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Juan Antonio Aznar

La paloma se comió al buitre

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Si no fuera porque se trata de mi Efesé y está el nombre de Cartagena por medio, confieso que el serial resulta bastante divertido; pitonisas, deslealtades, periodistas encabronados, comisiones de fichajes, aficionados que dan palos de ciego y enarbolan las más peregrinas teorías… Eso sí, nada de esto es, en realidad, algo novedoso.

Naturalmente, los aficionados llegados al abrigo del ascenso tienen todo el derecho del mundo a sorprenderse por todo lo que está sucediendo en el club, a no dar crédito a según qué rumores, etc. Incluso, puedo llegar a comprender que, en un vano intento de negar la realidad, se empeñen en defender a un tío que desaparece una semana -de vacaciones o de negocios, me da igual- justamente después de cargarse a aquél que ha servido al club durante cinco años y que, ayer no más, era, junto a él mismo, “el único galáctico del Efesé”.

Lo que ya me fastidia más es la gente, aficionados y medios de comunicación que, tras años de silencio aquiescente parecen haber descubierto ahora, de repente, quién es Paco Gómez. Digo yo que el presidente del FC Cartagena ha dado, durante estos años, sobradas muestras tanto de su particular y autoritario carácter como de su afición al folclore, el esoterismo y las ciencias ocultas. Éso y su desafección hacia nuestra ciudad no son nada nuevo y, al menos, hay que reconocerle que no ha engañado nadie. Así que no sé a qué viene ahora lo de rasgarse las vestiduras ante los ademanes despóticos del de Jacarilla o alarmarse por el ridículo que, a buen seguro, no tardaremos en hacer a escala nacional si es que nadie lo remedia. Era cuestión de tiempo y había que estar ciego para no darse cuenta.

En fin, yo no sé qué va a pasar en nuestro Efesé , y digo “nuestro” porque, a pesar de no poseer ni una sola acción del mismo, yo, como muchos cartageneros, sigo sintiendo al Cartagena como algo propio que está por encima de las cosas y de las personas; yo no sé, digo, lo que va a pasar, pero barrunto que no será nada bueno. Toda esta cascada de destituciones ¿Debe ir preparando las barbas el director general Paco López? pero, sobre todo, la reciente recuperación del Paco Gómez de antaño, en estado puro –acusando a jugadores de venderse, consultando santeros y montando el pollo con la prensa, etc- tras año y medio en el que parecía haber aprendido a contenerse, tiene visos de acabar muy mal.

Convengamos que, independientemente de los motivos del cese de Buitrago -caprichosos o justificados- éste no es modo de llevar un club profesional y la cosa acabará explotando por algún lado. No se puede ir echando a la gente, sin dar mayores explicaciones y marcharte al día siguiente de vacaciones. No se puede ir pisoteando a la prensa de esa manera, acusándola del fracaso de la campaña de abonos, prohibiendo las entrevistas con jugadores y negándote a hablar con los medios que te critican. No se puede pretender teledirigir un club desde la distancia, dedicándole 20 minutos de tu tiempo al día y negarles a los profesionales que malpagas la autonomía necesaria para tomar decisiones por ellos mismos. Y no se puede, en definitiva, pretender dirigir un club de fútbol, que mueve tantas pasiones, recibe tanto dinero público e importa a tanta gente, como si fuera un auténtico cortijo en el que haces y deshaces a tu antojo o dices el primer disparate que se te ocurre. Bueno, como poder, se puede, pero tiene sus consecuencias…

Porque una cosa es hacer el indio en segunda b, en una ciudad deprimida en la que esto del fútbol local importa más bien poco y otra, muy distinta, ponerse a hacer gansadas en la LFP, donde el seguimiento es mucho mayor y donde los focos de las televisiones y las radios otorgan una mayor visibilidad a todo lo que haces y dices. Tras una temporada de relativo recato yo pensaba que, tal vez, Paco Gómez habría aprendido algo y no cometería el error de volver a las andadas (lo que dejaba, mal que bien, cierto resquicio para la esperanza). Ahora, viendo su decidido afán por volver a ser el de antes, tengo más claro que nunca que si esta situación, insostenible a todas luces, no da un giro de 180º estaremos asistiendo a el principio del fin de la era de FG en Cartagena. Lo que no sé es si aplaudirlo o lamentarlo.

