Ni bastará. Aunque los primeros 45 minutos fueron de auténtico lujo en la Catedral, los pipiolos de Pochettino pecaron de inexperiencia, cosa que no les sobra pero que en esta temporada tampoco les ha faltado.
Al final, era de esperar que los leones rugieran. Y si el león asusta, el periquito se espanta. Durante alrededor de 70 minutos, los blanquiazules demostraron que su actual cuarto puesto en Champions no es moco de pavo y tampoco flor de un día. Pero la cabeza de Llorente y la cantada de Kameni y el golazo de David López pusieron San Mamés patas arriba y dejaron al Espanyol con cara de bobo, tal y como dijo Pochettino en la rueda de prensa posterior:”Todavía no me explico como hemos podido perder este partido”.
Sea como fuere, este sábado será diferente. No será un sábado cualquiera. Lo llevan esperando desde tiempos inmemoriales. ¿El qué? Saber a ciencia cierta que son capaces de jugarle un derbi de tú a tú al Barça cuando éste vive en un estado pluscuamperfecto de juego. Pero ya se sabe que Cornellá-El Prat es el estadio fortín de la liga española. Su hinchada se volcará como nunca antes. Tanto es así que la Curva Jove, el emblema del graderío, lleva varios partidos horneando el ambiente, sabedores de que es una oportunidad única e inmejorable.
Cabe decir que el año pasado ya estuvieron a punto de empatarles los dos partidos, pero un dudoso penalti sobre Xavi que Ibra transformó fue un impedimento mayor de lo que se merecían. Mas en este momento no sólo es un duelo de Champions…es la conquista territorial de Barcelona. Una Barcelona que a priori se quedará en eso, el Barcelona, o que pasará a ser sólo blanquiazul.