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Antonio Pérez Omister

Los amigos del Sáhara

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Parece ser que ETA ha elegido a The New York Times, la BBC y el Wall Street Journal como destinatarios de su inminente mensaje anunciando una tregua. La fecha que se baraja ahora es el 1 de enero. No voy a disimular mi hartazgo por esta especie de connivencia que parece existir entre nuestros supuestos aliados anglosajones y la banda criminal.

¿Cómo hubiesen interpretado nuestros “aliados” norteamericanos que, tras los atentados del 11-S, varios medios españoles se hubiesen ofrecido como caja de resonancia para que los terroristas de Al Qaeda hubiesen expuesto sus “razones” para perpetrar los atentados? Y ¿qué hubiesen dicho si el Gobierno español hubiese calificado las actividades criminales de Al Qaeda como un “problema doméstico” circunscrito al ámbito norteamericano exclusivamente? La pregunta se contesta sola.

Quiero recordar que fue también el Wall Street Journal, tras los atentados del Once de Marzo, el que, antes que nadie, manejaba información “fehaciente” acerca de una presunta reivindicación islamista de los mismos. ¿Cómo podía saber con tanta precisión un periódico norteamericano lo que todavía ignoraba el CNI pocas horas después de estallar las bombas? El Wall Street Journal ya sabía todo esto cuando en España todavía se seguía barajando la autoría etarra de los atentados en los trenes.

Siempre he creído que una forma eficaz de combatir a ETA es la de no ofrecerle la más mínima cobertura mediática. Y no voy a cambiar hoy de proceder. No me interesan sus falsas “treguas”, lo que deben hacer es entregar las armas y dejar de asesinar. A partir de ahí, ya hablaremos.

En otro orden de cosas, mientras nuestros queridos “aliados” nos imponen una absurda e innecesaria enemistad con Irán, país situado en el corazón de Asia, en el otro extremo del mundo, y con el que jamás hemos tenido el menor rifirrafe, resulta que hemos de aceptar el trágala de la “amistad” marroquí y que el régimen de Rabat, que sí se ha manifestado en numerosas ocasiones como una amenaza para la seguridad de España, anuncie sus planes de construcción de una planta nuclear con fines civiles (¿?) en Sidi Boulbra, situada en la costa atlántica, y para la que Rusia se ha ofrecido a facilitar la tecnología necesaria sin que Estados Unidos o la Unión Europea hayan opuesto la mínima objeción.

Repsol no puede suscribir acuerdos con petroleras rusas, y el Gobierno español no puede vender armas a Venezuela, o a China; pero los marroquíes sí pueden comprar misiles de medio alcance a los chinos, y solicitar la ayuda de los rusos para construir las mismas plantas nucleares que, cuando las construyen los iraníes, suponen un “peligro” para el mundo libre y que, dicho sea de paso, los españoles tampoco podemos construir porque nos está prohibido hacerlo desde hace tres décadas.

Puede que Marruecos sea un aliado estratégico de Estados Unidos, pero no lo es de España. Todo lo contrario. Puede que Irán represente una amenaza para Estados Unidos, o para Israel. O para las petromonarquías del Golfo. Pero lo que es seguro, es que Irán no representa ninguna amenaza para España. Y Venezuela y Cuba tampoco. ¡Que cada palo aguante su vela!

Alguno podrá decir que Venezuela ha dado cobijo a dirigentes etarras: cierto. Francia, ahora gran “amiga” de España, lo estuvo haciendo durante décadas. Y Reino Unido ha negado recientemente la extradición del asesino Iñaki de Juana Chaos. Y Washington considera el terrorismo etarra un “problema doméstico” español. ¿Seguimos repasando los términos y los antecedentes de esa supuesta colaboración en materia antiterrorista con Estados Unidos, Reino Unido y Francia…?

Otra cosa es que, aparte de las minas de fosfatos saharauis que Marruecos expolia fraudulentamente, y de cuya rapiña se benefician principalmente Estados Unidos, Reino Unido y Francia, en el subsuelo de la frontera saharaui con Mauritania, se hayan descubierto importantes yacimientos de uranio, según la Oficina de Investigaciones Geológicas y Mineras francesa.

Un estudio sobre el tema recientemente presentado en Nuakchot, en presencia de varios responsables gubernamentales marroquíes, desvela lo que los expertos han calificado como “tesoros ocultos del Sáhara Occidental”. Estos investigadores hacen especial hincapié en la existencia de ricos yacimientos de uranio en el perímetro de Tichlá y en la zona de Tifariti, y la Oficina de Hidrocarburos y Minas marroquí ya está realizando estudios para extraer circonita y uranio en estos enclaves en territorio saharaui. De ahí el silencio, cobarde y encubridor, de la Unión Europea y de Estados Unidos ante las recientes represalias de Marruecos contra los refugiados saharauis.