La paloma se comió al buitre

Juan Antonio Aznar
Juan Aznar
miércoles, 15 de diciembre de 2010, 08:35 h (CET)
Si no fuera porque se trata de mi Efesé y está el nombre de Cartagena por medio, confieso que el serial resulta bastante divertido; pitonisas, deslealtades, periodistas encabronados, comisiones de fichajes, aficionados que dan palos de ciego y enarbolan las más peregrinas teorías… Eso sí, nada de esto es, en realidad, algo novedoso.

Naturalmente, los aficionados llegados al abrigo del ascenso tienen todo el derecho del mundo a sorprenderse por todo lo que está sucediendo en el club, a no dar crédito a según qué rumores, etc. Incluso, puedo llegar a comprender que, en un vano intento de negar la realidad, se empeñen en defender a un tío que desaparece una semana -de vacaciones o de negocios, me da igual- justamente después de cargarse a aquél que ha servido al club durante cinco años y que, ayer no más, era, junto a él mismo, “el único galáctico del Efesé”.

Lo que ya me fastidia más es la gente, aficionados y medios de comunicación que, tras años de silencio aquiescente parecen haber descubierto ahora, de repente, quién es Paco Gómez. Digo yo que el presidente del FC Cartagena ha dado, durante estos años, sobradas muestras tanto de su particular y autoritario carácter como de su afición al folclore, el esoterismo y las ciencias ocultas. Éso y su desafección hacia nuestra ciudad no son nada nuevo y, al menos, hay que reconocerle que no ha engañado nadie. Así que no sé a qué viene ahora lo de rasgarse las vestiduras ante los ademanes despóticos del de Jacarilla o alarmarse por el ridículo que, a buen seguro, no tardaremos en hacer a escala nacional si es que nadie lo remedia. Era cuestión de tiempo y había que estar ciego para no darse cuenta.

En fin, yo no sé qué va a pasar en nuestro Efesé , y digo “nuestro” porque, a pesar de no poseer ni una sola acción del mismo, yo, como muchos cartageneros, sigo sintiendo al Cartagena como algo propio que está por encima de las cosas y de las personas; yo no sé, digo, lo que va a pasar, pero barrunto que no será nada bueno. Toda esta cascada de destituciones ¿Debe ir preparando las barbas el director general Paco López? pero, sobre todo, la reciente recuperación del Paco Gómez de antaño, en estado puro –acusando a jugadores de venderse, consultando santeros y montando el pollo con la prensa, etc- tras año y medio en el que parecía haber aprendido a contenerse, tiene visos de acabar muy mal.

Convengamos que, independientemente de los motivos del cese de Buitrago -caprichosos o justificados- éste no es modo de llevar un club profesional y la cosa acabará explotando por algún lado. No se puede ir echando a la gente, sin dar mayores explicaciones y marcharte al día siguiente de vacaciones. No se puede ir pisoteando a la prensa de esa manera, acusándola del fracaso de la campaña de abonos, prohibiendo las entrevistas con jugadores y negándote a hablar con los medios que te critican. No se puede pretender teledirigir un club desde la distancia, dedicándole 20 minutos de tu tiempo al día y negarles a los profesionales que malpagas la autonomía necesaria para tomar decisiones por ellos mismos. Y no se puede, en definitiva, pretender dirigir un club de fútbol, que mueve tantas pasiones, recibe tanto dinero público e importa a tanta gente, como si fuera un auténtico cortijo en el que haces y deshaces a tu antojo o dices el primer disparate que se te ocurre. Bueno, como poder, se puede, pero tiene sus consecuencias…

Porque una cosa es hacer el indio en segunda b, en una ciudad deprimida en la que esto del fútbol local importa más bien poco y otra, muy distinta, ponerse a hacer gansadas en la LFP, donde el seguimiento es mucho mayor y donde los focos de las televisiones y las radios otorgan una mayor visibilidad a todo lo que haces y dices. Tras una temporada de relativo recato yo pensaba que, tal vez, Paco Gómez habría aprendido algo y no cometería el error de volver a las andadas (lo que dejaba, mal que bien, cierto resquicio para la esperanza). Ahora, viendo su decidido afán por volver a ser el de antes, tengo más claro que nunca que si esta situación, insostenible a todas luces, no da un giro de 180º estaremos asistiendo a el principio del fin de la era de FG en Cartagena. Lo que no sé es si aplaudirlo o lamentarlo.

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