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Martín Cid

2011

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El 2011 está a punto de subyugarnos con sus finas promesas. Ayer estaba en un bar (por eso de aprovechar hasta el 2 de enero) y escuchaba las declaraciones de Zapatero: España necesita al menos cinco años más de cambios sociales. Mi pregunta es evidente: ¿aún más? Sí, más aún: ¿y qué diantres pasa con esos pequeños asuntos tales como “arreglar la situación económica”? Entiendo perfectamente que es una nimiedad, pero quizás las personas estarían más contentas si en España, por ejemplo, hubiese un 2011 con dinero. Parece que no va a ser así, y por ejemplo el año que viene si te toca el Gordo vamos a tener que pagar a Hacienda. Claro, antes no porque era estatal pero con eso de la privatización… ¡todos a pagar aún más!

No sé si el asunto de que las loterías estén libres de impuestos se mantendrá (estoy seguro de que no), pero lo que sí que sé es que los nuevos “cambios sociales” vendrán aún peor. El otro día hablaba con el dueño de un bar, un chaval bien majo, que me decía que el 80% de sus clientes eran fumadores y que volverían, sí, pero que se tomarían una caña en vez de tres porque se irían a fumar a la calle. No crean que soy irónico (que lo soy), sean bienvenidos estos cambios porque, por seguir con este mismo ejemplo, los clientes que antes no iban a los bares seguirán sin ir y los que antes iban dejarán de ir, al menos tan habitualmente como antes. ¡Bienvenida sea la norma! Me decía este mismo chaval que al menos le quedaba un consuelo: en Grecia la pusieron y a los tres meses se echaron para atrás.

¿De veras confían en que este gobierno (con pretendida minúscula) se eche para atrás y reconozca por vez primera un error? Yo no confío demasiado, no.

Por mi parte, en el 2010 publiqué un pequeño libro sobre la propaganda que me enseñó muchas cosas: ninguna medida está dictada al azar y, desde luego, todas las medidas que tome el gobierno serán para beneficio propio (dícese, de los gobernantes, no a favor de España).

El 2011 nos traerá también el viejo asunto de Cataluña. ¿Independencia al fin? Quién sabe, quién sabe. Dijeron el otro día que aún necesitaban un año más. Otra casualidad: dentro de un año y pico hay elecciones generales y ese año más cuatro más de legislatura socialista son… ¡Los cinco años que dijo Zapatero! Me parece simplemente increíble que en vez de pensar en arreglar el país sólo se piense en retomar una nueva legislatura. Y es que, en mi total ignorancia, estaría más dispuesto a votar a alguien que me mejora la vida que a alguien que plantea otros cuatro años de reformas que, al menos a mí, me han venido bastante mal.

Pero hoy precisamente se reforma el código penal para imponer condenas más duras a pederastas (que me parece bien) y a conductores que conduzcan después de haberse tomado una cerveza. Sé que haría demagogia poniendo en la misma balanza a unos y a otros, pero también me parece demagogia que precisamente se aplique una ley contra los conductores (para recaudar más, nada de para cuidarnos) poniendo de por medio un asunto tan grave como la pederastia.

Pero así son las cosas y yo no puedo cambiarlas.

Eso sí, me estoy planteando un serio asunto ético: nunca he votado porque me siento totalmente ajeno a este sistema impositivo de leyes absurdas. ¿Por qué entonces contribuir a él con mi voto? Pero fíjense ustedes que veo el asunto tan mal que me replanteo la cuestión y la necesidad de un cambio, no social porque ninguna culpa tienen los ciudadanos de una crisis financiera fomentada por los amigos de sus amigos que son sus amigos (que no míos)… un cambio en el rumbo de un país que va a la deriva entre cambio y cambio.

Ojalá hubiesen dejado España como estaba, que estaba muy bien. Una España en la que podíamos vivir tranquilamente y en la que ningún ciudadano se metía con el otro porque encendiese un pitillo o leyese uno u otro diario. Pero parece que algunos están empeñados en resucitar viejos odios y en dividirnos. ¿Quién dijo eso de “divide y vencerás”?

Suerte para el 2011, estimados lectores, la vamos a necesitar.