Existe un repugnante contubernio conocido oficialmente como Grupo de Países Amigos del Sáhara, a saber: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y España. Pero la mera existencia de este grupo es altamente sospechosa. Fijémonos en su composición; cuatro países de ese grupo son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, y poseedores de sendos arsenales nucleares. España forma parte del grupo como convidado de piedra y encubridora de un expolio del que, además, no obtiene ningún beneficio. ¿Se puede ser más melifluamente mentecato?

Su vergonzosa, y desinteresada complicidad en la perpetración de este atraco al pueblo saharaui, es la mayor aportación del gobierno socialista a este “Grupo de Amigos del Sáhara” que más bien se comporta como un verdadero “enemigo” del pueblo saharaui. Las mismas vacuas declaraciones de intenciones, y la misma pastosa verborrea seseante, se repiten en todos los encuentros de la siempre mantecosa diplomacia socialista con los enviados especiales de la ONU. Y, así, día a día, se va ganando un tiempo precioso para que Marruecos vaya fortaleciendo su ocupación del Sáhara y explotando sus recursos naturales. El último: el uranio.

Estos falsos “amigos” del Sáhara son los responsables últimos de la grave desviación de las Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en el caso del Sáhara Occidental, y los que mueven los resortes para que la solución al conflicto, en lugar de discurrir por los cauces legales, lo haga por los cenagosos meandros de políticas mercantilistas que no contemplan los intereses del pueblo saharaui, sino los de un grupo de países usurpadores, y ajenos al conflicto, cuyo único interés es, a través de Marruecos, que ejerce ilegalmente de okupa en el territorio, obtener los mayores beneficios a través de la expoliación de los recursos naturales saharauis.

Con “amigos” como éstos, a los saharauis no les hacen falta más enemigos. Podríamos apostillar que se trata de “amigos de lo ajeno”, que es como antes se llamaba a los cacos de poca monta.

Los amigos del Sáhara

Antonio Pérez Omister
Antonio Pérez Omister
jueves, 23 de diciembre de 2010, 07:50 h (CET)
Parece ser que ETA ha elegido a The New York Times, la BBC y el Wall Street Journal como destinatarios de su inminente mensaje anunciando una tregua. La fecha que se baraja ahora es el 1 de enero. No voy a disimular mi hartazgo por esta especie de connivencia que parece existir entre nuestros supuestos aliados anglosajones y la banda criminal.

¿Cómo hubiesen interpretado nuestros “aliados” norteamericanos que, tras los atentados del 11-S, varios medios españoles se hubiesen ofrecido como caja de resonancia para que los terroristas de Al Qaeda hubiesen expuesto sus “razones” para perpetrar los atentados? Y ¿qué hubiesen dicho si el Gobierno español hubiese calificado las actividades criminales de Al Qaeda como un “problema doméstico” circunscrito al ámbito norteamericano exclusivamente? La pregunta se contesta sola.

Quiero recordar que fue también el Wall Street Journal, tras los atentados del Once de Marzo, el que, antes que nadie, manejaba información “fehaciente” acerca de una presunta reivindicación islamista de los mismos. ¿Cómo podía saber con tanta precisión un periódico norteamericano lo que todavía ignoraba el CNI pocas horas después de estallar las bombas? El Wall Street Journal ya sabía todo esto cuando en España todavía se seguía barajando la autoría etarra de los atentados en los trenes.

Siempre he creído que una forma eficaz de combatir a ETA es la de no ofrecerle la más mínima cobertura mediática. Y no voy a cambiar hoy de proceder. No me interesan sus falsas “treguas”, lo que deben hacer es entregar las armas y dejar de asesinar. A partir de ahí, ya hablaremos.

En otro orden de cosas, mientras nuestros queridos “aliados” nos imponen una absurda e innecesaria enemistad con Irán, país situado en el corazón de Asia, en el otro extremo del mundo, y con el que jamás hemos tenido el menor rifirrafe, resulta que hemos de aceptar el trágala de la “amistad” marroquí y que el régimen de Rabat, que sí se ha manifestado en numerosas ocasiones como una amenaza para la seguridad de España, anuncie sus planes de construcción de una planta nuclear con fines civiles (¿?) en Sidi Boulbra, situada en la costa atlántica, y para la que Rusia se ha ofrecido a facilitar la tecnología necesaria sin que Estados Unidos o la Unión Europea hayan opuesto la mínima objeción.

