La Catedral del Toreo que es la Maestranza no cuenta desgraciadamente con un cartel digno de su afición taurina desde hace cuatro años, es más no hay feria taurina de postín en todo el orbe taurino que tenga peor cartel que el nuestro. Desde que el autor mallorquín Miquel Barceló iniciara la caída en picado del espíritu pictórico taurino de mi añorado y querido amigo Juan Maestre, otros en su lugar han decidido buscar la firma frente a la obra para tapizar de nombres que no de carteles taurinos un salón de su casa y así no vamos a ninguna parte.
No desmerezcamos ni un ápice la categoría artística y trayectoria de los autores, muy loables por cierto pero tan escasas de afición como de conocimiento en el arte de la tauromaquia a la vista esta de su pobre resultado. Son pintores que no han sido capaces de trasmitir la torería, la pasión, la emoción y la belleza acumuladas en una tarde cualquiera en la Catedral, que entendemos debería ser su principal objetivo con el fin de llenar los tendidos. ¿Alguien podría decirme al ver alguno de los últimos carteles que se trata de un encargo para anunciar las corridas de toros en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla? Claro que no, éstos mismo podrían ser para cualquier otra plaza no hay nada ni un solo signo que los identifique con la ciudad ni con su plaza, algo verdaderamente asombroso y que al parecer al comité de expertos se les ha debido pasar por alto en los últimos años. Nos sobran nombres en el panorama mundial taurino El bilbaíno Luis García Campos, el francés Jean Ducasse, el norteamericano Robert Ryan o el colombiano Diego Ramos, entre otros muchos para sustituir de un plumazo a estos pseudo vanguardistas rompedores excéntricos incapaces de reflejar nuestra religión sagrada para llenar de carteles de lujo y señorío toreros todas las calles de Sevilla. Decía el maestro del duende y la gracia improvisada, Rafael El Gallo que la verdad del toreo es tener un misterio que decir...y decirlo. Pues muy bien Sr. José María Sicilia, usted que presume de cartel como metáfora de una puerta hacia el misterio dichoso, no se quede a medias y dígalo de una puñetera vez, usted no ha sido capaz ni de pintar un toro completo ¿Cómo han podido pedirle un cartel de toros y encima para la Real Maestranza de Sevilla, la plazas entre las plazas? Menuda insensatez maestrante. Un momento he dicho pintar, resulta que el cartel al final es una fotografía tratada por ordenador, a lo mejor ante la ausencia de más tinta en el papel es hasta más que posible que la impresora Láser Jet del maestro Sicilia se quedara sin ella en el ultimo suspiro de su existencia, a ver si viene de ahí el misterio y su puerta. Puerta…lo que se dice puerta va a ser la que le vamos a dar usted más de uno visto lo visto al medio toro ese de Juan Pedro Domecq. Volvamos a los cánones clásicos señores maestrantes y encumbremos hoy a nuestra Carmen Laffón, con su precioso toro colorao del museo de la plaza de toros, eso si que es un toro de Sevilla.