le quita a uno las ganas de escribir. Menos mal que esta semana hemos tenido una buena noticia. Parece que algunos de nuestros políticos, ya sea por ganar votos o por llevar la contraria sistemáticamente, han recuperado un ápice de su cordura. O tal vez es que leyeron las palabras de Jean-Luc Godard en el artículo de la semana pasada. Al menos por el momento podemos respirar tranquilos tras fracasar el primer intento de aprobación de la ley Sinde. Por mucho que Marcelino Iglesias, González-Sinde y buena parte del PSOE peleen por favorecer una vez más a sus amigos de la SGAE , algunos partidos parecen entender que esta medida significa pasar por encima de los derechos de los ciudadanos. Esperemos que ese sentido común siga priorizando en ellos por encima de los intereses políticos. De otro modo, serán capaces de condenar la publicación de los cables de Wikileaks (¿acaso dudaban que no iba a mencionarlo en un artículo?) como plagio o pedir derechos de autor (ya puestos a hacer cosas absurdas). Felices fiestas.