Repsol no puede suscribir acuerdos con petroleras rusas, y el Gobierno español no puede vender armas a Venezuela, o a China; pero los marroquíes sí pueden comprar misiles de medio alcance a los chinos, y solicitar la ayuda de los rusos para construir las mismas plantas nucleares que, cuando las construyen los iraníes, suponen un “peligro” para el mundo libre y que, dicho sea de paso, los españoles tampoco podemos construir porque nos está prohibido hacerlo desde hace tres décadas.

Puede que Marruecos sea un aliado estratégico de Estados Unidos, pero no lo es de España. Todo lo contrario. Puede que Irán represente una amenaza para Estados Unidos, o para Israel. O para las petromonarquías del Golfo. Pero lo que es seguro, es que Irán no representa ninguna amenaza para España. Y Venezuela y Cuba tampoco. ¡Que cada palo aguante su vela!

Alguno podrá decir que Venezuela ha dado cobijo a dirigentes etarras: cierto. Francia, ahora gran “amiga” de España, lo estuvo haciendo durante décadas. Y Reino Unido ha negado recientemente la extradición del asesino Iñaki de Juana Chaos. Y Washington considera el terrorismo etarra un “problema doméstico” español. ¿Seguimos repasando los términos y los antecedentes de esa supuesta colaboración en materia antiterrorista con Estados Unidos, Reino Unido y Francia…?

Otra cosa es que, aparte de las minas de fosfatos saharauis que Marruecos expolia fraudulentamente, y de cuya rapiña se benefician principalmente Estados Unidos, Reino Unido y Francia, en el subsuelo de la frontera saharaui con Mauritania, se hayan descubierto importantes yacimientos de uranio, según la Oficina de Investigaciones Geológicas y Mineras francesa.

Un estudio sobre el tema recientemente presentado en Nuakchot, en presencia de varios responsables gubernamentales marroquíes, desvela lo que los expertos han calificado como “tesoros ocultos del Sáhara Occidental”. Estos investigadores hacen especial hincapié en la existencia de ricos yacimientos de uranio en el perímetro de Tichlá y en la zona de Tifariti, y la Oficina de Hidrocarburos y Minas marroquí ya está realizando estudios para extraer circonita y uranio en estos enclaves en territorio saharaui. De ahí el silencio, cobarde y encubridor, de la Unión Europea y de Estados Unidos ante las recientes represalias de Marruecos contra los refugiados saharauis.

Existe un repugnante contubernio conocido oficialmente como Grupo de Países Amigos del Sáhara, a saber: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y España. Pero la mera existencia de este grupo es altamente sospechosa. Fijémonos en su composición; cuatro países de ese grupo son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, y poseedores de sendos arsenales nucleares. España forma parte del grupo como convidado de piedra y encubridora de un expolio del que, además, no obtiene ningún beneficio. ¿Se puede ser más melifluamente mentecato?

Su vergonzosa, y desinteresada complicidad en la perpetración de este atraco al pueblo saharaui, es la mayor aportación del gobierno socialista a este “Grupo de Amigos del Sáhara” que más bien se comporta como un verdadero “enemigo” del pueblo saharaui. Las mismas vacuas declaraciones de intenciones, y la misma pastosa verborrea seseante, se repiten en todos los encuentros de la siempre mantecosa diplomacia socialista con los enviados especiales de la ONU. Y, así, día a día, se va ganando un tiempo precioso para que Marruecos vaya fortaleciendo su ocupación del Sáhara y explotando sus recursos naturales. El último: el uranio.

Estos falsos “amigos” del Sáhara son los responsables últimos de la grave desviación de las Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en el caso del Sáhara Occidental, y los que mueven los resortes para que la solución al conflicto, en lugar de discurrir por los cauces legales, lo haga por los cenagosos meandros de políticas mercantilistas que no contemplan los intereses del pueblo saharaui, sino los de un grupo de países usurpadores, y ajenos al conflicto, cuyo único interés es, a través de Marruecos, que ejerce ilegalmente de okupa en el territorio, obtener los mayores beneficios a través de la expoliación de los recursos naturales saharauis.

Con “amigos” como éstos, a los saharauis no les hacen falta más enemigos. Podríamos apostillar que se trata de “amigos de lo ajeno”, que es como antes se llamaba a los cacos de poca monta.

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