La contundente derrota hace unas semanas en Euroliga frente al Charleroi dejaron al Real Madrid y a su técnico, Ettore Messina, muy tocados anímicamente y en cuanto a la credibilidad de su proyecto al frente de la sección de baloncesto del club blanco. Parecía que tras más de una temporada al frente del equipo este no había evolucionado en absoluto, mostrando las mismas carencias, las mismas debilidades y una tácita resignación que resentía el espíritu competitivo del equipo a pesar de las numerosas entradas y salidas que ha venido sufriendo la plantilla.

Curiosamente, ha sido a partir de ese momento tan delicado cuando el equipo merengue ha recuperado en gran parte su optimismo. De forma bastante inesperada los de Messina se han puesto al frente de la liga ACB. Pero hay algo que si bien guarda relación con dicho liderato es mucho más importante que ostentar tal condición, y es que por primera vez en mucho tiempo los madridistas se ven con capacidad real de plantar cara a Caja Laboral Vitoria y a Regal Barça. Tanto baskonistas como culés están mostrando una irregularidad inusitada en los últimos meses y puede ser el momento propicio para derribar esa barrera mental que impedía crecer al Real Madrid. Además, en Europa los equipos otrora fijos en la Final Four también están dando síntomas de debilidad, como el CSKA de Moscú, apeado de la competición tras muchos años de ser un fijo en el último fin de semana de la competición. Los dos grandes conjuntos griegos, Olympiakos y Panathinaikos, tampoco atraviesan su momento más boyante a pesar de contar, sobre todo los primeros, con plantillas y presupuestos estratosféricos.

De todos modos no conviene obviar que el Regal Barça sigue siendo el favorito frente al Real Madrid tanto por los precedentes y la superioridad mental que estos otorgan a los blaugranas como por el hecho de ser el Madrid un equipo en construcción y con numerosas dudas de cual puede ser el rendimiento de muchos de sus jugadores en partidos de alto voltaje. Por el contrario, el Regal Barça es un equipo ya consolidado y con los roles perfectamente distribuidos. Además, si analizamos ambos equipos línea por línea, vemos que los jugadores blancos o bien han naufragado con anterioridad en duelos directos o están todavía por mostrar su potencial.

La verdadera prueba de juego llegará en el próximo y reciente duelo entre ambos conjuntos. Lo cierto es que un triunfo del Real Madrid haría mucho más atractiva la temporada de cara al espectador neutro. Pero una victoria barcelonista supondría una evidencia de que por el momento, la vida sigue igual, además de un duro varapalo para las aspiraciones madridistas para la presente temporada.