2011

Martín Cid
Martín Cid
jueves, 23 de diciembre de 2010, 23:00 h (CET)
El 2011 está a punto de subyugarnos con sus finas promesas. Ayer estaba en un bar (por eso de aprovechar hasta el 2 de enero) y escuchaba las declaraciones de Zapatero: España necesita al menos cinco años más de cambios sociales. Mi pregunta es evidente: ¿aún más? Sí, más aún: ¿y qué diantres pasa con esos pequeños asuntos tales como “arreglar la situación económica”? Entiendo perfectamente que es una nimiedad, pero quizás las personas estarían más contentas si en España, por ejemplo, hubiese un 2011 con dinero. Parece que no va a ser así, y por ejemplo el año que viene si te toca el Gordo vamos a tener que pagar a Hacienda. Claro, antes no porque era estatal pero con eso de la privatización… ¡todos a pagar aún más!

No sé si el asunto de que las loterías estén libres de impuestos se mantendrá (estoy seguro de que no), pero lo que sí que sé es que los nuevos “cambios sociales” vendrán aún peor. El otro día hablaba con el dueño de un bar, un chaval bien majo, que me decía que el 80% de sus clientes eran fumadores y que volverían, sí, pero que se tomarían una caña en vez de tres porque se irían a fumar a la calle. No crean que soy irónico (que lo soy), sean bienvenidos estos cambios porque, por seguir con este mismo ejemplo, los clientes que antes no iban a los bares seguirán sin ir y los que antes iban dejarán de ir, al menos tan habitualmente como antes. ¡Bienvenida sea la norma! Me decía este mismo chaval que al menos le quedaba un consuelo: en Grecia la pusieron y a los tres meses se echaron para atrás.

¿De veras confían en que este gobierno (con pretendida minúscula) se eche para atrás y reconozca por vez primera un error? Yo no confío demasiado, no.

Por mi parte, en el 2010 publiqué un pequeño libro sobre la propaganda que me enseñó muchas cosas: ninguna medida está dictada al azar y, desde luego, todas las medidas que tome el gobierno serán para beneficio propio (dícese, de los gobernantes, no a favor de España).

El 2011 nos traerá también el viejo asunto de Cataluña. ¿Independencia al fin? Quién sabe, quién sabe. Dijeron el otro día que aún necesitaban un año más. Otra casualidad: dentro de un año y pico hay elecciones generales y ese año más cuatro más de legislatura socialista son… ¡Los cinco años que dijo Zapatero! Me parece simplemente increíble que en vez de pensar en arreglar el país sólo se piense en retomar una nueva legislatura. Y es que, en mi total ignorancia, estaría más dispuesto a votar a alguien que me mejora la vida que a alguien que plantea otros cuatro años de reformas que, al menos a mí, me han venido bastante mal.

Pero hoy precisamente se reforma el código penal para imponer condenas más duras a pederastas (que me parece bien) y a conductores que conduzcan después de haberse tomado una cerveza. Sé que haría demagogia poniendo en la misma balanza a unos y a otros, pero también me parece demagogia que precisamente se aplique una ley contra los conductores (para recaudar más, nada de para cuidarnos) poniendo de por medio un asunto tan grave como la pederastia.

Pero así son las cosas y yo no puedo cambiarlas.

Eso sí, me estoy planteando un serio asunto ético: nunca he votado porque me siento totalmente ajeno a este sistema impositivo de leyes absurdas. ¿Por qué entonces contribuir a él con mi voto? Pero fíjense ustedes que veo el asunto tan mal que me replanteo la cuestión y la necesidad de un cambio, no social porque ninguna culpa tienen los ciudadanos de una crisis financiera fomentada por los amigos de sus amigos que son sus amigos (que no míos)… un cambio en el rumbo de un país que va a la deriva entre cambio y cambio.

Ojalá hubiesen dejado España como estaba, que estaba muy bien. Una España en la que podíamos vivir tranquilamente y en la que ningún ciudadano se metía con el otro porque encendiese un pitillo o leyese uno u otro diario. Pero parece que algunos están empeñados en resucitar viejos odios y en dividirnos. ¿Quién dijo eso de “divide y vencerás”?

Suerte para el 2011, estimados lectores, la vamos a necesitar.

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